Nacho del Río y Beatriz Bernard celebran sus 25 años en la jota en el Teatro Principal
En 1945, Jesús Gracia ganó el Premio Ordinario del Certamen Oficial de Jota. Cincuenta años más tarde, en 1995, se quiso recordar aquella fecha en la que el más grande cantador de la segunda mitad del siglo XX, inscribía su nombre con letras de oro en el Certamen, y su localidad natal Lécera, le organizó un gran homenaje. Uno de los actos de aquel homenaje iba a consistir en una conferencia que el propio Jesús Gracia impartiría sobre la historia de la jota, y éste pensó que dos de sus discípulos más brillantes, aguerridos y prometedores, Beatriz Bernad y Nacho del Río, a los que daba clases en su casa de la calle San Vicente de Paúl de Zaragoza, pero a cada uno por separado, en días distintos, por lo que no se conocían, podrían ilustrarla cantando, pues el maestro Jesús Gracia, por entonces, ya se había retirado de los escenarios. El mentor, pues, los presentó, ensayaron unidos aquella actuación en Lécera, y allí cantaron juntos por primera vez. Hace de eso 25 años. Hoy ambos, Nacho y Beatriz, han querido celebrar sus bodas de plata cantando juntos de nuevo, una vez más, para todos nosotros, y de ese deseo nace este recital o concierto.
“No hace falta decirlo, porque es conocido por cualquier buen aficionado, que ambos son ejemplo de rigor y de respeto absoluto a la ortodoxia de la jota y a los estilos antiguos que recibimos de nuestros mayores y que han tratado de poner al día con los medios y las técnicas de hoy. Son unos de los grandes estudiosos de la historia de nuestra jota y unos de los máximos responsables de la recuperación de viejos estilos, especialmente a través de su trabajo con Alberto Gambino en los tres disco-libros de La Jota Ayer y Hoy. Son también la elegancia absoluta en el escenario, al que ambos salen vestidos con su majeza y apostura tradicionales, porque ambos se toman muy en serio la jota y saben que ésta requiere también de la mejor puesta en escena”, relata José Luis Melero.
Para quienes quieran entrar a partir de ahora en la historia de la jota, Nacho y Beatriz han puesto el listón muy alto, y quien quiera formar parte de ella sabe ya que tiene que hacer las cosas muy bien. Ahora sólo hay espacio para la delicadeza, para la jota con mayúsculas hecha con respeto a la tradición, a una tradición cultural que -si queremos que nos sobreviva- debe basar sus pilares en el estudio y el rigor, la necesaria puesta al día para acomodar la jota a los nuevos tiempos, y la búsqueda de la excelencia sin una sola concesión a los gustos de cierto público contaminado por las malas prácticas de muchos años en los que las cosas se hicieron mal.
Ambos, Beatriz y Nacho, beben en la tradición de Jesús Gracia, otro gran maestro que también se tomó siempre la jota muy en serio, y que la estudió, defendió y dignificó en unos años muy difíciles. Esa pasión por hacer las cosas bien se la transmitió Jesús Gracia a sus discípulos más dilectos y de él les viene a Nacho y a Beatriz su obsesión por el perfeccionismo. Sus voces prodigiosas, delicadas y poderosas al mismo tiempo, las han puesto al servicio de nuestra jota para goce de todos nosotros. Y nunca se lo agradeceremos lo suficiente.
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