Sidecar, una gran propuesta gastronómica a golpe de golf en el sur de Gran Canaria

Boloñesa Singapur

Javier Suárez

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En esta sección ya les hemos hablado en algunas ocasiones de la propuesta de Manolo Vilariño y su equipo en La Palmera Sur, para muchos grancanarios lugar de parada obligatoria cuando de comer bien se trata en el sur de Gran Canaria. Pero hoy toca hablarles de otro de sus puntos de restauración en la misma zona, el restaurante Sidecar, ubicado en el Salobre Hotel Resort & Serenety. 

Sidecar no queda a mano del comensal, hay que desplazarse hasta allí y de eso son muy conscientes tanto el hotel como el propio restaurante por lo que tienen abierto el acceso al parking sin coste alguno a todos los clientes, cosa muy a valorar y que salva esa barrera que a veces nos ponemos cuando acudimos a un restaurante ubicado en el interior de un hotel. Ya si se están quedando en una de las Villas Salobre, el paseo nocturno para acudir a esta sala  tanto a la ida como a la vuelta les aseguro por experiencia propia que es pura maravilla.

Lo primero que destacaría de Sidecar es la elegancia, buen gusto y comodidad de sus instalaciones, cuidados detalles tanto en mobiliario como en hilo musical y temperatura que convierten este lugar en el ideal para una cena tranquila solo o en compañía tras una larga jornada de sol o de golf, o de ambas cosas para quienes practican ese deporte. Otro punto a destacar es que al ver la carta uno se da cuenta de que Manolo Vilariño tiene muy clara cuál es su línea de cocina por lo que en Sidecar uno puede encontrar grandes clásicos de su propuesta como son los chips de berenjena o los bocadillos de calamares, frente a otros platos que se cocinan exclusivamente aquí y por los que me decanté para conocerlos. Eso sí, la berenjena no faltó en la mesa, es como una seña de identidad de la casa.

Untuoso pan chino especiado con toques de mojo canario como snack de bienvenida y que amenaza con convertirse en un fijo en la carta, importante destacar que el pan se elabora y fermenta en la propia casa, nada de comprarlos semi preparados. Impecables como siempre las berenjenas y curiosas a la vez que perfectamente ejecutadas la “ensalada césar”, manteniendo todos sus ingredientes pero llevándola a uno de los bocados más queridos en España como es el de la croqueta. Esta es una de esas veces que acompañar a la croqueta con ingredientes sobre o incluso bajo ella como esa hoja de cogollo, cobran todo el sentido.

Seguimos disfrutando de la cocina finger food que tanto divierte cuando está bien ejecutada jugando con un taco de millo, bogavante en tempura, pico de gallo con mango, guacamole y mayonesa de chipote, otro de esos bocados que explota en sabores según lo degustas. 

Para terminar esta parte del menú, unas gyozas de pulpo y ponzu de las que destaco el increíble punto de cocción del cefalópodo y lo medidas que están sus porciones en el interior de la gyoza para que, al morderlas, toda la potencia explote en el paladar. En la imagen podrán ver que hablamos de una gyoza seca, libre de todo aceite y grasa residual, como un plato de pipas, de esos de no parar de comer en bucle.

El segundo bloque siguió teniendo a las manos como principales cubiertos, o sea, fiesta asegurada donde el Pan Bao de panceta a baja temperatura, hoisin de fresas y encurtidos abrió el fuego por todo lo alto. 

Continuamos con un taco de carrillera de cerdo ibérico con reducción de chocolate, setas shitake y encurtido de calabaza, tan bello a la vista como redondo en su conjunción de sabores con un único objetivo, realzar el guiso de las carrilleras: un 10. 

Ya como cierre, el adictivo Bao relleno de costilla asada durante 48 horas y teriyaki de cerezas, un plato “heredado” del pop up asiático que Manolo montó el año pasado en La Palmera Sur y que muchos le recordamos, a lo que el chef y propietario respondía: “Este año ha sido imposible llevarlo a cabo porque no ha habido personal para poderlo levantar y ya sabes como somos María y yo: o lo hacemos bien o no lo hacemos. Pero es algo que tenemos en mente para el futuro, son muchos los que nos han preguntado por él y eso es que les gustó, cosa que nos llena de ilusión”. 

Como cierre del pase salado, un plato que va directo a convertirse de los mejores del año y por el que vendría de Las Palmas a Sidecar para comérmelo como plato único y sin compartir incluso, Boloñesa Singapur con atún rojo y tallarines de calamar. El nombre da una gran pista y pone el listón muy alto ya que juega con uno de los platos favoritos para muchos: los espagueti a la boloñesa, pero aquí llevado al mar en toda su expresión, sustituyendo la pasta por unos tallarines de calamar, y la boloñesa de carne por una de atún absolutamente inenarrable por su sabor y sutileza. El atún, en taquitos pequeños, lo que permite apreciar su sabor y textura impregnados al gran guiso donde se han elaborado pero manteniendo lo más importante, su perfecto punto de cocción, nada secos ni pasados. Pidan queso rallado de acompañamiento, cierren los ojos y déjense llevar por uno de esas elaboraciones que sin duda alguna han llegado para quedarse.

En la parte dulce, Manolo sigue jugando fuerte. “Necesitamos tener buenos postres para que el cliente termine igual que empieza; eso es algo que tenemos clarísimo en nuestras cocinas”. Y aquí la torrija de Brioche y la piña asada con sopa de coco juegan esa misma liga, la de las grandes cocinas donde se empieza y se termina por todo lo alto, algo que no todos consiguen.

La sala la lidera con solvencia, amabilidad, profesionalidad, conocimiento y una humildad que enamora al comensal el joven Joel Santana, que pone a disposición del comensal una bodega digna de admirar y disfrutar por todos aquellos amantes de los grandes vinos, y donde pedir por copas lo que uno quiera también es posible. Se nota la mano de Lili Díez y María Jesús del Rosario detrás de este equipo joven lleno de ganas e ilusión que es consciente de que una propuesta como la de Sidecar se juega también en la sala y no solo en la cocina.

En los fogones, al mando Mimon El Filali, joven cocinero que lleva el ADN del Grupo Tambara grabado a fuego y que se preocupa no solo de las ejecuciones y sabores estén impecables, sino por que los puntos de calor en una sala tan amplia como esta sean los adecuados, cosa que logra con creces y que es mucho más importante de lo que pueda parecer.

Voy a terminar este artículo refiriéndome a uno de los vinos que Joel nos sirvió esta noche y que sin duda alguna refleja en el nombre lo que esconde detrás, El Patito Feo. Ese patito que al principio nadie quiere y que cuando crece se convierte en el más hermoso de la manada puede ser una premonición para esta casa ya que uno puede creer que se encuentra con “otro restaurante como La Palmera” y no podemos estar más equivocados. Sidecar tiene vida y alma propias, se merece un respeto de manera independiente y sin duda una visita al sur de la isla solo para comer en él es un tiempo ganado para disfrutar de una de las mejores propuestas gastronómicas que se encuentran en Gran Canaria. 

El resumen lo hace el propio Manolo Vilariño: “En cada casa tengo cosas diferentes pero manteniendo el espíritu de nuestra cocina bien claro. De nada me valdría tener en todos los restaurantes la misma carta de La Palmera Sur porque para eso el cliente no saldría de allí. De ahí que en Sidecar la propuesta tenga su propia personalidad. Y lo mismo te diría del restaurante Puerto Marina Suites, en Puerto Rico”. 

Y con eso me despido, con la propuesta del Puerto Marina Suites como objetivo para una próxima visita y así rematar el recorrido a una de las cocinas con más personalidad e interés de las que conozco en la isla, la de Manolo Vilariño, un cocinero con todas las letras.

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