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Cómo un carnaval regaló a Cabo Verde a su mujer referente LGTBI

La activista Tchinda Andrade es una referente del colectivo LGBTI en Cabo Verde. (ALEJANDRO RAMOS)

Alicia Justo

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Las calles de Mindelo, la capital de la isla de San Vicente en Cabo Verde, explotan de color, de destellos de luz, música y samba durante el mes el carnaval. Sin embargo, esta fecha anual también ha quedado marcada en el calendario como la fiesta en la que una mujer trans, Tchinda Andrade, pudo mostrarse al mundo tal y como es, convirtiéndose en la pionera de la lucha y visibilización de la comunidad LGTBI en Cabo Verde, donde a las personas homosexuales y transexuales se les ha renombrado como “tchindas”.

Esta mujer espigada, de 1,87 cm, sonriente, que nació y se crió en Mindelo, comenzó a hacer activismo LGTBI prácticamente sin saberlo y ahora es una modelo a seguir entre las personas homosexuales y transexuales de Cabo Verde. Es, además, cocinera de pasteles y croquetas en el Coxinha de Tchinda, el restaurante que regenta en la casa de su madre, a donde acuden muchos caboverdianos y extranjeros y que le da para vivir. Pero Tchinda, a pesar de su tendencia a incluirse en los plurales, ha hecho todavía más por su comunidad.

En 1998 durante las fiestas más populares de la isla, Tchinda decidió que no se vestiría como un hombre para asumir lo que era. Se vistió con ropa de mujer y salió de su casa. Lo que se encontró al cruzar la puerta fue también una explosión de júbilo y alegría inesperada. Desfiló en una avenida con una comparsa compuesta solo por mujeres donde ella era la única mujer trans. Toda las personas que presenciaban el desfile comenzaron a aplaudirla, entre ellas policías, madres y niños que alababan su gesto. Incluso algunos dirigentes políticos le dieron la mano. A los dos días, un periódico caboverdiano le hizo una entrevista que generó bastante interés en la sociedad del país y que logró que personas con las mismas realidades se unieran y fundaran una comunidad LGTBI. Esa entrevista fue la segunda parte de su decisión vital de dejar de esconderse. “En esa entrevista dije que yo quería ser libre. Es muy doloroso saber que quieres vivir tu propia vida pero por la sociedad tienes que esconderte. Yo quería salir. Mostrarme al mundo”, recuerda.

Tchinda siempre tuvo amigas niñas cuando era pequeña. Con 14 años comenzó a sentir cuál era realmente su cuerpo y que experimentaba cosas diferentes a las que la cultura le había impuesto. Con 17 años tomó la decisión de no esconder lo que era y así se lo comunicó a su madre, quien según reconoce, ha sido un pilar fundamental en su vida como activista y referente LGTBI. Este apoyo procedió no solo de su madre, sino también del resto de su familia, de sus vecinos y de la sociedad civil de Cabo Verde.

Este archipiélago situado frente a la costa de Senegal, es el país africano más tolerante hacia la comunidad LGTBI, según la red de investigación Afrobarómetro. El nivel de aceptación y respeto es bastante alto a nivel social en comparación con otros países africanos donde la homosexualidad está penalizada. En cualquier caso, en ocasiones puntuales se producen delitos de odio hacia las personas homosexuales y transexuales y siguen vivos algunos prejuicios hacia el colectivo. En la escala política, los avances son aún más lentos. La comunidad LGTBI de Cabo Verde reclama el derecho al cambio legal de nombre y al matrimonio igualitario, el acceso a tratamientos hormonales y a un empleo fijo y representación política. “Estamos en una lucha para reclamar nuestro espacio. Queremos que el Gobierno de Cabo Verde empiece a pensar en la comunidad LGTBI y por eso estamos luchando, queremos nuestros derechos”, subraya Tchinda.

Una mujer trans en un país africano, organizadora del Carnaval

Tchinda compagina su trabajo en el restaurante con el de organizadora de varios actos del carnaval de Mindelo. San Vicente, un Brasilin tal y como le cantó a este territorio la legendaria cantante caboverdiana, Cesaria Evora, es una isla donde el carnaval es casi como una religión. El diseño de cada edición comienza al poco tiempo de finalizar la última fiesta. Y ella compone las canciones del carnaval, organiza las comparsas y los ensayos y se encarga del diseño y de la música.

Pero además, en su faceta de activista, acude a las casas de las familias de niños y niñas trans que deciden comunicar su decisión y habla con los padres y con los menores para asesorarlos y aconsejarles. Suele decirles que sean libres pero que sigan estudiando y trabajen. “Al principio las familias se muestran extrañadas pero en realidad no tienen nada que hacer. Ellos ya saben que tarde o temprano van a tener que asumirlo”, apunta. También acude a universidades y a centros educativos para impartir conferencias de sensibilización con el objetivo de normalizar esta realidad.

“Estoy muy contenta de poder ser una referencia porque siempre hubo homosexuales pero a las trans no se nos quería”. Ahora no solo las quieren es que han atribuido a las personas LGTBI el nombre de `tchinda’. Cuando alguien del colectivo va por la calle se suele decir “ahí va una tchinda, pero con respeto”. “Me siento orgullosa”, reafirma.

* Tchinda Andrade ha estado estos días en Gran Canaria para presentar el documental Tchindas de Pablo García Pérez de Lara y Marc Serena en el Teatro Guiniguada gracias a Filmoteca Canaria.

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