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'Pueblos en arte': artistas reviven con cultura un territorio olvidado

Poesía, teatro, fotografía, música, danza, todo tiene cabida en Torralba de Ribota

Marta Salguero

Zaragoza —

Algo tiene Torralba de Ribota (Zaragoza) cuando se ha convertido en un pueblo que respira arte. Ubicado en una comarca asolada por la despoblación, y con apenas 180 habitantes, este municipio es polo de atracción para artistas venidos desde distintos puntos de España. Un punto de encuentro donde la poesía, el teatro, el circo, la fotografía, la danza y el cine tienen cabida y revitalizan un territorio hasta ahora deprimido. La iniciativa ‘Pueblos en arte’ ha pasado en sus cuatro años de vida de una idea que chocaba a un proyecto totalmente consolidado. Mientras las instituciones debaten y aprueban medidas y directrices contra la despoblación, Torralba de Ribota comienza a revivir. A respirar cultura.

La poeta Lucía Camón y el dibujante y cineasta Alfonso Kint fueron los precursores de esta iniciativa, a la que no tardaron en sumarse otros artistas de su entorno. Así llegaron también la actriz y profesora de teatro, Ana Bettschen (antes en la escuela William Layton) o el pintor Fernando Quinta, contagiados por el espíritu inspirador y rural. Todos ellos cambiaron Madrid por Torralba.

Para Lucía y Alfonso el detonante fue su hija Greta. “No queríamos criarla en Madrid”, afirma Lucía Camón. Eso despertó un deseo latente de vivir en un entorno más tranquilo y en contacto con la naturaleza. Pero sin dejar a un lado su profesión. La casualidad quiso que por entonces Lucía se enterara de que su familia tenía una casa, antigua propiedad de su bisabuela, en un pequeño municipio de la provincia de Zaragoza, que no conocía.  Empezaron a ir los fines de semana y, finalmente, se instalaron en ella.

La casa era tan grande que pronto la convirtieron en una residencia de artistas, y ‘Pueblos en Arte’ comenzó a cobrar forma. Por Torralba han pasado el dramaturgo argentino Pablo Mesíez, la bailarina y coreógrafa Aitana Cordero, los artistas plásticos David Cantero y Rafael Fúster, el músico y escritor Javier Corcobado, la poeta Ajo con sus micropoemas, el colectivo Panamera, Jingle Django, El Teatro Cucufato… Vienen de paso a dirigir las actividades, exposiciones, talleres, obras de teatro programadas por ‘Pueblos en Arte’. O sencillamente a crear su obra en un lugar pausado.

“Esto nace de la necesidad de aportar nuestras vivencias al territorio”

Cuenta Lucía Camón que ‘Pueblos en arte’ nace por una necesidad de aportar lo que son y sus vivencias al territorio donde ahora viven.  “Veníamos del mundo del arte y empezamos a poner en marcha aquí iniciativas culturales y artísticas siempre con el mismo nivel al que estábamos acostumbrados en Madrid”, precisa. Y el pueblo responde. “Quizá en las propuestas más arriesgadas, menos… pero tenemos una media de 40 asistentes”, resalta.

Es una forma también de “reforzar” los puentes entre la ciudad y el pueblo. “Eso también fue un resorte, nos apetecía invitar a gente de nuestro entorno, con los que trabajábamos antes, porque también los echábamos de menos, y nos dimos cuenta de que a ellos también les aportaba mucho esta experiencia. Ganábamos todos”, comenta.

‘3 días de arte, felicidad y música’

Desde entonces no les ha faltado trabajo, de hecho, este verano ha sido de infarto, bromean. Pero en el pueblo, el tiempo transcurre con más calma. No se pierden minutos en el transporte y es más fácil concentrar la energía en lo importante. Y así las ideas llegan y se ponen en marcha, como el ‘Saltamontes Festival’. Con el epígrafe ‘3 días de arte, felicidad y música’, este evento celebró su primera edición el pasado verano con vocación de continuidad. Pretende ser un encuentro entre artistas venidos de fuera y los vecinos del pueblo. En su programación se entremezclan las tradiciones del territorio (cantes populares o un taller de conservas) con nuevas manifestaciones artísticas, “que no están ahora mismo al alcance de la gente que vive en el medio rural”, puntualiza.

Retratar la realidad de esa España vacía forma parte también de otro de los proyectos que llevan a cabo: Ruta 234, la carretera nacional que recorre desde Sagunto a Burgos, el territorio con menos densidad de población de la Península. “Invitamos a artistas para que hagan este recorrido que atraviesa 50 pueblos muy pequeños y miren y produzcan obras que luego se puedan mostrar tanto en los pueblos como en las ciudades”, explica.

El arte llega a toda la comarca

Este trabajo artístico va acompañado también de otro para recabar ayudas con las que financiarlo. Han contado con apoyo institucional y también de algunas fundaciones privadas. También los ayuntamientos del entorno (Fuendetodos, Valdetorres, Aniñón, Cervera de la Cañada) los llaman para trabajar allí. La fibra óptica que llegó al municipio hace más de un año ha ayudado bastante. También la ubicación, a escasos kilómetros de Calatayud, donde hay parada de AVE ha animado a otros a instalarse en el pueblo.

Fernando Quinta estuvo viviendo un año en la residencia de artistas. Necesitaba un espacio donde experimentar una técnica de pintura sin pigmentos ni aglutinantes. Tenía la técnica, pero fue en el Torralba donde encontró la inspiración para encontrar el discurso. “A veces trabajando en un lugar donde estás a gusto se hace la magia”, comenta. Tanto que ha decidido dejar Madrid e instalarse en allí, donde ha comprado una casa que ha restaurado.

“En Madrid tenía muchas distracciones”

“Necesitaba un espacio para trabajar y en Madrid no lo encontraba, era todo muy pequeño o impensable por su precio. Además, allí tenía muchas distracciones, aquí el tiempo va más despacio y cunde muchísimo”, señala.

También para Juanan Requena encontrar un espacio de trabajo amplio donde concentrarse fue decisivo. “No hay que estar en medio de ninguna gran urbe para moverte en todos los sentidos”. Para él y su pareja (enfermera, que ahora trabaja en Calatayud) fue también una cuestión económica. “Aquí se vive con mucho menos y las energías se concentran en otras cosas”. A todo ello se sumaban las ganas de cambio, y encontraron en Torralba el atractivo perfecto. “Un pueblo con gente joven”, y todos con inquietudes artísticas. Requena organiza talleres de fotografía los fines de semana. Desde que se instalaron han realizado más de 20. Acuden aficionados de toda España.

“Las cosas que yo hago son físicas, manuales, procesos antiguos, no son de ordenador… Lo tengo aquí todo, quería abrir la puerta del estudio y enseñar cómo crece la obra desde el principio, no desde una pantalla”, explica. Y añade: “desde que estoy aquí me va mejor profesionalmente”

‘Soñando un lugar’

La llegada de estos nuevos vecinos, que han compartido lo que mejor saben hacer con el territorio que les ha acogido, ha sido capturado por la cámara del realizador audiovisual Alfonso Kint durante estos años. Un material con el que ha hecho la película Soñando un lugar, que se estrenó el pasado 23 de octubre en la Edición 63 de Seminci.

Para este artista polifacético, que antes trabajaba en Madrid haciendo storyboards para publicidad y cine, y que ahora se encarga de la parte gráfica de Pueblos en Arte, el mundo rural es un entorno más “favorable” y “más inspirador”.

“La ciudad te quitaba tiempo por todos lados”. Por ello, para él, que siempre había residido en Madrid, ir a vivir a un pueblo tenía algo de idílico. Ahora reconoce que tiene también su parte “hostil”. “En Madrid la gente es de todos lados y, en una misma tarde, puedes hacerte amigo de alguien con el que tengas una afinidad. Aquí la gente es más suya y más desconfiada con el forastero”. Pero al mismo tiempo, reflexiona, en la gran ciudad el individuo es anónimo, pasa desapercibido. “Aquí cada uno es irrepetible y único, y cuando se va, se le echa en falta”, comenta.

Al hilo de esto, Lucía Camón afirma que esta iniciativa ha despertado un deseo que comparte mucha gente y que se manifiesta cuando se ponen facilidades como ésta. “Ahora mismo en las ciudades se viven muy mal, los alquileres son excesivamente caros, nadie puede imaginar tener un estudio o un lugar de trabajo”.

En Torralba viven ahora seis niños y dos adolescentes. No tienen escuela, pero acuden a la cabecera de comarca (Calatayud) o a Cañada de la Cervera, donde va la hija de Alfonso y Lucía. La escuela rural y la cultura no solo ayudan a fijar población en el territorio, sino que además refuerza el ánimo de sus habitantes. “Ayuda a que vuelvan a creer en ellos mismos, porque se ha desprestigiado mucho la vida en los pueblos, la gente piensa que aquí no hay nada, y la cultura ayuda a hacer ver que eso no es así”, apuntan. Por eso, la idea de ‘Pueblos en arte’ fue ponerlos en valor, volver a mirarlos como lugares llenos de oportunidades.

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