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'Melina', la última novela de Juan Ramón Lucas, una historia de superación y un repaso histórico de la represión y el exilio

Juan Ramón Lucas, periodista y escritor con su última novela bajo el brazo

Selina Bárcena

Ribadedeva —

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Durante años, guardada en un cajón, descansaba la frase que daría lugar a la nueva novela del periodista Juan Ramón Lucas (Madrid, 1958). “Melina es un homenaje a mi madre”, cuenta acodado en la mesa de una cafetería. “De las tres novelas que he escrito es la que más me ha costado desde el punto de vista emocional, pero es la que más me gusta”.

Los apuntes mecanografiados de los que parte la obra fueron recopilados por su padre pero quien inspira esta historia de lucha e inconformismo es Lucrecia Fernández, madre del periodista. Su vida arranca con casi todo en contra y sus vivencias impregnan el carácter de varios personajes de la novela que luchan por sobrevivir a la represión y la pobreza en el marco de la cuenca minera del Caudal y la revolución de octubre de 1934 en Asturias. “Cogei una cuerda y afogaila” (coged una cuerda y ahogadla), dicta su padre el mismo día de su nacimiento.

“No pronuncia esa frase porque fuese especialmente malvado, ni porque quisiera que ella desapareciera”, apunta Lucas, que va desgranando un personaje ambiguo a lo largo del texto. Por un lado el padre de Melina es un revolucionario comunista que lucha contra el régimen franquista, que comparte lo poco que ganan con sus vecinos y algunas veces roza lo entrañable. “Era buena gente, un buen paisano” apunta el autor.

Por otro, el machismo, el rencor que ha ido guardando fruto de una tragedia familiar y su lealtad a una causa perdida, le confieren un carácter hosco y distante, sobre todo con su hija. Ella,  sin embargo, responderá con determinación a ese rechazo a lo largo del relato.

Lucas reconoce que navegar entre recuerdos familiares para convertirlos en una ficción no fue sencillo. “Ese montón de papeles llevaba en mi casa mucho tiempo y mi madre me había contado muchas historias. Yo conocía la información pero al coger el material, no me atrevía. Era muy fuerte y muy personal”, relata.

Ese montón de papeles llevaba en mi casa mucho tiempo y mi madre me había contado muchas historias. Al principio estaba un poco preocupada, ahora me dice que cada vez que lee la dedicatoria se emociona y a mi padre le gustó mucho

Juan Ramón Lucas periodista y autor de 'Melina'

El empujón para coger la pluma vino de la mano de su editora: de nuevo, le leyó esa primera sentencia y al poco tiempo tenía cerrado un contrato. “Yo me di cuenta de que había una novela cuando empecé a escribirla”. Pese a todo, el esfuerzo ha tenido recompensa: “Mi madre, que al principio estaba un poco preocupada, ahora me dice que cada vez que lee la dedicatoria se emociona y a mi padre le gustó mucho”, concluye.

El proceso de documentarse sobre la historia hizo que Juan Ramón Lucas –quién recientemente ha sido nombrado hijo adoptivo de Asturias– también estrechase más sus lazos con Mieres y recuerda, emocionado, a su amigo Aníbal Vázquez, recientemente fallecido tras más de una década siendo alcalde de la localidad por Izquierda Unida.

“En el último año he estado prácticamente viviendo allí y hablando con la gente”. Además, recorrió varios de los espacios que luego describe en la novela: “He visitado la casa de Entrerriíos, he paseado por Oñón y por el cementerio donde mi madre vio de joven a los republicanos asesinados”, explica.

Mujeres fuertes

“Yo quería contar como alguien a quien le cuesta crecer en autoestima tienen la entereza suficiente para sobreponerse y, apoyándose en personajes clave y en la educación, se transforma en una mujer independiente y fuerte”. Ahí es donde están los puntos de luz en los que la protagonista de la novela se sostiene, aún dentro del ambiente estrecho del franquismo y del machismo que imperaba.

Una maestra de escuela, que empuja la imaginación y las expectativas de una humilde niña mierense; las guisanderas, que con su trabajo e independencia quiebran el relato de ama de casa entregada al marido y los hijos o las intrépidas comerciantes, que se arriesgan al estraperlo para alimentar a sus hijos.

Hay un viaje largo y una reflexión sobre el exilio, la soledad y el regreso a casa, pero además, también hay un retrato de dos mundos que jamás se darán la mano –el del revolucionario de Mieres y el del régimen al que nunca se resignará– resumidos en una conversación inesperada.

Eran revolucionarios, aceptaban a las mujeres en la política y en el partido, pero no aceptaban que esas mujeres fueran las suyas

Juan Ramón Lucas periodista y autor de 'Melina'

Por otro lado, hay una crónica de los pasos que siguieron algunas mujeres extraordinarias pero humildes para sobrevivir. “Entre estos progresistas y comunistas había un machismo tácito. Eran revolucionarios, aceptaban a las mujeres en la política y en el partido, pero no aceptaban que esas mujeres fueran las suyas”.

Periodismo y novela

“A mi escribir ficción me libera del relato de la realidad, aunque en este caso no tanto, porque era una realidad dura y cercana”. El autor explica que trató de componer una historia que no fuera lineal y que se completara, en algunos capítulos, casi como un puzle. “He sido más escritor que periodista porque he jugado mucho con las metáforas. También he tratado de utilizar un lenguaje que describiera lo crudo de una manera grata, luminosa”.

El ejercicio de diferenciar lo que es pertinente para el lector y lo que es importante para el hijo fue otra de las cosas a las que se tuvo que enfrentar al escribir. “Yo he querido contar lo que podría sentir ella, porque cuando escribes ficción –o esa es la experiencia que he tenido en mis tres novelas– eres el personaje principal, y yo era Melina”, concluye.

Pero ajustar cuentas con la novela y con los recuerdos no es tarea fácil y siempre quedan cosas en el tintero. “¿Sabes lo que no he podido sacar? Mi abuelo era muy irónico, muy ingenioso y muy divertido, eso no se refleja bien”. También cuenta que huyó de personajes demasiado oscuros para homenajear a otros, como por ejemplo, Clara Campoamor: “Ese capítulo me emocionó mucho al escribirlo”, explica. Porque Amelia Fernández (Melina) hace un viaje que la lleva desde la miseria hasta la mesa de varios personajes clave en la España del exilio y también, en la del régimen.

Con el último resto de café, el periodista vuelve de la novela a su historia familiar y recuerda los paseos con su abuelo por el Parque del Retiro de Madrid y la euforia de un revolucionario que llegó a vivir para ver un gobierno de izquierda en España. “Él creía que lo que hizo había ayudado a sembrar esa nueva realidad”. También una advertencia de su madre: “Yo he sido muy feliz con tu padre ¿Eso sí lo vas a poner no?”. 

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