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El Puerto de Málaga, obligado a rectificar la obra que separa a los megayates impidiendo las vistas

La valla en el Muelle 1 del Puerto de Málaga | change.org

Néstor Cenizo

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El Puerto de Málaga ha asegurado que dará marcha atrás en una obra que ya había iniciado, y que suponía levantar una valla de separación de hasta dos metros de altura entre la zona de paseo del recinto portuario y la dársena que dedicará a los yates de mayor eslora. Tal y como estaba construyéndose, la verja impide el acceso y la vista desde el paseo del Muelle 1, por el que circula cualquiera que no tenga un yate atracado en el Puerto.

Por eso, había generado una notable polvareda en la ciudad y en redes sociales, donde en los últimos días muchos han acusado a la Autoridad Portuaria de “clasismo”: los yates a un lado, el pueblo al otro, y una verja separándolos. Este lunes, el alcalde Francisco de la Torre (PP) anunció una rectificación que no es total: en lugar de una valla de pilotes blancos de una altura de hasta dos metros habrá otra cosa. La separación seguirá existiendo, pero se aspira a que al menos no limite las vistas.

“He hablado con el presidente de la Autoridad Portuaria sobre la valla recientemente colocada en Muelle Uno, que está siendo motivo de conversación en esta red social. Carlos Rubio [presidente del Puerto de Málaga] me asegura que va a ser sustituida por una de cristal, como la de Muelle Dos (Palmeral)”, escribió en Twitter Francisco De la Torre, explicando que la valla actual es “inapropiada” y asegurando que desconocía su instalación, a pesar de que él mismo participó en la presentación de todo el proyecto de la nueva dársena. Aunque anunció la supuesta rectificación, el alcalde también recordó que el asunto no es de su competencia, por situarse dentro del recinto portuario. Sin embargo, se trata de una actuación que debe aprobar la Gerencia Municipal de Urbanismo.

Poco después, Rubio desmintió parcialmente al alcalde. El presidente del Puerto admitió que busca alternativas a la verja, pero no necesariamente un panel de cristal: también podría ser “rebajar considerablemente” la altura de los pilotes u otra solución que no precisó. Rubio admitió que vio venir la polémica. “Desde la Autoridad Portuaria fuimos conscientes del problema desde el primer minuto”, pero solo cuando vieron in situ el “efecto de las vallas” comprobaron que impedían toda visión a la lámina de agua o a los buques. Este medio ha podido constatar que en el expediente había informes técnicos que expresaban la “necesidad” de que los “cerramientos perimetrales” no fueran “nunca” superiores a 1,5 metros de altura para permitir una “mayor permeabilidad visual”.

En todo caso, la polémica no parece extinguida del todo, porque sea con una verja más baja o con un cristal, existirá un elemento que divida y privatice de facto una superficie del Puerto.

Una valla que acabaría con las vistas

La valla, compuesta por barrotes de color blanco de diferentes alturas hasta un máximo de dos metros, se extiende por 180 metros lineales, de los que 100 ya existían. Cada módulo incorpora una estructura similar a un macetero, lo que hacía suponer que estaba previsto plantar enredaderas, lo que dificultaría aún más la visión desde el exterior. La verja no alcanza todo el muelle, pero sí una parte importante hasta ahora abierta al paseo y las vistas. Separa el paseo de la dársena, dejando un margen de unos tres metros que, en la práctica, quedan escindidos de la zona de acceso público. En el resto la separación se lograría con macetas o maceteros bajos.

Pero además de por la privatización de facto de ese espacio, la valla ha soliviantado a muchos porque separa a los propietarios de los megayates del resto, e impide a los malagueños ver qué ocurre en su puerto. Ese paseo es, además, un magnífico lugar para contemplar la puesta de sol. Muchos malagueños y turistas se sentaban en un noray para hacerse fotos en esta zona. En la práctica, supone privatizar las vistas. Algo que podría ocurrir igualmente cuando atraquen los buques de gran altura.

“Es una zona muy sensible, porque afecta a la vista del paseo y de los restaurantes. Estaba cantado que iba a tener una respuesta, no había que ser adivino”, explica una fuente portuaria. De hecho, en la reunión del consejo de administración en la que se aprobó la concesión de la dársena ya se advirtió que el cerramiento tendría contestación social.

El Puerto: es necesario un “cerramiento de seguridad”

Hasta hace unos días, la verja había quedado oculta por la valla de obra. Sin embargo, poco después de ser descubierta generó un aluvión de críticas en las redes, entre ellas de arquitectos e ingenieros. También se creó una petición de Change.org, “No a las vallas del Puerto de Málaga”, que en cuatro días ha alcanzado las 1.500 firmas.

Inicialmente, el presidente del Puerto explicó que el cerramiento se debe a una norma internacional de seguridad marítima, que se aplicaría porque ahora en esa dársena amarrarán barcos de mayor eslora. Sin embargo, el Puerto corrige ahora la explicación inicial: no rigen los códigos internacionales, sino que “hay armadores que solicitan esa distancia de seguridad”, explica una fuente oficial.

Rubio aseguró este lunes que desde que se empezó a instalar la valla se iniciaron las “conversaciones” con la concesionaria, lo que en todo caso no ha impedido que la obra haya seguido adelante hasta que se ha constatado un gran rechazo social. Según el presidente del Puerto, deben compaginarse dos “necesidades”: que esa parte del muelle uno tenga un “cerramiento de seguridad” y que los paseantes no tengan “ningún obstáculo” que les impida “ver el mar y los barcos que están atracados”. “Cuando se inauguren las instalaciones de la marina de megayates vamos a tener una visión perfecta” de los barcos, la marina y el mar, aseguró Rubio, sin aclarar cómo lo hará.

Una UTE presidida por un procesado en el Caso Lezo

En el origen de la polémica está la concesión de la ocupación y explotación de una zona para el atraque de “megayates” en los muelles 1 y 2 del Puerto de Málaga, en la llamada “dársena de Guadiaro”. No es el primer intento de vallar esa zona. Hasta ahora, era de acceso público y el atraque de los barcos lo gestionaba (y cobraba) el propio Puerto, a través de Policía Portuaria. “Son ingresos del Puerto que ahora se pasan a un tercero”, lamenta una fuente portuaria, que recuerda que también la zona de la cubierta que discurre por el Paseo de la Farola se ha ocupado por las terrazas, algo que no contemplaba el Plan Especial.

El concurso para el atraque de megayates se convocó en 2018, pero fue suspendido. Se abrió nuevamente en 2019. La concesión, variable en función de la cantidad invertida y por un máximo de veinte años, fue adjudicada a una UTE integrada por una compañía internacional de gestión de puertos deportivos para superyates, Island Global Yachting, y una empresa española de “inversión y gestión” de activos portuarios, Ocean Capital Partners. Ambas participan también en la oferta ganadora de la licitación para la explotación del futuro puerto deportivo de San Andrés, que se acaba de resolver, y en la que el inversor principal es el fondo catarí que promueve el polémico rascacielos en el Muelle de Levante.

El presidente de la UTE adjudicataria es José Luis Almazán, antiguo cargo del Partido Popular de Melilla, exdirector del Puerto de la Ciudad Autónoma y procesado en el Caso Lezo. La Policía Científica identificó su voz en una grabación en la que pedía 400.000 euros a un directivo de OHL para el PP en las elecciones europeas de 2009, con el objetivo de dar “cierto gusto” a sus jefes. La Ciudad Autónoma ya anunció su intención de personarse en la causa para aclarar esta cuestión. Los audios fueron desvelados por la Cadena Ser. En los últimos meses Almazán ha desembarcado en Málaga al frente de esta nueva inversión.

Para la marina de megayates, la UTE calculó una inversión de 11 millones de euros. Ofertó 31 atraques, incluyendo dos para embarcaciones de cien metros de eslora, dos para naves de 72 metros, tres de 60, ocho de 50, nueve de 40 y siete de 30 metros de eslora. Estos grandes buques deberán estar protegidos por dos nuevos espigones. La concesión recoge una superficie de lámina de agua de 41.484 metros cuadrados, 4.830 metros cuadrados en tierra en los Muelles 1 y 2 y 770 metros lineales de muelle. Además, incluye un edificio acristalado junto a La Farola. El canon que pagará ronda los 500.000 euros anuales, más 270.000 en concepto de tasas, según desveló en su día Málaga Hoy.  

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