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Iñigo Soteras: “Posiblemente, este verano habrá un aumento de los accidentes y los rescates debido a que mucha gente acudirá a la montaña buscando actividades en el medio natural por su beneficios epidemiológicos ante la pandemia”

Iñigo Soteras.

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Con tanto cambio y modificaciones se hace un poco complicado saber en qué situación exactamente nos encontramos a la hora de poder hacer deporte en montaña. Puedes explicarnos, ¿qué diferencias principales hay entre las fases 0,1 y 2 a la hora de poder practicar los distintos deportes de montaña?

Como tu dices es complicado, pero desde el punto de vista sanitario no varía. En todas las fases deberemos mantener una fuerte conciencia de responsabilidad social y evitar relajarnos a la hora de seguir los consejos sanitarios generales conforme las fases vayan avanzando.

¿Cuáles son esos consejos, o medidas sanitarias recomendadas a la hora de salir a practicar deportes de montaña?

Las recomendaciones generales durante las actividades en el medio natural serían; no salir a realizar actividad si sospechamos síntomas o somos contacto de alguien afectado por COVID; intentar mantener una distancia física superior a dos metros respecto a los que no conviven con nosotros, y si no es posible deberemos protegernos con mascarilla, planificar actividades con itinerarios o rutas donde podamos evitar situaciones que nos obligasen a estar muy próximos unos de otros; higiene frecuente de manos por medio de soluciones con alcohol ya que lavarnos las manos en el medio natural puede ser difícil; añadir en nuestro botiquín mascarilla/guantes/gafas protectoras para mantenernos a salvo del riesgo biológico en caso que tengamos que practicar unos primeros auxilios... ¡ah! y no nos olvidemos de bolsas de plástico para tirar estos elementos una vez usados. Además es importante que para cualquier actividad bajemos un nivel nuestras expectativas para estar seguros que no sobrepasaremos nuestros limites físicos o técnicos.

¿Consideras que la montaña es un lugar de riesgo comparado con bares, restaurantes, etc., al menos tanto como para que se controle tan estrictamente?

Considero que la práctica de actividades en el medio natural tienen mucho menos riesgo de contagio comparado con actividades en bares. En el medio natural los consejos generales se pueden seguir mucho mejor, como mantener la distancia física o evitar el contacto con superficies, evitando a demás lugares cerrados, por ejemplo. Pero hemos sido penalizados por la restricción de movilidad y porque han pensado que no generamos actividad económica.

Entendemos que a la hora de hacer senderismo, guardando las distancias y con medidas de seguridad, el riesgo al Covid-19 es muy controlable, pero ¿qué riesgo médico consideras que existe al escalar en pared en cordadas de, pongamos, dos personas?

En escalada de varios largos los riesgo “teóricos” serían considerar la superficie de roca como “superficie infectada”, repito teórico. Pero es algo que podríamos minimizar con evitar tocarnos la cara y con la higiene de manos después de cada largo. Por el mismo motivo teórico deberíamos evitar compartir material como cintas, mosquetones etc., o usar la boca como hacemos con algunos gestos. Otro riesgo posible sería la dificultad de mantener la distancia física en las reuniones. Para minimizar este riesgo podemos buscar rutas que tengan reuniones amplias, practicar técnicas más complejas que lo evitan o usar mascarilla si no podemos asegurar el distanciamiento de ninguna manera.

¿Cómo se piensan afrontar los rescates en montaña con esta situación cuando la gente empiece a moverse y salir más este verano?

Si no existen limitaciones en la movilidad sospechamos que este verano habrá un posible aumento de los accidentes, y así de los rescates, debido a que mucha gente acudirá a la montaña buscando actividades en el medio natural por su beneficios epidemiológicos ante la pandemia, pero también ocurrirán accidentes por otros aspectos psicológicos relacionados, como la hipermotivación reactiva a los meses de confinamiento.

Los grupos de rescate ya se están preparando para esta situación; desde la adaptación del horario de helicópteros a la franja horaria de actividad física, hasta en las medidas de protección con los respectivos EPIs. Hace una semana, por ejemplo, ya se rescató una accidentada con fractura de tobillo que resultó ser una paciente asintomática con Covid positivo. Además, no será difícil que desplacemos helicópteros cercanos a “puntos negros de accidentes” como se hace en otros ocasiones.

Hablando de la gente infectada por el Covid, y sabiendo que el grupo de mayor riesgo es a partir de los 60 años como se ha visto en la tasa de mortalidad, ¿no hubiese sido más sencillo, y posiblemente eficaz, haber controlado a esa población de riesgo en vez de a toda la población?

¡Uff!. ¡Me hubiera quedado sin compañeros de cordada! Creo que segmentar el confinamiento puede ser una opción todavía actualmente o para futuros rebrotes, pero basarnos únicamente en la edad es un error. Mis compañeros de cordada están más fuertes que yo y pasan de los 65 años. Hay grupos de “expertos” (aunque esta palabra ha perdido valor durante la pandemia), y con los que yo estaría más de acuerdo, que consideran que se debería aplicar únicamente a los ancianos más frágiles. Por otro lado, éstos mismos expertos, valoran también aplicar restricciones a cuidadores y sanitarios...¡perdón esto no! que va en contra mía…

Por lo que entendemos, las posibles soluciones al Covid-19, y a esta situación son tres, la vacuna, la mejora del tratamiento y la inmunidad de grupo...

Bueno, estas son las soluciones que tenemos frente a la pandemia. Hace unos días todos hemos escuchado noticias donde anuncian que uno de los ensayos de vacuna ha tenido buenos resultados en la Fase 1 (que busca seguridad y existencia de respuesta inmune), aunque no está todavía publicado científicamente… Pero lo que nos interesa es saber las fechas en que estarán disponibles, y de nuevo los “expertos” la emplazan entre enero y junio del 2021 para su uso generalizado. Mientras llega la vacuna necesitaremos tratamientos que actualmente consisten en retrovirales y otros fármacos que ya estábamos usando con anterioridad para otras enfermedades e infecciones. Actualmente hay cientos de ensayos clínicos investigando en este campo, seguro que conforme pasen lo meses irán surgiendo terapias cada vez más efectivas. Por ultimo, el concepto de inmunidad de grupo es otra solución. Consiste en que, cuando una población tiene suficientes personas inmunizadas (apuntan en torno al 60% para el Covid-19) el virus no puede seguir expandiéndose, ya que actúa de barrera protegiendo a quien aún no se ha infectado. Actualmente estamos entre un 5% y 10% según los lugares, y se estima que hasta el 2022 no tendríamos esta inmunidad de grupo. Por otro lado, dejar “libremente” que infecte a toda la población como ha hecho Suecia sería razonable en resfriados comunes, pero en una enfermedad con una mortalidad del 14% es equivocado como se ha demostrado en el país escandinavo. Debemos mantener las medidas higiénicas y el distanciamiento hasta que obtengamos vacunas o esta inmunidad.

Por último, y volviendo a la montaña, ¿cómo ves de cara a lo que resta de año el tema de hacer deporte en montaña? ¿Se volverá a cierta normalidad o eso ya es impensable?

Yo soy optimista y pienso que si somos capaces de tener responsabilidad social durante el resto del año podremos ir retomado las actividades que solíamos hacer progresivamente. Dependerá de lo importante que sean los futuros rebrotes. Pero deberemos saber vivir en la incertidumbre de un futuro que desconocemos ya que no conocemos, valga la redundancia, esta enfermedad lo suficiente.

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