La turistificación provoca que se extiendan los mini pisos en Canarias

Apartamentos turísticos en el sur de Gran Canaria

Toni Ferrera

Las Palmas de Gran Canaria —

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El dato destaca a simple vista. En todos los anuarios del Registro de la Propiedad (que se publican desde 2004), Canarias siempre lidera la adquisición de viviendas de menos de 40 metros cuadrados en comparación con el total de inmuebles comprados. Si en las Islas el porcentaje suele acercarse al 10%, la media del Estado no supera el 3,5%. Y con respecto a los domicilios de entre 40 y 60 metros cuadrados, en el Archipiélago sobrepasan el 23%, mientras que en el conjunto del país se queda en un 16%. La primera hipótesis que le salta a los expertos se aglutina en un concepto: turistificación del territorio.

Después de unos segundos de reflexión, a Eduardo González de Molina, investigador canario asociado en la Universidad de Nueva York y doctorando en Políticas de Vivienda por la Universidad Pompeu Fabra, se le viene esta idea a la cabeza: “El uso de viviendas como pisos turísticos. Un inmueble de 40 metros cuadrados ofrece un uso perfecto para la vía turística y más en Canarias. En las Islas no hay una regulación que limite la introducción de Airbnb y muy probablemente tenga que ver con eso”.

Alejandro Armas, geógrafo tinerfeño en la Universidad de Leipzig, profundiza en esta línea. “Puede tener que ver con el alquiler a corto plazo, también. Se compra la casa como elemento para la inversión y se utiliza para arrendar”. Las comunidades que siguen al Archipiélago en la compra de inmuebles de menos de 40m2 son Baleares (7,59%), Madrid (4,10%) y Cataluña (4,01%). “Son regiones principalmente turísticas”, concluye el experto.

La teoría se puede comprobar (en cierta forma), acudiendo a la base de datos de AirDNA, proveedor de información y análisis para el sector del alquiler a corto plazo. En Santa Cruz de Tenerife, donde a principios de año había 949 pisos destinados a este servicio, el 43% eran de una habitación y el 33% de dos. A medida que va aumentando el número de dormitorios, se va haciendo menos atractivo para la industria. “No son infraviviendas. Es lo que se ofrece en este ámbito”, continúa Armas.

Otra forma de escrutar la hipótesis es analizando las cifras del último censo de viviendas que ha realizado el Instituto Nacional de Estadística (INE), publicado en 2011. Vemos que, en lo que respecta a las casas de menos de 30 metros cuadrados, la provincia de Las Palmas lidera la clasificación en España, con un 0,67% sobre el total, solo por delante de Madrid (0,60%) y Santa Cruz de Tenerife (0,51%). Para los inmuebles de entre 30 y 45m2, prácticamente el mismo resultado: Madrid en lo más alto, con el 5,8%, seguida de Las Palmas (5,19%) y Santa Cruz de Tenerife (4,77%).

“En las islas turísticas hay procesos de inversión en vivienda muy potentes”, agrega Armas. “Estos actores no compran un piso para alquilarlo a un grupo de personas. Lo compran para dedicarlo al turismo. Les renta más”. Eduardo González añade: “Canarias tiene un suelo limitado y quizá también tenga que ver. Pero yo me decantaría por esa opción: fondos que compran paquetes completos de viviendas para turistificarlos”. En el Archipiélago, cerca de una de cada cuatro casas es comprada por un extranjero (23,73%). Solo Baleares cuenta con un porcentaje superior (32,76%).

¿La compra de casas más pequeñas es igual a mayor hacinamiento?

Dice Juan Samuel García Henríquez, geógrafo de la Universidad de La Laguna (ULL) especializado en desigualdad, género y participación ciudadana, que lo primero que ha pensado cuando ha escuchado toda esta retahíla de datos es en el bajo poder adquisitivo en Canarias, donde la renta media en 2019 (última actualización de la Agencia Tributaria) era de 20.938 euros, solo por delante de Murcia (20.345), Castilla La Mancha (19.697), Andalucía (19.682) y Extremadura (17.777).

“La mayor vulnerabilidad que tiene Canarias, según nos muestran los indicadores sociales, se refleja también en las casas. Estas cifras de superficie media son una señal de la peor calidad de la vivienda a la que se accede en Canarias con respecto al resto”, resalta García. “El acceso a la vivienda es un desencadenante de exclusión social fuerte. Incluso más que el tener un empleo de media jornada o jornada completa, remacha Maite Arrondo, consultora en Innovación en Políticas de Vivienda que trabaja para el Instituto de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona.

Sin embargo, la información aportada por el Registro de la Propiedad no habla de pisos en alquiler, sino de compraventa de inmuebles, por lo que, matiza Eduardo González, es importante recordar que “el hacinamiento opera sobre una población que no tiene dinero para comprar una casa”. Los últimos datos del INE señalan que, según el régimen de tenencia, el porcentaje de domicilios en alquiler en las Islas asciende a un 16,22%. En el conjunto del Estado, la media es menor, cae el 13,48%. 

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