Perderse... en el hotel más pequeño del mundo

El libro Guinness de los Records dedica algunas de sus páginas a los hoteles más sorprendentes del planeta. Entre ellos encontramos el premio al “más pequeño del mundo” que se encuentra ubicado en las Islas Canarias. Se trata del Hotel Punta Grande, cuyo establecimiento está situado en la isla más pequeña del Archipiélago, El Hierro (227 kilómetros cuadrados).

Este hotel, que fue restaurado en los años setenta, tiene como base arquitectónica un antiquísimo despacho de aduanas que data del siglo XVIII y se encuentra situado sobre un pequeño saliente rocoso de lava negra que fue un antiguo embarcadero y puerto para los correíllos.

El Hotel Punta Grande fue declarado en 1989 por el libro Guinness de los Records el “más pequeño del mundo”, título que sigue ostentando frente a otros como el Grand Hotel de Kromme Raake, en Holanda, y The One Hotel, en Camboya, ambos con una recepción en la que cuelga una sola llave.

Sin embargo, el establecimiento de El Hierro cuenta, dentro de sus 600 metros cuadrados y nueve metros de altura, con cuatro habitaciones dobles en las que no se atisba la llegada del siglo XXI, pues no tienen ni teléfono ni televisión. Construido, únicamente, para liberarse del estrés y olvidar que fuera de sus cuatro paredes existe un mundo diferente.

En la entrada se encuentra un restaurante tranquilo y acogedor, desde el que se puede ver tanto una hermosa puesta de Sol como las olas acariciando el cristal de las ventanas, y mientras Noemí Thinosi, regenta del establecimiento, y sus empleados presentan una carta repleta de pescado fresco recién capturado.

Dentro y fuera del restaurante, y por todo el hotel, puede disfrutarse de una decoración completamente marinera, repleta de detalles procedentes de desguaces de barcos o restos de naufragios como ojos de buey, brújulas, cartas marinas, farinas, portulanos y un traje de buzo expuesto en el comedor.

Zonas turísticas de El Hierro

Sin embargo, unas vacaciones agradables no terminan en la entrada del alojamiento. Desde sus puertas se abre todo un mundo que ha sido declarado Reserva Mundial de la Biosfera. Desde Punta Grande se puede contemplar el mítico Roque del Salmor, una serie de islotes que antaño estaban habitados por el Lagarto Gigante de El Hierro; también se encuentran Las Sabinas, una especie arbórea cuyos troncos se retuercen creando escorzos de difícil definición por el empuje del implacable viento que reina en las zonas más recónditas de la isla.

Sin embargo, nunca puede dejar de visitarse la punta de Orchilla, que hasta 1492 fue considerado el fin del mundo, lugar tenebroso donde mar adentro habitaban terroríficos monstruos. Asimismo, en este lugar se construyó el Faro de Orchilla, en el punto que fue considerado hasta 1885 como el meridiano 0. Además, también se debe visitar la punta de La Restinga y su pequeño puerto o el Mirador de la Peña que fue diseñado por Cesar Manrique.

Con todo, el establecimiento más pequeño del mundo, en la menor de las islas del Archipiélago canario, se encuentra rodeado por paisajes que dejan sin respiración, de la misma forma que lo hacen las olas que saltan por encima del hotel cuando ruge la tempestad.

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