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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Todo patas arriba

El director de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez y la presidenta de la Comunidad de Madrid, en una imagen de diciembre de 2023

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Dudo, si es que se atreven a leer íntegramente este Ojo, de que sean capaces de dormir esta noche. Problemas los hay, claro que los hay y lo sabemos todos. A espuertas. Ahora los veremos. Pero quizá sea aún peor esta sensación tan inquietante que nos causa la incertidumbre que se abre ante un futuro, el próximo, olvidémonos del lejano, que llega con un saco de indefiniciones. Nada está escrito, ya se sabe, pero en otras ocasiones nos han servido de guía la experiencia en unos casos, los conocimientos de politología, en otros, o incluso esa esquiva intuición que tantas veces nos ha llevado a equivocarnos, pero qué carajo, también a acertar en algunas ocasiones. Este 19 de marzo de 2024, nos puede la inseguridad en nuestros propios juicios; dudamos, vacilamos, titubeamos, y si por la mañana es rosa, por la tarde es negro. O viceversa. Todos Hamlet, ¿echamos las cartas del tarot o leemos los posos del café?  

Tres elecciones, tres. El 21 de abril, apenas dentro de un mes, las vascas; con el bacalao al pilpil en la boca, a por las catalanas, el 12 de mayo, esas que han roto el tablero y han mandado alfiles, torres y peones allá, lejos, a hacer puñetas. Te recuperas del pantumaca, y el 9 de junio, las europeas, con todos los arúspices del reino anunciando gran giro a la derecha y fuerte crecimiento para la extrema derecha xenófoba y retrógrada. Da miedo. Y allá en lontananza, tsunami tóxico que nos aterra cual Jack Nicholson en El resplandor, la espeluznante amenaza de Donald Trump, elecciones en Estados Unidos el 5 de noviembre. Y cuando el candidato republicano, esa fiera prehistórica, estornuda, ustedes, como medio mundo, se constipan. Ya en el exterior, recordemos cómo nos afectan, y nos ahogan, las guerras de Gaza y Ucrania. Qué hacer para acabar con ellas, cuánto dinero vamos a tener que invertir para salvar vidas y haciendas, que la industria armamentística ya está, de nuevo, sacándonos hasta los higadillos con el pretexto de esa guerra que nos destruiría. Venga cañones, venga submarinos, venga drones. 

Todo este juego de urnas ha causado, como ustedes saben, que hayan saltado por los aires las previsiones para aprobar los Presupuestos. ¿Quién iba a negociar con todos los socios de Gobierno, incluidos Sumar y Podemos, en mitad de una guerra a muerte entre ellos, caso de PNV y Bildu y, sobre todo, de ERC y Junts, ambos dispuestos a demostrar que son más exigentes con Madrid que su pretendido rival? Pero esta lógica política trae consigo una alteración no pequeña de la economía y de sus efectos en la gobernabilidad, aplazados sine die proyectos sociales que exigían urgencia. Un roto importante, que en Cataluña se duplica, agobiados como están, por ejemplo, con temas de imperiosa resolución como las medidas contra la sequía. Se puede gobernar, claro, pero mal. Rajoy lo hizo durante tres años y así nos fue: la paralización de una administración en estado lamentable.

Tómense una tila que ahora vamos a añadir la mugre. ¿Qué me dicen del caso Koldo? Feo y repugnante asunto que amenaza, además, ante la bazofia de la oposición y de la prensa de la caverna, extender la mancha de la sospecha hasta donde se les antoje a esos señoritos, dueños de la infamia y el alma negra de charol. Ahí están, como muestra evidente, las acusaciones contra la esposa del presidente, Begoña Gómez. ¿Quién pone freno a la desvergüenza y el cinismo? Por eso el PSOE debe sacar papeles del armario y mostrarlos de uno en uno con una lupa a su lado. También de Globalia y Air Europa. Lo mismo que debería hacer la presidenta de la Comunidad de Madrid, ese pozo ya conocido de inmundicia. Y no lo dice el Ojo, siempre malintencionado, sino los tribunales de esos jueces que adora la derecha y que han metido en la cárcel a dos vicepresidentes de la increíble parlanchina Esperanza Aguirre - ¿por qué no te callas, tú que tanto tienes que ocultar? -, a consejeros y demás adláteres del PP en la región, además de contar en la relación de cuitas con la dimisión de toda una presidenta fulera. Topamos con su actual inquilina, Díaz Ayuso, la que llamó hijo de puta al presidente del Gobierno. Sumemos ahora a la gestión de las residencias de ancianos, informe demoledor el último que hemos conocido, esa defensa increíble - ¡qué error, qué inmenso error! - de la reina del vermú hacia su novio, ese señor que ha cometido, al menos, y admitidos por él mismo dos graves delitos. ¿Qué tenía ella que defender que afectaba a la Comunidad? ¿Hablamos de Madrid, pero también de Quirón? Mentira sobre mentira y sobre mentira, otra. Y su guardia de corps, MAR el matachín, ¿cómo se atreve a amenazar a este medio que están leyendo en este momento? Núñez, mientras, repantigado en el sillón, fumándose un puro, que si él tenía a su narco en la barca, la peligrosa avispa tiene ahora a su comisionista en el Maserati. ¡Qué alegres compañías las de estos chicos del PP!

Habrá luz al final de todos estos túneles, o eso queremos creer, pero por ahora nos come la oscuridad. El PSOE está tocado con la amnistía y el caso Koldo, con poco margen económico, además, para grandes alegrías o cuantiosas promesas electorales. A su izquierda las cosas no van mucho mejor, que sólo con un ejercicio de firmes creencias en lo sobrenatural, tipo legionarios de Cristo o Testigos de Jehová, puede uno afirmar que Sumar -mejor callar sobre Els Comuns- es una coalición pujante y que los 4 diputados de Podemos son multitud. Panorama triste, pero es lo que hay. Y todos atisbamos, además, un cierto desencuentro en el Gobierno entre la fuerza mayoritaria, los socialistas, y la minoritaria de Yolanda Díaz. Malo. Urge restablecer la conexión y atarse unidos con fuertes sogas al palo mayor, que amenaza galerna. Con todo, ya ven cómo son las cosas, es muy posible que el Gobierno, en general, y los socialistas en particular, salven los muebles en el País Vasco, sobre todo porque la diferencia con el PP, salvo sorpresas de última hora, va a ser descomunal. Y siempre y cuando el efecto Koldo se circunscriba a unos cuantos sinvergüenzas de relevancia menor. Se repetirá, pues, la entente PNV-PSOE, amigotes para tomar unos chupitos y unos pintxos.

Más confusa es la situación en Cataluña, sobre todo porque nos falta saber cómo afectará a los votantes la aprobación de la amnistía y, sobre todo, qué pasará con uno de sus protagonistas estrella. Puigdemont siempre consigue estar en el candelabro, por fas o por nefas. ¿Podrá volver a tiempo, jueces variados mediante, que hay toda una rondalla de togados oliendo la presa? ¿Y si es así, querrá hacerlo, vean aquí al mártir? Otra profecía del Ojo, que sólo se expone a caer aún más bajo de lo que ya está en la consideración de todos ustedes. Ahí va: el gran líder de Junts no estará y Salvador Illa, que será el ganador, tendrá que gestionar ese primer puesto con Esquerra. Y con Junts, claro. Tarea para artistas del alambre. Lo más interesante será, como en las últimas o penúltimas elecciones, saber cuántos catalanes votan a los partidos independentistas y si la suma supera el 50%. Pocas consecuencias prácticas, pero un dato a no desdeñar. Atención, pues, a esa cifra. Por su parte, en la derecha y extrema derecha, ahora ya indistinguibles unos y otros, lo que queda de Ciudadanos, la raspa, y ya medio putrefacta, prestará sus votos al PP que aún está buscando candidato para inmolarse. La pelea, con Vox. León joven con hiena vieja disputándose la carroña. Espectáculo sólo autorizado para aficionados a las peleas de perros. 

¿Quieren saber, además, qué pasará en las europeas? Pues quietos parados, que faltan meses y la bola de cristal, fíjense qué cosas, se me ha quedado sin luz. 

Será que no pago. 

Adenda. Paren las máquinas, milagro, milagro: “¡Putin ha arrasado en las elecciones rusas!”, gritan los mozalbetes por las calles aireando las noticias que lleva el periódico que venden, el único en el país que, para eso estamos en la época de los soviets más recios, tal que hablamos de Brezhnev, Andropov o Chernenko. Rusia es hoy una vergüenza de país, mal remedo de aquellas épocas turbias, cuando el Kremlin dominaba a la ciudadanía con las tácticas de una férrea dictadura tras el sueño que se convirtió en tragedia. Sólo queda de aquel brillante carbón que un día dio una luz cegadora la escoria que apenas humea inútiles rescoldos fríos. Putin es un dictador feroz. Decir que ha ganado unas elecciones es un insulto a la inteligencia. Pobre Rusia, pobres rusos y pobres todos aquellos, como los ucranianos, que sufren en sus carnes las vesanías del tirano.  

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El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

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