Espacio de opinión de La Palma Ahora
Vivir con 300 euros al mes
Hoy me he encontrado con Encarna. Hacía tiempo que no la veía. Está bien, pero un poco más delgada. Me contó, en plena calle Real, entre escaparates y algunos adornos de la fiesta del consumo por excelencia que se avecina, es decir, la entrañable navidad, los encajes de bolillos que hace para subsistir con 300 euros y pico al mes. Expone, con la naturalidad de lo cotidiano que llega a sobrecoger, su método para estirar los ingresos con los que a duras penas intenta sobrevivir. Su economía doméstica se financia con menos de 60 euros a la semana. Como están las cosas, dice, se da un canto en los dientes pues, asegura, es una privilegiada que tiene, al menos, aunque sin lujos, suficiente para comer. Lo dice con el convencimiento del que sabe por experiencia de qué habla.
Los 60 euros con los que se alumbra no los saca de la caja de una vez. No quiere correr ningún riesgo ni sufrir tentaciones. “En la tienda donde compro la comida y las cosas de aseo, cuando la cuenta llega a 30 euros, me avisan y, entonces, voy al banco, repongo lo que debo en la venta y vuelvo a tener el crédito otra vez a cero”. No sabe cómo va a completar su liquidez cuando, dentro de poco, le dejen de pagar una cuota de 10 euros semanales que le adeudan de cuando trabajaba. En su sistema financiero particular, ese dinero resulta imprescindible para no caer en la bancarrota.
Desde octubre, otros 100 habitantes de la Isla, como nuevos desempleados, se han sumado a la lista de las más de 11.100 personas que en La Palma padecen la lacra del paro. Han entrado en la demoledora espiral del precario estadio social donde la angustia y la incertidumbre te paralizan hasta excluirte de los sueños y las aspiraciones. Sin embargo, lo que pierden en rentas, muchos, lo están ganado en solidaridad y aprecio a lo realmente importante.
Encarna sabe lo que vale un euro. No tiene más remedio. Pero malditas las ganas de saberlo, sobre todo cuando te das cuenta que, a esta situación de penuria, se ha llegado por imposición extrema de quienes anteponen los beneficios de la cuenta de resultados por encima de la decencia.
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