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Voluntariado en Kenia: un viaje de cuatro amigas que creó ‘Jambo Bella School’

Las integrantes de ‘Jambo Bella School’ con una niña en la escuela, que está prácticamente destrozada

Naiare Rodríguez Pérez

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“Fue un viaje de vida que nos cambió y nos hizo tener la necesidad de colaborar y ayudar en la medida de nuestras posibilidades a los niños y a su escuela. En el avión de vuelta, decidimos que algo teníamos que hacer y que lo que habían visto nuestros ojos y lo que nuestro corazón había sentido, no podía caer en el olvido”.

Estas son las palabras de Lidia Moreno, una zaragozana de 32 años que ejerce de maestra de Educación infantil y que acudió hasta Kenia en 2018 con otras tres amigas para conocer Bella School y vivenciar la realidad de los suburbios de Nairobi, su capital.

Este viaje fue la piedra angular de lo que después sería la asociación ‘Jambo Bella School’, formada por cuatro amigas “con muchas ganas” que buscaban “dar visibilidad a la realidad de allí y ayudar de forma legal a estos niños y niñas y a la escuelita” a través de apadrinamientos y amadrinamientos de los más pequeños que les permiten continuar con sus estudios y tener “una alimentación, vestido y calzado dignos”.

Este apadrinamiento, en el que los niños mantienen el contacto con sus sponsors por carta, se lleva a cabo por una cuota anual que facilita la adquisición de, concretamente, dos comidas al día, materiales escolares, uniforme, zapatos y tasas de examen, ya que allí, tal y como confirma Moreno, “la educación es muy diferente” y acceder a evaluaciones no es viable ni accesible para todo el mundo.

Por otro lado, desde esta asociación recaudan dinero para ayudar al mantenimiento general de la escuela porque muchos niños son huérfanos. En este país la esperanza de vida tan solo alcanza los 66,7 años y, según BioMed Central y el propio gobierno keniano más de 2 millones de niños son huérfanos en este país. Por ello, muchos de ellos viven en el colegio junto a sus maestros.

“Hace un par de años tuvimos la mala noticia de que el ejército había destruido la escuela porque el terreno estaba en régimen de alquiler. Sin ningún aviso previo ni ningún respeto, la desalojaron a la fuerza y no dejaron que cogieran ningún mobiliario ni material. Esto hizo que tuviera que crearse desde cero un nuevo edificio”, asegura Moreno.

Este suceso, que fue determinante en el ofrecimiento de ayuda por parte de ‘Jambo Bella School’, se pudo solventar gracias a la colaboración y el trabajo de los maestros, de personas del barrio, de los niños y de la asociación, que pudo donar dinero a través de un proyecto educativo con el que colaboraron en ese momento y la venta de muñecas artesanales de mujeres y niños de Kenia.

Lidia Moreno lo tiene claro y es que, para ella, los valores de este voluntariado se basan en la “igualdad de oportunidades, en la justicia social y en la solidaridad” porque “es injusto” que estos niños no tengan las mismas condiciones y posibilidades que niños de otros países. Al final, viajar a un lugar así puede conducir a “sensaciones muy fuertes y un latigazo de realidad que hacen reflexionar y plantearte muchas cosas”.

“El primer día que me desperté allí me puse a llorar. No podía parar. Me sentía muy triste y culpable. Triste de que personas que deberían tener los mismos derechos y oportunidades que yo, no las tenían por pertenecer a un lugar diferente. Y culpable, precisamente por esto”, recuerda.

Normalizar la higiene femenina y salvaguardar la economía keniana como prioridad

Asimismo, otra de las realidades que se encontraron y de las cuales ahora habla esta maestra de Zaragoza es la relacionada con el cuidado de la higiene femenina. Muchas niñas cuando tienen la regla no van a la escuela porque “no pueden acceder a productos de higiene menstrual”, algo que las lleva a utilizar otros recursos más precarios y, por tanto, menos eficientes generándoles “incomodidad y vergüenza”.

“Siempre pensamos que teníamos que abordar este tema por lo que lanzamos una campaña en la que recaudamos copas menstruales y compresas de tela gracias a donaciones de particulares y de artesanas que se dedican a su confección”, confiesa Lidia Moreno al recordar cómo lograron proporcionar a cada niña del colegio dos compresas y trasladar la información acerca de su uso a las más pequeñas con talleres impartidos por Lydia, quien actúa de enlace con el colegio Bella School, creado por ella.

Moreno considera esta experiencia como una “realidad de contrastes donde los ricos son muy ricos y los pobres no tienen absolutamente nada y viven al día”. Estas condiciones, según ella, no merman en ese sentimiento de comunidad que tienen “intentando ayudarse y ser como una familia grande hospitalaria y protectora” también con los que acuden hasta allí.

Esta asociación también forma parte de la plataforma online Trip and Drop, la cual conecta a viajeros con proyectos sociales. Esto ha hecho que en dos ocasiones dos personas que viajaban a este país llevaran recursos o compraran cosas necesarias para la escuela una vez allí para “también aportar nuestro granito de arena a la economía de Kenia”.

“Nosotras hacemos esto porque nos sale del corazón, de verdad. Pero es cierto que actualmente existe una cultura de postureo y las redes sociales se llenan de este tipo de experiencias en las que importa más la búsqueda de una foto que diga lo magnifica persona que eres que lo que realmente hay que hacer”, apunta.

Voluntarismo y cultura de postureo

En los últimos años se ha llevado a debate el voluntariado al mezclarse con el voluntarismo y el entendimiento de estos viajes como “experiencias” y la pobreza como “una atracción turística” en la que hay tiempo para el ocio y la publicación en redes sociales.

Para Lidia es “importante que, cuando se va un lugar así, te quites de la cabeza que vas a salvar a estar personas” porque “no piden que las salves” y “te pones en una posición de ser superior cuando no lo eres”. Aun así, ella admite que es “fácil caer en ese rol” del que, desde la asociación, intentan alejarse “colaborando con ellos y no ayudando porque el lenguaje es importante y hablar de ayudar pone un rol pasivo sobre la persona que recibe esa ayuda”.

‘Jambo Bella School’ también quiere trasladar esta idea y visibilizarla en las escuelas porque “es necesario crear una sociedad empática, respetuosa y colaborativa desde las primeras etapas de la vida” hasta momentos en los que las personas crean sus personalidades y reflexiones críticas, ya en etapas más adultas.

Por ello, desde la asociación intentan “alejarse de esta realidad” que consideran ajena e independiente a su acción social y objetivos que, principalmente, “buscan dar posibilidades a quienes no tienen oportunidad”.

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