El sistema de rastreo sanitario evitó un contagio masivo provocado por el pasajero que voló con COVID-19 a Lanzarote
El rastreo sanitario aplicado al paciente con COVID-19 que el viernes voló a Lanzarote (150.000 habitantes) desde Madrid evitó muy probablemente un contagio masivo en la isla. Las autoridades sanitarias aplicaron el protocolo inmediatamente después de conocer que había dado positivo a las pruebas que se le practicaron y enterarse por su hermana de que se encontraba ya camino de Canarias. Él mismo comunicó su situación a la tripulación del vuelo de Iberia Express al recibir una llamada telefónica de su hermana cuando el avión ya estaba rodando por la pista en el aeropuerto de Barajas.
El hombre, cuya identidad se oculta por protección de su intimidad, había acudido al entierro a la localidad de Manzanares (Ciudad Real) al entierro de su madre, que había fallecido tras un cáncer. Pero al practicársele las pruebas de la COVID-19, se detectó que la mujer también había padecido esta enfermedad, lo que obligó a hacer los test a toda la familia que había estado en contacto con ella los últimos días de su vida.
No sólo el hombre dio positivo a las pruebas: su hermana, residente en Alemania, que también se había trasladado a la casa materna por el mismo motivo, acusó la misma dolencia. Pero a diferencia del residente en Lanzarote, ella sí respetó el aislamiento que le indicaron los sanitarios al ser sospechosos de portar el coronavirus que ocasiona esta enfermedad. Pensaba regresar a Alemania, pero prefirió esperar por las pruebas y ahora tendrá que alargar aún más su estancia en Castilla La Mancha.
Cuando esta mujer comunicó a las autoridades sanitarias castellano-manchegas que su hermano ya estaría en el aeropuerto iniciando su viaje a Lanzarote, se puso en marcha el protocolo de rastreo con el fin de conocer todos los movimientos que había ejecutado. Castilla La Mancha avisó a Canarias y ésta a AENA, con el fin de que se trasladaran a los pilotos de la aeronave las circunstancias en las que viajaba ese pasajero en concreto.
Pero, a su vez, el afectado, que acababa de recibir una llamada de su hermana cuando el avión comenzaba a rodar, se dirigió a la tripulación para comunicarle la noticia que acababa de recibir: había dado positivo.
Fuentes de Sanidad han indicado que el avión ya estaba rodando y que era imposible regresar a la terminal, por lo que los pilotos decidieron realizar el vuelo.
La tripulación trasladó de butaca al pasajero, colocándolo en la fila 36, en la parte trasera de la cabina, y procuró dejar a su alrededor un espacio de seguridad. Otros viajeros que iban en la misma fila no se percataron de ningún movimiento extraño ni de ninguna situación de alerta hasta que llegaron a Lanzarote.
Un pasajero ha relatado a Canarias Ahora la entrada de dos sanitarios y dos agentes de la Guardia Civil, “muy bien equipados”. Nadie sabía qué pasaba. Se dirigieron a la parte trasera del avión, por cuya puerta desembarcaron a la persona afectada y a los que estaban a su alrededor. El resto del pasaje tuvo que esperar media hora dentro del aparato sin recibir explicaciones, hasta que los autorizaron a desembarcar.
“Después de pasadas aproximadamente dos horas de espera ya en tierra, un enfermero muy profesional nos reunía por grupos y nos explicó qué estaba pasando. Aunque su información no era muy clara, quiso calmar las aguas y nos dijo lo siguiente: que la persona con COVID-19 había conocido el resultado del test una vez embarcado en el avión”.
Los sanitarios desplazados hasta el aeropuerto César Manrique fueron filiando a los 140 pasajeros para conocer sus señas y el lugar donde podrían ser localizados en caso de que fuera necesario y se les informó de que serían telefoneados en una semana para hacerles los test. Fuentes sanitarias aseguran que se trata de un aviso meramente preventivo. Porque esa prueba solo se realizará inicialmente a las catorce personas que más contacto tuvieron con el contagiado, a las que se convocará en siete días para conocer la evolución de su cuarentena y hacerles el PCR. Igualmente se les informó que podían elegir entre pasar su aislamiento en un hotel de Puerto del Carmen, de los que el Cabildo de Lanzarote tiene contratados para esta emergencia sanitaria, o hacerlo en sus domicilios.
El rastreo al que fue sometido el infectado logró detectar no solo las personas que volaron cerca de él en el avión de Iberia Express, sino también otra con la que estuvo charlando un cuarto de hora en la sala de embarque antes del vuelo.
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