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Hace un mes que se celebraron las elecciones y los movimientos para formar Gobierno van lentos. Es el ritmo Rajoy, el presidente que solo se emociona viendo el fútbol y cuya pereza como mandatario es idéntica a la que tiene para hacer los movimientos que debe hacer para tratar de llegar a acuerdos para formar un Ejecutivo. Esto no será –vuelvo a insistir porque siempre hay quien no quiere escuchar—con un apoyo socialista. Y solo si Rajoy intenta formar Gobierno y no puede, el PSOE tratará de conformar esa mayoría social progresista que los ciudadanos demandaron en las urnas.
Pero a pesar de que todo hace indicar que las cosas irán despacio, no podemos decir lo mismo de la actividad parlamentaria. En un escenario inédito, el registro del Congreso ha vivido una semana de intensa actividad en un periodo interino al tener un Gobierno en funciones. Los diputados socialistas hemos registrado 17 iniciativas que son en sí mismas toda una agenda de acción política que desenmascara a quienes propugnaban que el PSOE es un aliado del PP. Y mientras algunos siguen enfrascados en su lucha de grupos parlamentarios y sillones, y solamente han estado en el Congreso el día de la investidura para decirnos que ellos eran gente y el resto no, nosotros nos hemos remangado y ya trabajamos para tratar de mejorar la vida de las personas.
Este paquete de propuestas pretende acabar con leyes tan antisociales como la de la mordaza, la que asfixia a los ayuntamientos o la que devalúa el trabajo y las relaciones laborales. También pretende hacer las instituciones más transparentes –y nosotros lo defendemos con trabajo y sin publicidad mediática—y endurecer los castigos por la corrupción. Otro grupo de ellas se ha presentado para acabar con la pobreza energética o para garantizar que nadie en este país viva sin un mínimo ingreso vital.
Este es el trabajo parlamentario, y este es el trabajo que me enorgullece. Se acabó la etapa en la que las batallas eran dialécticas y se dirimían en platós de televisión. Es la hora de la política, y esta se hace en instituciones como el Congreso. Con trabajo, sin presunciones. Con responsabilidad. Eso es lo realmente importante, se lleven rastas, se levante el puño o se lleve a un bebé al escaño.
Estoy segura de que esta legislatura va a ser una de las más fructíferas de la historia de la democracia. Todos tenemos, independientemente del partido del que formemos parte, mucho trabajo por delante. Es nuestra responsabilidad y así nos lo mandan los ciudadanos. Cumplir con esa responsabilidad es el mayor honor que tenemos los representantes públicos.
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