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La hija de El Pirata a vista de ‘gallinero’

Miguel Jiménez Amaro

El viernes antepasado, por la mañana, fui a comprar la entrada para el concierto de Estrella Morente (es el segundo al que asisto, el primero fue en el barrio de Malasaña en Madrid). No me sorprendí nada de que el segundo fuese en La Palma, más bien llevaba un tiempo esperándolo, pues mi amigo, El Pirata, me había dicho que su Estrella un día actuaría en esta ciudad. Al comprar la entrada en la taquilla, solo quedaban cinco para ‘gallinero’, que es como llamábamos antes a esa parte del Teatro. El concierto se tuvo que aplazar por causas mayores. Hay a quien le fue imposible ir al día siguiente o devolver la entrada, por eso aquellos pocos asientos vacíos.

El ‘gallinero’ es como un gran angular, una vista de pájaro, desde donde lo abarcas casi todo, y las condiciones acústicas son las mejores del Teatro. Volví a uno de los sitios míticos de mi niñez, al del cine de Mario Baudet, al de las películas por medio duro, de Cantinflas, Jerry Lewis, del Oeste, a la taquilla de Otilio, el portero Nazario, el proyeccionista Arcadio, a los vasos de agua milagrosa al descanso, por media peseta, en la cantina, entre futbolines, billares y animales disecados.

Estrella nos vino a cantar ‘Amar en Paz’. ‘Amar en Paz’ son trece canciones con el Niño Josele acompañándola a la guitarra, en las que sientes a Estrella muy cerca de tu oído; son canciones brasileñas del siglo pasado, de distintos compositores, traídas a nuestra lengua, a la guitarra del Niño, y a la voz de Estrella, que han sido mecidas por otros cantantes de culto. El disco ha sido una genial idea del cineasta Fernando Trueba, que también fue impulsor de Calle 54.

La última imagen de Estrella que guardaba viva en mi memoria fue la del sepelio de su padre, alongada al interior del féretro y cantándole, ahogada en dolor, con un desgarro que no he sentido nunca. La Estrella que vi y escuché desde el ‘gallinero’, es una Estrella que se ha rehecho de aquel dolor con este disco, cantando. La Estrella de ‘Amor en Paz’, es una Estrella madura, serena, alegre, te transmite el título del disco, amor en paz ¡Qué alquimia! ¡Transmutar dolor por canciones mansas! Me parece que Estrella va a seguir creciendo para adentro y sorprendiéndonos con nuevas arquitecturas musicales

Conocí a Enrique, su padre, yo lo bauticé para mis adentros, ‘El Pirata’, hace cuarenta años, aquí en La Palma. Estrella no había nacido aún. Enrique venía con el pintor Carlos Franco, hermano del director de cine Ricardo Franco, el de ‘Los Restos del Naufragio’, su opera prima, interpretada por el mismo Ricardo, Ángela Molina y Fernando Fernán Gómez, ‘Pascual Duarte’ y ‘La Buena Estrella’, y con el cartomago, más bien parecía un maestro zen, o un monje shaolín, Gaby Moreno, que siempre estaba con una baraja en las manos haciéndonos trucos, rompiendo nuestra visión de la realidad. Teníamos Enrique y yo un amigo común, Ezquieta, catedrático de dibujo y director del Instituto Luis Cobiella Cuevas, o Femenino, como se le llamaba entonces; esa fue la razón de conocernos. En un paseo de sueño y nocturno que dimos por Santa Cruz, Enrique nos narró la historia de la ciudad con cuentos de piratas. En esa noche mágica, no solo vio como iba emergiendo la ciudad defendiéndose de los ataques piratas, también vio a Estrella, la que iba a ser su hija, cantando en el Teatro Circo de Marte, cuarenta años después. Fue Enrique su primer espectador.

Estrella vino al mundo cinco años después, y a La Palma 35 mas tarde a traernos ‘Amor en Paz’. Vino de la mano de una fundación altruista a la que dedicó en el concierto unas palabras, y un emotivo recuerdo, solidario, para aquellas personas que sufren tanto por motivos mentales. En su actuación, ella reinó en mi corazón, y la he seguido dejando que reine en él ¡Espero que no se me vaya! No he podido dejar de escuchar ‘Amor en Paz’, en la tienda, en casa, donde quiera que esté. Su canto, el de este disco, se ha convertido en una estrella sonora dentro de mí: “Viviendo en la esperanza de encontrar un día un amor sin sufrimiento. Viviendo por el sueño de esperar a alguien que ponga fin a mí tormento. Yo quiero cualquier cosa verdadera. Un amor, una tristeza, una lagrima, un amigo. La soledad va a acabar conmigo”. Estrella ha encontrado algo auténtico que ha puesto fin a su tormento, ‘Amor en Paz’, y amor en paz para su vida. Después de cantarnos las trece canciones del disco, con el intermedio de una pieza larga a la guitarra, del Niño Josele, mientras ella se cambiaba de traje, nos obsequió tres piecitas cortas de su repertorio tradicional sin micrófono.

Creo que Estrella no ha de saber que su padre estuvo en La Palma, en donde hizo amigos que lo quisimos, que se lo pasó bien; y que le gustaría saberlo. Creo que tampoco sepa que su padre fue el primero en asistir, hace cuarenta años, a su primer concierto, hace dos viernes, en el Teatro Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma; y que también le gustaría saberlo. Voy a intentar que desde estas líneas, como un mago sacando conejos de la chistera, salga volando un bando de palomas, que vaya a su palomar en Granada y se lo cuente.

En la vida, como en las cartas de Gaby Moreno, todo es posible, porque la vida es mágica, como la voz de Estrella Morente, que puede acunar cualquier canto, venga de Brasil, o de donde quiera venir, que puede, con la magia de su garganta, amansar el dolor (¡qué terrible es el dolor! ) cantando.

Abrazos por El Lado del Corazón. Salud y Alegría Interior

Las Cosas Buenas de Miguel

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