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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

El primer santuario de delfines del mundo

Delfines liberados en el primer santuario de cetáceos del mundo, creado en Bali, Indonesia.

Roser Gari

En el 2019 hemos asistido a grandes victorias en la defensa de los cetáceos. Desde la puesta en libertad de algunas de las orcas y belugas de la famosa cárcel de ballenas rusa, a la prohibición de mantener cetáceos en cautividad en Canadá o a la prohibición de nadar con delfines en el mar en Nueva Zelanda, por el daño y estrés que los barcos y nadadores les ocasionaban.

La última gran victoria ha tenido lugar la primera semana de octubre de este año en la turística isla de Bali, Indonesia. Tras años de investigación y potentes campañas, el Ric O'Barry's Dolphin ProjectJakarta Animal Aid Network y el Departamento de Bosques de la isla trasladaron a los dos últimos delfines cautivos desde el Hotel Melka al primer santuario de delfines del mundo, que se ha creado precisamente en Bali.

Estos delfines, así como otros dos previamente evacuados, han sido explotados durante años en espectáculos para turistas y en supuestas terapias para personas con autismo, cautivos en una minúscula piscina con cloro en el pueblo costero de Lovina. Dos de ellos fueron capturados y vendidos por pescadores y los otros dos procedían del aborrecible circo itinerante de delfines de Indonesia. Hacía unos diez años que ninguno veía la luz del sol o escuchaba los sonidos del mar. Por haber perdido sus dientes o por sus graves problemas en los ojos causados por el cloro de la piscina donde vivían, es probable que dos de los cuatro permanezcan el resto de su vida en el santuario creado para ellos, sin posibilidad de volver al mar abierto.

Hace quince años que tengo la fortuna de ver e interactuar asiduamente con delfines en libertad, ya sea buceando, haciendo snorkel o desde el barco. También asistí a su puesta en libertad en el santuario y, pasada la emoción de verlos disfrutar de los rayos del sol y de los sonidos del mar, vi con horror el trauma y el largo camino que les queda por recorrer. Acostumbrados a una piscina donde los turistas pudiesen hacer pie, estos delfines no se aventuran a más de 2 o 3 metros de profundidad. Casi sin moverse, estuvieron aterrorizados en el centro del recinto durante casi 24 horas.

España es el país de la Unión Europea con más cetáceos cautivos. 106 cetáceos (la cifra varía constantemente por la alta mortalidad) están repartidos en doce centros del territorio español. Bajo la excusa de ser centros educativos o de investigación, se ofrecen espectáculos y terapias, como en el ya vacío hotel de Bali. Pero, ¿qué hay de educativo en ver animales traumatizados, heridos y enfermos? ¿Qué aprendemos sobre la individualidad y la auto-consciencia de delfines aislados de sus familias, lejos del mar a donde pertenecen?

España debería seguir el buen camino y clausurar todos los centros donde los cetáceos son explotados y obligados a permanecer en cautividad.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

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