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Londres toma medidas para desincentivar el uso del coche y evitar un repunte de la contaminación en la desescalada

Dos personas caminan por Londres en marzo de 2020.

Marta Montojo

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Londres ha reactivado este lunes su zona de bajas emisiones y ha empezado a cobrar de nuevo el impuesto de congestión en el centro de la ciudad. Con la vuelta progresiva a las oficinas, ambos mecanismos pensados para frenar la polución del aire, que se habían paralizado durante los meses del confinamiento, no solo vuelven a ponerse en marcha, sino que se endurecerán temporalmente durante la desescalada.

A partir del 22 de junio, el peaje por tráfico que desde 2003 se cobra por circular en el núcleo urbano ascenderá a 15 libras (unos 17 euros), se ampliará la franja horaria de aplicación y habrá cambios en las exenciones y descuentos. Por ejemplo, el ayuntamiento baraja dejar de expedir descuentos a residentes de la zona, mientras que ya se ha decidido que los empleados de la sanidad que trabajen en el área delimitada, tanto los del servicio nacional de salud (NHS) como los cuidadores en domicilios, podrán solicitar el reembolso de la tasa.

Son algunas de las medidas que el Gobierno de la capital del Reino Unido ha anunciado como parte de su plan para fomentar la movilidad sostenible en la nueva normalidad tras la cuarentena. La idea es favorecer el distanciamiento físico entre los londinenses y, al mismo tiempo, desincentivar el coche privado para evitar un aumento en la contaminación atmosférica. Repunte que, aseguran desde la alcaldía, ya se ha producido.

Las tarifas sobre el tráfico se habían congelado durante el encierro como medida de apoyo a los trabajadores esenciales obligados a trasladarse a sus lugares de trabajo en plena pandemia, explican por teléfono desde Transport for London (TfL), la empresa pública que gestiona los servicios de transportes en la ciudad y encargada de recaudar el impuesto.

Por el mismo motivo se habían dejado de aplicar las restricciones de las zonas de bajas emisiones y de ultra-bajas emisiones, que también vuelven este lunes a estar en activo.

La semana pasada, tras casi dos meses de cuarentena, los ciudadanos de Reino Unido fueron autorizados por su primer ministro, Boris Johnson, a volver al trabajo. Johnson les pidió que utilizaran el coche privado en la medida de lo posible para mantener las distancias físicas que a veces el transporte público no puede garantizar y, así, ralentizar la propagación del virus SARS-CoV-2.

La respuesta de la alcaldía de Londres, no obstante, ha ido en la dirección contraria. El ayuntamiento, aunque desaconseja el uso del transporte público y alienta la movilidad en bicicleta y a pie (como también hizo el Gobierno central), apuesta por reducir el uso del coche privado en la ciudad. Para ello, el edil de Londres, Sadiq Khan, anunció el viernes el regreso de las tarifas de congestión y de las zonas de bajas emisiones (la zona de bajas emisiones y la de emisiones ultra bajas) y prometió la peatonalización de calles y el refuerzo de la infraestructura de carril bici —actualmente de 160km— para promover este tipo de traslados.

Durante las próximas semanas se peatonalizarán algunas calles, que se sumarán a los 5.000 metros cuadrados de “espacio extra” añadido a las aceras la semana pasada a fin de facilitar el respeto de las distancias de seguridad entre la población. “Las calles entre el Puente de Londres y Shoreditch, Euston y Waterloo y Old Street y Holborn pueden limitarse a los autobuses, peatones y ciclistas para ayudar a impulsar los viajes seguros y sostenibles a medida que nuestra ciudad comienza a salir gradualmente de las restricciones nacionales de Covid-19”, prometió el alcalde.

El aumento del peaje al tráfico, por el cual el impuesto pasará de costar 11,50 a 15 libras, pone fin al periodo más largo sin subidas a este impuesto desde su introducción en 2003. También se ampliará la franja horaria en que se aplica la tasa. Si antes de la pandemia se debía pagar cuando un coche circulaba por la zona delimitada entre las 7 de la mañana y las 18:00 y solo de lunes a viernes, del 22 de junio en adelante se deberá pagar si el vehículo entra o sale de dicha zona entre las 7 de la mañana y las 22:00, e incluso si es fin de semana.

Desde la entidad local estiman que este paquete de “cambios temporales” logrará reducir en un tercio los viajes dentro de la zona de congestión, lo cual “rebajaría significativamente la contaminación atmosférica en el centro de Londres en comparación con los niveles anteriores a la pandemia y ayudaría a hacer frente a la emergencia climática”, señalan en un comunicado.

En el escrito aseguran que las restricciones al transporte que llegaron con el estado de alarma se tradujeron en una disminución del 60% del tráfico en las carreteras, y del 50% en los niveles de dióxido de nitrógeno nocivo en las calles más transitadas de Londres. Sin embargo, advierten de que ahora “el tráfico y la contaminación están empezando a aumentar de nuevo”.

Lo corroboran los datos de la red de calidad del aire de Londres, el grupo de investigación del King’s College que monitorea la evolución de las concentraciones de contaminantes atmosféricos en la ciudad. Su análisis más reciente revela que los niveles de pequeñas partículas (PM10 y PM2.5) han sido más altos después del confinamiento que en ningún otro momento del 2020.

“No podemos cambiar un problema de salud pública por otro”, comentan desde TfL, refiriéndose en el primer caso a la COVID-19 y, en el segundo, a la contaminación atmosférica.

Zonas de bajas (y ultra bajas) emisiones

Los límites para la zona de congestión son los mismos que dibujan la zona de emisiones ultra-bajas de Londres, en la que se cobran 12,50 libras por día a los vehículos que no cumplan determinados estándares de calidad del aire y 100 libras en el caso de los camiones, autobuses y vehículos de más de 5 toneladas.

Por su parte, la zona de bajas emisiones, la más grande de Europa y del mundo con 1.584 km², cubre la mayor parte de la capital (no solo el área central). Normalmente está operativa durante las 24 horas y los 365 días del año. Parada durante el confinamiento, ahora vuelve a activarse, aunque sin cambios planteados hasta octubre de 2020, cuando está previsto que se actualicen los estándares de calidad del aire que indican el tipo de vehículos que deben pagar por circular en la zona.

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