Una acusada de asesinato en Tenerife preguntó antes a un guardia civil qué pasaría si mataba a alguien

Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife

EFE

18 de noviembre de 2025 17:41 h

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Un guardia civil que fue cuñado de la acusada de cometer un crimen en Costa del Silencio, en Arona (Tenerife), ha declarado que el 5 de julio de 2023, un día antes del asesinato, esta le llamó preguntándole que ocurriría si mataba a alguien, a lo que él le respondió que era una locura y que podía estar 20 años en prisión.

La declaración tuvo lugar en la segunda jornada de este juicio con jurado sobre la aparición del cuerpo de un hombre sin vida en una casa en la que vivía la acusada en Costa del Silencio, en cuyo interior estaba también el otro acusado.

El guardia civil dice que cuando oyó este comentario no le dio “demasiada importancia” porque sonaba como que estaba bebida, sus palabras no eran coherentes, parecía muy triste, deprimida y lloraba.

Le relató que el día de San Juan, apenas una semana antes, el fallecido se había puesto celoso porque la vio con otros hombres y la había agredido de una forma brutal, por lo que él siempre insistió en que presentara una denuncia.

La madre del fallecido relató que su hijo había estado con ella en su casa en San Isidro todo el día hasta que sobre las ocho lo llamaron y dijo que se iba a casa de la acusada.

Comentó a la madre que si no volvía era porque se quedaba en la casa de ella y finalmente se marchó a las 9 de la noche.

La hermana de la acusada declaró que conocían al fallecido de toda la vida y que en un momento dado comenzó la relación entre ellos, pero no les gustó cuando vieron que la indujo a consumir drogas duras.

Añadió que un día antes la acusada había dicho que se iba a suicidar y aseguró que con el otro acusado mantenía también una relación paralela y que éste era “muy, muy, muy celoso”, mientras que el fallecido le suministraba drogas y la maltrataba “física y mentalmente”.

La madre de la acusada culpó en todo momento al fallecido, al que conocía de siempre, de la situación en la que se encontraba su hija y lo culpaba de haberla metido en el mundo de las drogas duras hasta el punto de que pesaba 50 kilos.

Cuando se enteró de lo ocurrido le tranquilizó que al menos su hija no era la fallecida y se lamenta de no haber presentado en su momento una denuncia.

También relató que en su momento recibió un mensaje en su móvil por error que venía del fallecido en el que decía, dirigiéndose a la acusada: “Eres el amor de mi vida, cuídate mucho, te amaré siempre, me queda poco tiempo de vida”.

Nunca le gustó ni el acusado ni el fallecido como pareja porque constantemente estaban metidos en problemas, uno la agredía y violaba y el otro siempre estaba pendiente de ella, llegando al acoso.

Una vecina que vivía puerta con puerta con la casa de la acusada dice que no oyó ningún ruido aquella tarde seguramente porque estaba limpiando el patio, que de vez en cuando hacía fiestas y que le había comentando que la violó con un palo por lo que le aconsejó que fuera al médico y la policía.

Asegura que “siempre vivía con miedo” y no le extraña que hubiera anunciado su suicidio un día antes. 

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