Corazones palmeros en la Regata Lustral 2025
La XIII Regata Lustral Bajada de la Virgen de las Nieves 2025 permanecerá en la memoria náutica de la isla de La Palma como una de esas gestas que trascienden la competición. Más allá de las clasificaciones o de vientos más o menos favorables, esta travesía de unas 110 millas náuticas entre Tenerife y La Palma se sintió como una declaración de amor al mar y también al esfuerzo compartido.
Desde el inicio de la salida, el pasado jueves 26 de junio a las 18:00 horas desde el Real Club Náutico de Tenerife, la regata se tornó altamente exigente. Rachas de hasta 25 nudos pusieron a prueba durante buena parte de la noche la pericia de las tripulaciones y la resistencia de los materiales. Una vez que la flota alcanzóla zona de los Roques de Anaga, el viento amainó ligeramente, estabilizandose en unos 13 nudos, lo que permitió a muchas embarcaciones izar el genaker. A bordo del Sorcery —el primero en cruzar de madrugada la línea de llegada al norte de la playa de Santa Cruz de La Palma — navegaban cuatro jóvenes palmeros, Kuan, Aulis, Sam y Ezequiel, formando parte de una tripulación con regatistas muy experimentados. Nos contaron sus vivencias y momentos de tensión vividos durante la travesía: primero, una rotura leve en el genaker, seguida poco después por su desgarramiento completo, lo que obligó a una maniobra rápida y coordinada para arriar la vela inutilizada e izar el foque. Ya en las últimas millas, una grieta, en esta ocasión en la vela mayor supuso plantearse la superación de un último desafío. Sin posibilidades ya de recambio, se optó por continuar con determinación y maestría náutica.
Pero esta regata no fue tan solo una prueba técnica. Fue, sobre todo, una experiencia emocional para los muchos palmeros que participaron en la competición. La presencia del Sorcery simbolizó un puente entre generaciones: jóvenes formados en la Escuela Insular de Vela del Cabildo de La Palma —educados en una tradición que combina técnica, respeto y pasión por el mar— compartiendo cubierta y trabajo con veteranos navegantes a bordo de un barco cuya proa, inspirada en la estética vanguardista de César Manrique, parece señalar que el rumbo,siempre es hacia el futuro.
A bordo del Sorcery nos contaban cómo navegar de noche, bajo cielos cerrados, con la humedad calando hasta los huesos y la jarcia tensándose en cada virada, fue una auténtica prueba de si se contaba con carácter para superarla. Pero no fueron los únicos palmeros presentes en esta edición. El Tango, de los hermanos Fran y Valentín González Sammarco, con una tripulación de cuatro regatistas, se proclamó vencedor en la categoría ORC 4-5, ocupando así un lugar destacado entre los campeones de esta XIII Regata Lustral. Junto a ellos, también se alzaron con el triunfo el propio Sorcery, en la categoría ORC 0-2, y el Solum Tenerife Aedes Homes, en ORC 3. Además, participó Hermógenes Pestana, uno de los más veteranos y reconocidos navegantes del deporte náutico palmero, cuyo barco partió desde Lanzarote para unirse a esta cita tan especial. Más allá de estos nombres, numerosos regatistas palmeros —jóvenes, adultos y veteranos— formaron parte de distintas tripulaciones de un total de 30 cruceros que competían, compartiendo maniobras, estrategias y emociones. Su conocimiento del mar, su temple y su compromiso con esta tierra se sintieron en cada virada, cada trasluchada, cada ajuste de velas, cada cambio de rumbo, cada contingencia… Porque en una regata se negocia con el viento, se negocia con las olas y se toma cada decisión de forma racional ala vez que con el corazón puesto en la llegada
La regata Lustral, puntuable para el Campeonato de España de Altura y el Campeonato de Canarias de Cruceros, condujo a las embarcaciones desde el noreste de Tenerife, bordeando el Faro de Anaga, hasta la costa este de La Palma. Fue una travesía marcada por vientos cruzados, exigencias tácticas y constantes cambios de ritmo. Se navegó de bolina y través, con spinnakers inflados frente a los Roques, noche en vela y decisiones estratégicas que podían decidir el resultado por escasos minutos. Una regata que no regaló nada y que lo exigió todo.
Cabe destacar, además, que la clasificación final se basa en tiempos compensados, un sistema que iguala el rendimiento entre barcos de diferentes esloras y características técnicas. Esta fórmula añade una dimensión adicional de complejidad táctica a la competición, exigiendo no solo velocidad, sino también inteligencia estratégica en cada decisión.
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