El Tenerife se diluye con un penalti dudoso y acaba entregado al Málaga

Sipcic, lesionado, antes de ser sustituido por Sergio

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El partido en La Rosaleda descubrió el lado oscuro del CD Tenerife, que encajó pronto por un penalti dudoso y luego fue incapaz de igualar la entrega del Málaga, arrebatado en las pugnas mientras le dio el aire y fiado a la impericia de los blanquiazules para encontrar un buen remate en un último cuarto de hora jugado en un tercio de campo.

La derrota del grupo de Ramis responde al guion previsible ante un rival que sigue imbatido como local. Una salida empujando para encontrar la ventaja en el marcador cuanto antes —premiada hoy con el gol de Brandon al cuarto de hora—, máxima tensión en todas las zonas y búsqueda del contacto para ensuciar la salida o las conducciones del rival —cinco tarjetas por una— hasta aburrirlo.

Frente al arrebato del Málaga, hoy el único equipo hambriento, el Tenerife tuvo diez minutos notables entre el primer arreón del grupo de José Alberto —incluido un gol anulado en el minuto 3 por fuera de juego— y la jugada maldita, en la que Aitor Sanz se cruza en el camino de Brandon hacia el área sin que parezca que existiera contacto, no para el árbitro, que lo entendió punible.

En su única fase elogiable, dio cuarenta metros al Málaga para sacarla jugada y le encontró repetidamente en las vueltas, activo Mollejo en la conducción y acertado Moore para ponerla franca al área. Por orden, pudo definir Elady (m.7), pero tuvo que negociarse con una volea estrafalaria que salió fofa. El mismo Elady cerró una conducción en ventaja con un tiro desviado (m.10) y tuvo la más clara —un caramelo de los que se pide cualquier nueve— Rubén Díez en el 11. Enganchó una volea con poco ángulo en el área de Dani, eligió el palo largo para superarlo, pero le pegó con un empeine que hizo que el balón cogiera camino hacia fuera. Al cabo de noventa minutos decepcionantes, un remate que pudo cambiar el argumento de la obra.

Al error de Rubén Díez —en otro partido que retrata su endeblez en los duelos y se le queda largo— siguió un error que provocó la jugada del penalti. El Tenerife iba capeando bien la propuesta impetuosa del Málaga, pero fue tirar la presión al borde del área local y desabrocharse. Inocente en el movimiento, se descompensó, le cogió el Málaga en una vuelta a campo abierto y el resto lo puso Brandon, listo para coordinarse con la llegada tardía de Aitor al cruce. Justo la cita al borde del área, ideal para que un jugador de su perfil generara la caída y la decisión del árbitro.

El 1-0 obligó al Tenerife a un ejercicio de fe con algo de convicción primero —una asistencia de Elady elevándola sobre la zaga que no cazó Mollejo y le costó la amarilla por dejar la pierna en el remate al que no llegaba— y mucho de resignación luego, cuando Moore ya había demostrado por qué Mellot le supera en la suma de las prestaciones y cuán insulso puede resultar Gallego si no le llega una pelota para bajarla y doblar o un balón limpio que rematar.

Sin llegar al entreacto y suplido Sipcic por lesión, el Tenerife se resignó al papel de secundario. Definitivamente estéril, rozó el pánico en la prolongación (m.45+1) con una salida por alto de Soriano —reclamó falta— que dejó el balón para un remate de Brandon que salvó junto al poste Sergio. Brandon venía de ganar la pugna por el rechace a Moore, un combate entre púgiles del mismo peso que disputó de aquella forma el lateral tinerfeñista.

Aún tocado por la fiebre del inglés, el Tenerife trató de meter otra marcha con las entradas de Shashoua y Mellot. Le echó voluntad para armarla a la espalda de los medios uno y más fiabilidad en el choque con Brandon el otro. Y en lo que al Málaga se le acababa el crédito y José Alberto poblaba la medular, el Tenerife se hizo definitivamente con la posesión en un ejercicio voluntarista e ineficaz. Pudo pensar, incluso, en el empate, cuando Mollejo (m.88) remató de primeras fuera. Pero en una noche tan espesa, que hubiera cogido puerta sería anormal.

De la poca chispa del Tenerife para cuestionar el resultado dio fe una acción de Brandon que retrató el ánimo en cada orilla. Se atragantó de balón en una contra del Málaga con una pinta espléndida para apuntillar con el 2-0, la perdió y corrió treinta metros, desaforado, hasta robársela a Elady y matar la vuelta del Tenerife. Desarmado, lento hasta en los cambios, mostró el grupo de Ramis una cara parecida a la de Ibiza. Allí le dio para un empatito, pero el Málaga es otra cosa y solo permite en La Rosaleda que se vaya al galope.

(1) MÁLAGA CF: Dani; Iván Calero, Juande, Peybernes, Javi Jiménez; Escassi, Brandon (Antoñín, m.87); Paulino (Kevin, m.80), Jozabed (Ramón Enríquez, m.69), Genaro; y Roberto (Gassama, m.80).

(0) CD TENERIFE: Soriano; Moore (Mellot, m.61), Sipcic (Sergio, m.40), José León, Álex Muñoz; Rubén Díez (Shashoua, m.61), Aitor Sanz (Míchel Herrero, m.85), Álex Corredera, Elady; Mollejo y Enric Gallego.

GOL: 1-0, Brandon, de penalti (m.15).

ÁRBITRO: Rafael Sánchez López (Comité murciano). Amonestó a Jozabed (m.19), Genaro (m.50), al entrenador, José Alberto López (m.73), Iván Calero (m.75), Javi Jiménez (m.78), Brandon (m.83) y al visitante Mollejo (m.21).

INCIDENCIAS: Partido de la 16ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio de La Rosaleda. 15.700 espectadores.

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