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Travesía de la Alta Vía. Una ruta que despertará tus sentidos

Preciosas vistas del pico Schusterplatte (2.957 metros) desde el Dreizinnen Hütte.

TEXTO: Egon Resch FOTOS: Salewa / Anton Brey

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En esta ocasión hemos querido comenzar el artículo con estos datos o cifras, pero que no son más que eso, números. Son un espejismo lejano, una ilusión sobre una aventura extrema que puede parecer inalcanzable para algunos. Si, es verdad, resultan austeros, severos y casi aterradores, pero no dejan de ser eso, simplemente números... Y eso es algo que podemos dominar. Si centramos todos nuestros sentidos y el esfuerzo en el denominador común más pequeño, entonces los podemos controlar...

Como bien sabemos, toda aventura empieza con un primer paso. Al fin y al cabo, todas las aventuras consisten en repetir este sencillo movimiento una y otra vez hasta llegar a nuestro destino. Un paso tras otro, decenas de miles de veces, hasta que se convierte en parte de nuestra propia naturaleza, de nuestras necesidades básicas y de nuestros instintos primarios. Beber, comer, dormir, andar. Moviéndonos a contracorriente en esa carrera de locos diaria en la que existimos, pero sin llegar a vivir del todo. Aquí, en cambio, la elección es nuestra. Este recorrido es nuestro. La montaña nos abre las puertas a su reino, a sus dominios.

Beber, comer, dormir, andar. Si lo piensas, ¿no ha sido esta siempre la verdadera esencia de la humanidad? Desde tiempos inmemoriales, nuestros genes están marcados con la memoria de aquellos nómadas que cruzaban de una tierra a otra para sobrevivir. Andar es una manera de volver a nuestras raíces, de volver a lo básico y fundamental. Tanto la magia de los primeros cuentos como la alquimia del siglo XXI están arraigados en los caminos de la montaña. El hombre moderno -estresado, agotado y a veces en busca de un objetivo inalcanzable- puede convertirse en un transeúnte en este entorno y mirar con serenidad hacia lo lejos. Una mirada que, por fin, sabe a dónde va dirigida, y que le permite conocer cómo alcanzará su objetivo. Lo de andar está muy bien, ¿pero hacia dónde? ¿Y con quién? ¿Con cualquiera?

Más de 100 kilómetros acompañado de desconocidos... Al fin y al cabo, lo más difícil es dar ese primer paso, superar esa barrera mental, deshacerse de los miedos para que lo único que nos acompañe sea la alegría de recorrer las montañas día tras día. Y tras esos kilómetros, las caras y los nombres de esos hombres y mujeres, que tan desconocidos nos parecían el día de ayer, nos sonarán como los de nuestros amigos de toda la vida. La montaña rompe muchas barreras... Desenreda lenguas. En lo más profundo, nos descubre quiénes somos en realidad: nuestras esperanzas, nuestras penas, nuestros sueños. Puede que nos mintamos a nosotros mismos, pero no podemos mentir a una roca milenaria, que dirige su sabia mirada a nuestra alma y descubre lo que tenemos enterrado en las profundidades del corazón. La montaña no ve un hombre, una mujer o las arrugas de sus caras. Ve el corazón de ese niño sonriente que llevamos dentro inmerso en una aventura que responde a su verdadera vocación.

Una experiencia visual

Todo rebaño necesita su pastor. El nuestro fue Egon, el líder siempre sonriente de San Cipriano di Tires, hasta llegar a Val Fiscalina, pasando por las famosas y fascinantes Tres Cimas de Lavaredo. Pero dejando a un lado la encantadora vista de estas torres de líneas seductoras, nadie olvidará la pequeña subida a la luz de las linternas desde el Refugio Biella para contemplar el amanecer en la Croda del Becco.

No importa si has recorrido estas montañas miles de veces. No importa si tus ojos ya han sido testigos de todos los tonos de rojo y naranja posibles de esta región. Después de sudar unas cuantas gotas, y de un par de escalofríos antes de que los primeros rayos de sol se abran paso a través del manto azulado de las últimas nubes que cubren las cimas, esta experiencia visual sigue siendo única. Sin excepción. Es una revelación eterna que descubre la belleza de la existencia. Ahí, y en ese momento, acompañado de toda esa gente con la que compartes una comida. Es cierto que no todo el mundo está dispuesto a abandonar el mundo de los sueños y salir del calor y la comodidad de la cama en mitad de la noche, pero desde ahí arriba, en lo más alto, ese esfuerzo queda en un segundo plano. Cada empujón y cada lágrima parece disiparse, como cuando un prisionero inhala sus primeras bocanadas de aire fresco al ser liberado tras meses y meses detrás de las rejas. Cuando llegas a los 3.146 metros te pones a cantar. Sí, te pones a cantar porque bajo las ráfagas de viento gélido, aquellos dispuestos a escuchar, descubren los secretos de la eternidad.

Cuando te bañas en los lagos de Lagacio, Remeda Rosses y Gran Foses, cuando te comes un plato casero de pasta con setas con el que se deleitan tus papilas gustativas cerca del refugio de Ra Stua, pasando noches de risas e historias en los refugios italianos desperdigados por el camino... Todo aquel que siga la travesía de la Alta Vía y su ruta por la región del Tirol italiano verá cómo cada paso que dé se llena de recuerdos imperecederos.

GUÍA PRÁCTICA. TRAVESÍA DE LA ALTA VÍA

Duración: ocho días (del 9 de septiembre al 16 de octubre)

Primera jornada (9 de Septiembre)

• Autobús hasta Tiers St. Zyprian.

• Comienzo del recorrido: Tiers St. Zyprian/Valle de Tschamin.

• Fin del recorrido: Grasleiten Hütte/Refugio Bergamo.

• Distancia recorrida: 8 kilómetros.

• Tiempo estimado: 3 horas.

• Desnivel positivo: 950 metros.

• Desnivel negativo: 0 metros.

La travesía arranca en Tiers St. Zyprian. Durante esta primera jornada se atraviesa el Traunwiesen y se llega al valle Tschamin. La jornada finaliza en el Grasleiten Hütte (2.165 metros).

Segunda jornada (10 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Grasleiten Hütte/Refugio Bergamo.

• Fin del recorrido: Friedrich August Hütte.

• Distancia recorrida: 14 kilómetros.

• Tiempo estimado: 6 horas.

• Desnivel positivo: 800 metros.

• Desnivel negativo: 700 metros.

Durante la segunda jornada dejamos atrás el Grasleiten Hütte y seguimos el camino que nos lleva al paso Molignon (2.598 metros). Posteriormente descendemos al refugio Alpe di Tires (2.440 metros) y atravesamos el valle Duron hasta el refugio de Malga Sasso Piatto (2.200 metros). Tardaremos en total unas seis horas en alcanzar el Friedrich August Hütte (2.290 metros).

Tercera jornada (11 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Friedrich August Hütte.

• Fin del recorrido: Franz Kostner Hütte.

• Distancia recorrida: 13 kilómetros.

• Tiempo estimado: 9 horas.

• Desnivel positivo: 1.250 metros.

• Desnivel negativo: 950 metros.

En la tercera jornada nos dirigiremos a la cima del Piz Selva por la vía ferrata de Pösnecker. Cruzaremos la meseta del Sella, y nos detendremos en el Bamberger Hütte antes de finalmente hacer noche en el Franz Kostner Hütte (2.500 metros), nuestro destino final este tercer día.

Cuarta jornada (12 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Franz Kostner Hütte.

• Fin del recorrido: Refugio Fanes.

• Distancia recorrida: 26 kilómetros.

• Tiempo estimado: 9 horas.

• Desnivel positivo: 1.350 metros.

• Desnivel negativo: 1.780 metros.

El cuarto día se centrará en descender caminando hasta el paso de Campolongo, a 1.875 metros, y ascender en bici hasta Pralongià, a 2.109 metros, y el refugio de Scotoni. Si queremos podemos refrescarnos en el lago Lagacio. Tras dejar atrás la vertiente sur de la Cima Scotoni y Le Gran Plan, por fin alcanzaremos el refugio Fanes (2.060 metros), nuestro destino de esta cuarta jornada.

Quinta jornada (13 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Refugio Fanes.

• Fin del recorrido: Seekofel Hütte/Refugio Biella.

• Distancia recorrida: 17 kilómetros.

• Tiempo estimado: 8 horas.

• Desnivel positivo: 1.450 metros.

• Desnivel negativo: 1.240 metros.

Durante la quinta jornada el camino nos llevará hasta el lago Limo, atravesando el valle y las cascadas de Fanes. Imprescindible un baño en los lagos De Remeda Rosses y Gran Foses. Después de refrescarnos continuaremos caminado dejando atrás el refugio de Ra Stua, hasta llega a nuestro destino del día: Seekofel Hütte (2.327 metros).

Sexta jornada (14 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Seekofel Hütte/Refugio Biella.

• Fin del recorrido: Dürrenstein Hütte/Refugio Vallandro.

• Distancia recorrida: 14 kilómetros.

• Tiempo estimado: 6 horas.

• Desnivel positivo: 450 metros.

• Desnivel negativo: 750 metros.

Después de disfrutar y maravillarnos con las vista desde el Seekofel Hütte (sobre todo es digna de ver la salida del sol), nos pondremos en marcha por la senda que lleva a Rossalm. Dejaremos atrás Rote Wand hasta llegar a Prato Piazza. Haremos noche en Dürrenstein Hütte (2.040 metros).

Séptima jornada (15 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Dürenstein Hütte/Refugio Vallandro.

• Fin del recorrido: Dreizinnen Hütte/Refugio Tre Cime

• Distancia recorrida: 15 kilómetros.

• Tiempo estimado: 6 horas.

• Desnivel positivo: 1.221 metros.

• Desnivel negativo: 849 metros.

En la séptima jornada, tras dejar el Dürenstein Hütte nos dirigiremos, ascendiendo, hacia el monte Strudelkopf (2.307 metros). Seguiremos hasta el valle di Landro y de ahí al valle della Rienza. Nuestro destino final será el Dreizinnen Hütte (2.405 metros).

Octava jornada (16 de Septiembre)

• Comienzo del recorrido: Dreizinnen Hütte/Refugio Tre Cime

• Fin del recorrido: Fischleinboden.

• Distancia recorrida: 12 kilómetros.

• Tiempo estimado: 5 horas.

• Desnivel positivo: 600 metros.

• Desnivel negativo: 1.570 metros.

Para el último día nos aguarda un recorrido de 12 kilómetros que haremos en unas cinco horas. Desde el refugio ascenderemos al Plan di Cengia y cruzaremos el valle Fiscalina hasta llegar a Fischleinboden (1.450 metros), donde acaba la Alta Vía.

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