Biogerontología: la ciencia sobre el envejecimiento biológico

El envejecimiento es estudiado desde muy diversos prismas. El paso de los años en los individuos y el mayor número de personas que alcanzan edades avanzadas supone un reto para un futuro no muy lejano. Por ello el envejecimiento se conoce desde diferentes puntos de vista como el social, el asistencial o el sanitario. No obstante, hay un aspecto muy importante que es menos tenido en cuenta en muchos casos: el propio proceso biológico del envejecimiento. A ese aspecto es a lo que se dedica una rama específica de la Gerontología, la Biogerontología.

La Biogerontología intenta determinar cómo se produce el envejecimiento. El por qué organismos muy diferentes a nosotros mismos muestran pautas similares durante este proceso. Es por ello que los últimos avances en el estudio y el entendimiento del envejecimiento biológico comprenden estudios desde las moléculas más simples hasta las grandes cifras de los estudios epidemiológicos pasando por los procesos metabólicos y funcionales, los aspectos genéticos y sus mecanismos de regulación, las modificaciones estructurales que afectan a tejidos y órganos, hasta obtener una visión general del complejo proceso que nos lleva a envejecer.

A pesar de eslóganes publicitarios que hablan de terapias antienvejecimiento o anti-aging que queda más “científico” por el uso del inglés, el envejecimiento no debe ser considerado como una enfermedad que pueda ser tratada con una píldora o tratamiento determinado. El envejecimiento es un complejo proceso que afecta al organismo de forma integral, desde las moléculas más simples a los complejos sistemas orgánicos necesarios para vivir. En todo nuestro organismo, la más pequeña de las células o el más complejo de los sistemas necesitan mantener un equilibrio que se va modificando según las necesidades propias del organismo o según los factores externos que le estén afectando.

Ese equilibrio, que conocemos como homeostasis, es muy dinámico y fluctúa con cada pequeña modificación de nuestro ambiente, dieta, o situación anímica. El problema está en que su capacidad para responder se va debilitando con el tiempo. Esto quiere decir que la capacidad de responder a los cambios internos y externos se va deteriorando conforme cumplimos años y acaba llegando a una situación insostenible donde las células se deterioran o mueren. Básicamente, el organismo envejece por la pérdida de capacidad para ir regenerando sus moléculas, células, tejidos u órganos.

Un sistema inmunológico cada vez más lento

A pesar de conocer los mecanismos implicados en esta pérdida de capacidad de regeneración de nuestras células o tejidos, las causas que provocan esta incapacidad se encuentra aún en el campo de la especulación. No obstante, la Biogerontología nos permite acercarnos a comprender los procesos y mecanismos implicados en este desgaste. Un desgaste que queda reflejado en nuestro ADN en forma de genes activados o desactivados por mecanismos reguladores que responden a nuestros hábitos de vida, en un sistema inmunológico cada vez más lento para reconocer patógenos nuevos y en la incapacidad de las células para eliminar los productos dañados que se acumulan tanto dentro como fuera de ellas.

Conociendo estos procesos y cómo se producen hemos conseguido llegar a unas simples recetas para ralentizar la velocidad de este desgaste: manténgase activo tanto física como mentalmente, siga una dieta equilibrada y rica en vegetales frescos y busque nuevos objetivos para realizar.

Puede que en el futuro, el conocimiento que la Biogerontología nos aporta sobre nuestro propia evolución como individuos nos permita llegar a mayores llenos de vitalidad y de energía para mantenernos sanos durante el mayor tiempo posible. Esperemos que los fondos para seguir con estas investigaciones nos permitan poder lograr este objetivo y la reducción sufrida durante los últimos años no nos bloquee la oportunidad de afrontar el envejecimiento más como una oportunidad que como un problema social o sanitario.