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El PAR, más dividido que nunca y pendiente de un juicio que complica el futuro de Aliaga, el socio que facilitó la Presidencia de Lambán

El vicepresidente del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, en una fotografía de archivo. EFE/Javier Cebollada

ElDiarioAragón

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No hay casi nadie en el PAR que dude de que el congreso en el que salió reelegido Arturo Aliaga como presidente de la formación habría tenido otro resultado sin la sorprendente afiliación en bloque escasos meses antes de la celebración del cónclave de 311 personas. Esas afiliaciones, hechas fuera de plazo y que sorprendieron por su número en un partido que ha visto cómo lleva perdiendo militancia desde hace más de una década, correspondían a personas muy próximas a los principales apoyos que hoy en día tiene el líder de la formación aragonesista, Alberto Izquierdo y Jesús Guerrero, quienes lideran el PAR en Teruel y Huesca, respectivamente. Además de la afiliación en bloque, en aquel congreso se eligió como compromisarios a 22 alcaldes próximos a Aliaga, lo que decantó la balanza a su favor, en un bronco congreso y un ajustado escrutinio en el que el actual vicepresidente del Gobierno de Aragón salió elegido por un estrecho margen de diferencia con la otra candidata a presidir el partido: Elena Allué. Tan solo 22 votos de diferencia y un ajustado 51% de los votos. Aquel congreso acabó a empujones, gritos de tongo y con unas posiciones irreconciliables que han dividido el partido y cuya fractura, a seis meses de las elecciones autonómicas y municipales, parece irreparable.

Un año después de aquel tenso congreso, la Justicia dirime si se ajustó a la legalidad, atendiendo a la denuncia de Xavier de Pedro, un aragonesista de larga trayectoria, en su día hombre de confianza del expresidente José Ángel Biel y presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro. En la primera sesión del juicio, la Fiscalía propone declarar nulo el congreso y toma en consideración las demandas del denunciante: afiliaciones fuera de plazo, la sospechosa designación de alcaldes del PAR como compromisarios o las irregularidades durante el proceso de voto. A la espera de lo que falle el juez, la solicitud de Fiscalía ha incrementado el nerviosismo en la dirección del PAR y pone en serios apuros la estabilidad de un partido que lleva años en barrena electoral a pesar de que su condición de partido bisagra le permite mantener su peso institucional al formar parte del Gobierno de Aragón. Sin embargo, detrás de esa presencia en la Administración autonómica, en la que Aliaga ocupa la Vicepresidencia del Gobierno y la Consejería de Industria y es el socio más estable y cómodo de Javier Lambán, apenas hay nada más. 

Las tensiones en el PAR no hacen más que florecer: hace un mes, el histórico fundador del PAR, Hipólito Gómez de las Roces, fue objeto de un homenaje al que no asistió nadie de la dirección actual pero al que sí acudieron otros expresidentes, antiguos líderes carismáticos de la formación, como José María Mur o José Ángel Biel. El acto tuvo mucho de simbólico y lanzó un mensaje claro. Tanto Gómez de las Roces, como Mur y Biel hicieron un frente común y manifestaron su sintonía para manifestar también su rechazo al rumbo que mantiene el actual presidente. Es todavía más llamativo si se tiene en cuenta que hasta hace poco las relaciones de los expresidentes eran tan malas que ni siquiera se hablaban. Incluso Gómez de las Roces llegó a solicitar su suspensión d militancia provisional por discrepancias con Biel y Mur fue apartado del núcleo duro de decisión del PAR de forma abrupta. Hoy, estas tres voces emblemáticas del aragonesismo conservador mueven los hilos de forma discreta para mover la silla de Aliaga, muy cuestionado por una gran parte de la militancia del PAR, salvo aquella que tiene responsabilidades institucionales o tiene dependencia de la influencia de Aliaga en la administración. El actual presidente, que siempre ha preferido su papel ejecutivo frente al orgánico (más de un alto cargo del PAR siempre dice que daría lo que fuera por tener un cargo vitalicio en el Pignatelli), mantiene silencio mientras ve cómo el partido se resquebraja. Al tiempo, deshoja la margarita sobre su posible candidatura a las elecciones autonómicas de mayo. La decisión está supeditada a dos factores de peso: su estado de salud, que no atraviesa su mejor momento en los últimos tres años, y la decisión que determine el juez. 

Si se llegara a determinar que el congreso en el que salió elegido es nulo y se confirman las irregularidades, la situación en la que quedaría Aliaga sería francamente débil. Y la debilidad de Aliaga generaría un efecto dominó, ya que de refilón pondría en aprietos la quiniela de pactos tras las elecciones de mayo. Lambán podría perder a su socio preferido y tendría que cambiar de calculadora para establecer nuevos e insospechados pactos. Las pocas encuestas que hay siguen otorgando al PAR un papel decisivo a la hora de la configuración de esos pactos, si bien esta formación está perdiendo convocatoria tras convocatoria apoyos en las urnas. Otro elemento a tener en cuenta y que utilizan los adversarios de Aliaga para echarle en cara su trabajo al frente de la dirección del PAR. Pero Aliaga también les recuerda, y no le falta razón, que el declive del PAR, y quien más votos perdió, no ha sido él, sino su antecesor José Ángel Biel. El mismo que controló el proceso de la sucesión en 2015 para situar a Aliaga al frente del partido y que hoy es el principal opositor en la sombra. Por su parte, aquel bloque que se enfrentó a Aliaga y perdió en el congreso del año pasado mantiene su frontal rechazo al rumbo actual del partido, pero hoy en día se encuentran muy alejados del partido. Aglutinados en torno a Elena Allué, la candidata perdedora, la gran mayoría se ha dado de baja del partido, incluso han mantenido muchas conversaciones para tratar de fundar otro partido o han intentado buscarse acomodo en otras formaciones, como el PP o Teruel Existe. De momento, eso sí, la aproximación a otros partidos no ha pasado de meros acercamientos o contactos sin que se haya fraguado ninguno. 

La inestabilidad interna del PAR, junto con la petición de la Fiscalía, compromete seriamente el futuro de los aragonesistas de cara a las elecciones. Mientras Aliaga permanece aislado de gran parte de los dirigentes del partido, centrado en su acción de gobierno y manteniendo silencio ante las vicisitudes internas, la formación empieza a tantear posibles candidatos para las elecciones municipales. Con dificultades e incertidumbre. La misma que se mantiene hasta que se conozca la sentencia de un juicio que tendrá su repercusión interna y también tendrá consecuencias ante la inminencia de unas elecciones autonómicas que están abiertas, donde los pactos serán obligados y donde el papel que tenga el PAR dependerá en gran parte de lo que suceda tras el fallo judicial. 

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