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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

PSOE y Podemos: algo más que un cambio de caras

Ángel Gabilondo y Pablo Iglesias.

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Sí, es cierto que el resultado electoral del 4-M ha sido un batacazo para las opciones progresistas, pero no se ha hundido el mundo ni nos ha caído el cielo en la cabeza. Las elecciones madrileñas se han dado en una coyuntura muy especial -parte importante del voto a Ayuso es prestado-, en dos años vuelve a haber elecciones, los resultados no son extrapolables a otras Comunidades, el Gobierno de coalición tiene un importante recorrido por delante… Hay tiempo y posibilidades de darle la vuelta si los partidos de izquierda hacen un buen análisis de lo sucedido en la Comunidad de Madrid -donde se han puesto de manifiesto algunos de los problemas que la izquierda, aunque no toda en la misma medida, tiene desde hace años/décadas- y desde el Gobierno son capaces de consolidar el bloque que permitió la investidura de Sánchez.

La autocrítica, el análisis de las deficiencias y los errores cometidos durante la campaña no va a ser fácil y las declaraciones de algunos dirigentes del PSOE y Podemos -la vicepresidenta Carmen Calvo y Juan Carlos Monedero- no puede ser más desalentador, culpabilizar a la gente por haber votado “mal”, despreciar a los votantes, es una de las causas de los malos resultados electorales  obtenidos, y las personas que lo hacen deberían dedicarse a otra cosa que no sea la política, la gestión de lo público. 

Tampoco es muy esperanzador el enfoque y la rapidez con que PSOE y Podemos pretenden zanjar la cuestión: cambios rápidos en las direcciones, de Madrid en el caso de los socialistas y estatal en el de los podemitas. Pero reducir la solución a cambios de personas, pretender resolver un problema político con medidas organizativas, es echar mano de una vieja receta burocrática que no suele dar buen resultado. Claro que hay responsabilidades en quienes han dirigido las organizaciones, encabezado las listas o diseñado las campañas, pero lo sucedido en Madrid es solo una manifestación superficial de un problema más profundo.

Se va a cumplir el décimo aniversario del 15-M, un movimiento que mostraba el hartazgo de una parte importante de la ciudadanía con la manera de hacer política de las organizaciones tradicionales. Denunciaba la burocratización, la separación creciente entre representantes y representados, la falta de soluciones para problemas acuciantes para mucha gente -más después de la crisis de2008-, la corrupción… Las organizaciones de izquierdas y progresistas no fueron capaces de reaccionar y fruto de esa inacción y de la buena acogida social del 15-M surgió Podemos como factor de un cambio ilusionante. 

El 4-M ha demostrado que ni el PSOE, ni Podemos -que ha dilapidado su enorme capital político tan rápidamente como lo acumuló- han sido capaces de llegar a la gente, ni siquiera a aquellos sectores para los que, objetivamente, sus políticas son mejores que las de la derecha. Las dos organizaciones tienen convocados congresos/asambleas a corto plazo, y de ellos debería salir el compromiso concreto de iniciar un proceso de reflexión que les permita corregir errores y adecuar sus políticas a las demandas actuales de la sociedad, solo así recuperarán el respaldo perdido. El ejemplo de Más Madrid debería ser un acicate.

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