La primera Cosmopueblita

Mi madre se llamaba Concha y se tuvo que marchar de su casa con 14 años. Para ella volver era difícil, no era como ahora. Ir al pueblo en esos años era una auténtica aventura; por aquellas carreteras, curva tras curva en el puerto Paniza, con el coche recalentado tirado en mitad de camino. Pero había un momento mágico, cuando llegábamos a la piedra que daba la bienvenida Teruel. Hasta en el asiento de atrás se notaba como su corazón palpitaba a toda velocidad. Ella siempre cantaba en el coche, las radios de los 80 tampoco llegaban a sintonizar muy lejos de Zaragoza, pero se notaba como su voz se iba volviendo gradualmente más alegre conforme íbamos llegando a Teruel. De vuelta a su casa.

Mi madre no pudo estudiar, como tantísimas otras de su generación. Mi madre tuvo que ser mujer de su casa y tener el único trabajo que nunca tiene vacaciones. Ella, en otra época, no hubiera sido así, hubiera sido otra. Como tantas y tantas mujeres de aquella época.

Ella no fue la primera Cosmopueblita, fue una de tantas que tuvo que irse de su tierra para solo volver en sueños y de vez en cuando, con el corazón desbocado en el pecho. Como siempre decía: “A casa grulla, aunque sea con una pata”. El campo echó a las mujeres, la despoblación nació de la salida de la mujer por falta de trabajo y oportunidades para ellas. Esos fueron los barros de estos lodos.

Por eso, que la Primera Feria en positivo sobre el mundo rural sea sobre la mujer, creo que es el mejor reconocimiento que se puede dar: a las que se tuvieron que marchar y a las que se quedaron.

En esta feria vamos a hablar de cosas tan importantes como es la conciliación, el papel de las mujeres en la política local, el emprendimiento y la juventud. Habrá mercadillo, deporte, exposiciones, presentaciones de estudios e incluso documentales que nos hablarán de cómo se paría en nuestros pueblos antes de que se hiciera más fácil ir a un hospital.

La mujer, con su rol eterno de cuidadora, pero también como gestora de territorio, empresaria, investigadora, comunicadora, productora, deportista, artista y tantas y tantas cosas que actualmente somos en nuestros pueblos. Eso es lo que quiere mostrar esta Feria de la Vida Rural en Positivo: que somos muchas y hacemos mucho, y si nos juntamos aún podemos hacer más.

Por todo esto os esperamos este sábado 6 de abril en Burbáguena. Un día totalmente lleno de ilusión, ganas e ideas.

Para visibilizar a aquellas Cosmopueblitas que no pudieron ser, como mi madre, y dar alas a las nuevas que ya son, como mi hija.

Mi madre se llamaba Concha y se tuvo que marchar de su casa con 14 años. Para ella volver era difícil, no era como ahora. Ir al pueblo en esos años era una auténtica aventura; por aquellas carreteras, curva tras curva en el puerto Paniza, con el coche recalentado tirado en mitad de camino. Pero había un momento mágico, cuando llegábamos a la piedra que daba la bienvenida Teruel. Hasta en el asiento de atrás se notaba como su corazón palpitaba a toda velocidad. Ella siempre cantaba en el coche, las radios de los 80 tampoco llegaban a sintonizar muy lejos de Zaragoza, pero se notaba como su voz se iba volviendo gradualmente más alegre conforme íbamos llegando a Teruel. De vuelta a su casa.

Mi madre no pudo estudiar, como tantísimas otras de su generación. Mi madre tuvo que ser mujer de su casa y tener el único trabajo que nunca tiene vacaciones. Ella, en otra época, no hubiera sido así, hubiera sido otra. Como tantas y tantas mujeres de aquella época.