“Fortaleza, valentía y sensibilidad”, el legado que deja Ángeles del Valle “la jefa de las dragonas”

Ángeles del Valle liderando el equipo de Las Dragonas.

Isabel Perea

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Se llamaba Ángeles del Valle y era “la jefa de las dragonas”. Murió el pasado 30 de enero de cáncer y lideraba un equipo de remeras, pero eso era lo de menos: mejoró la vida de decenas de mujeres. Las integrantes del equipo Breast Cancer Survivor Sevillano, más conocidas como “las dragonas”, no dudan en afirmar que “la jefa” les cambió la vida, la percepción y la manera de vivirla: “Me invitó a un grupo de gente que había vivido lo que yo - cuenta Rocío Fernández- y que supo sacar lo mejor de mí. Ella nos proporcionaba seguridad y tranquilidad”. Nuria Tamayo, siguiendo la línea de su compañera, cuenta que “en medio de la enfermedad, cuando nadie sabía cómo hablarte y tratarte, allí estaba ella acompañándote. No paramos de repetirlo: nos salvó a todas y nos hizo saber que éramos más fuertes de lo que creíamos”, explica visiblemente emocionada.

De hecho, ya no está pero les ha dejado frases grabadas a fuego: “La sonrisa puesta y los labios pintados” es una de ellas. Sus compañeras cuentan que fue la propia experiencia personal de Del Valle - tras el tratamiento oncológico- el germen del equipo. Ángeles empezó a practicar esta modalidad de piragüismo chino antes quedando incluso subcampeona de Europa en 2000 metros, y el 4 de febrero de 2019, Día Mundial contra el Cáncer, nació el Dragon Boat BCS Sevilla, el primer grupo de remeras de esta modalidad en Sevilla formado por mujeres supervivientes del cáncer de mama.

Con motivo de su pérdida, y coincidiendo con el cuarto aniversario del equipo, la Asociación BCS Sevilla le está rindiendo homenaje, recordándola a través de una comunicación positiva, como ella quería. “Nunca quiso transmitir pena, al contrario, lo que único que contagió fue vida”, explica Rocío Fernández, presidenta e integrante de la Asociación. Nuria Tamayo, periodista y también superviviente de cáncer de mama, aún estaba en proceso de radioterapia cuando la conoció: “Era el momento de ponerme en marcha para no estar hundida en la miseria y me encontré con una tía arrojada y con muchos ovarios que se lanzó a esta aventura. Tiempo después, unas cuantas loquitas nos lazamos con ella”.

Algo más que medallas

La plantilla, compuesta por mujeres que oscilan entre los 35 y los 60 años de edad, acude de forma continua a entrenar, y tras la formación y preparación necesaria, se incorpora al equipo de competición que cuenta ya con 16 integrantes. La medalla de oro en la Copa de España, el Campeonato de Andalucía y el de España en las dos últimas temporadas son algunos de los títulos que acumulan en su palmarés.

Pero para las dragonas el objetivo no es solo ganar. Todas ellas destacan la multitud de beneficios que este deporte posee para superar las secuelas físicas, psicológicas y emocionales que quedan tras el diagnóstico y el tratamiento del cáncer: el fortalecimiento de la musculatura afectada en los casos de linfedema o linfadenectomía axilar, y el incremento de la autoestima gracias al apoyo, compañerismo y alegría que se respira en el grupo, son los más importantes. También reivindican la aportación social que realizan, pues ayudan a fomentar el empoderamiento de las mujeres en el ámbito del deporte y a crear nuevos referentes deportivos “que ayudan a cambiar los estereotipos de género relacionados con las características personales, roles y conductas”.

Las dragonas seguirán con el legado de Ángeles y con la prioridad del equipo: conseguir que las mujeres en tratamiento de cáncer de mama tengan un espacio donde acudir para volver a sentirse activas y vivas. Porque aseguran, como lo hacía Ángeles, que “hay mucha vida después del cáncer”.

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