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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Los acuerdos que blanquean el discurso del miedo

Reunión entre el PRC y PP para negociar los presupuestos autonómicos
5 de octubre de 2025 21:51 h

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Los pactos de gobierno que se fraguan en Cantabria tienen tan poca ambición que solo se sustancian en un cheque. Páguese un nuevo polideportivo, arréglese esta carretera o finánciese unas clases de pandereta.

Los regionalistas de Revilla dejan gobernar al Partido Popular de Buruaga a cambio de seguir financiando los agujeros negros de La Pasiega, el Museo de Prehistoria y algunas infraestructuras más que, en cualquier caso, no podían haberse paralizado: sin pacto o con él. No están salvando a Cantabria de nada, se están salvando a ellos mismos. O, al menos, quizá eso han creído hasta ahora.

Han vendido muy barato su apoyo para hacer cómodo el Gobierno en minoría de Buruaga negociando partidas presupuestarias para los alcaldes de sus siglas. Ese es el criterio. Porque hace tiempo que la equidad es un sustantivo a la derecha del 'buenismo' y normalizamos que quien gobierna es más generoso con los afines políticos, por eso los ciudadanos que les voten al parecer acaban teniendo prioridad en deterninadas inversiones.

La cuestión es que los acuerdos habidos hasta ahora carecen de ambición política frente a un Ejecutivo con evidentes síntomas de ideas e iniciativas. Buruaga se mantiene a flote a golpe de ocurrencias y despejando goles en propia meta. Probablemente estamos ante el Gobierno más débil y menos operativo de la historia de la autonomía, y probablemente estaremos ante este mismo espejo la próxima legislatura. Alguna responsabilidad tendrá quien le ha hecho el camino tan fácil.

La cuestión es que mientras regionalistas y populares contabilizan cuánto hormigón ha llegado hasta los territorios del PRC con un melodrama en tres actos –estamos en vísperas de pasar al segundo: el conflicto– se libra otra batalla muy distinta, venenosa e intangible, que supone la verdadera amenaza.

El Gobierno de Buruaga desprecia a los menores migrantes que, claramente, quiere fuera de sus fronteras. Deroga la memoria histórica con una euforia épica y un discurso de rabia tan encendido que hasta Vox pareció moderado.

A la vez inocula y agita el veneno del miedo basado en percepciones subjetivas e incluso delirantes –porque los datos lo desmienten– de la inseguridad de nuestras casas, amenazadas por un ejército de 'ocupas' que solo existen en su imaginación.

Pero los ciudadanos tienen tanto miedo que se han tragado hasta la mentira más burda del momento: que suben los alquileres de la vivienda porque es mejor tener la casa vacía para que no te la ocupen. Cuando la lógica de la ocupación es al revés: entran en pisos donde no hay nadie. Con un diagnóstico tan burdo es complicado hallar una solución.

La confusión interesada entre ocupación y morosidad –que, además, están en los niveles más bajos según confirman las cifras oficiales– contamina todas las políticas y está justificando, con la connivencia de quienes les apoyan a cambio de una limosna, un urbanismo caprichoso que sacrifica el paisaje y el medio ambiente por una política de hormigón que autoriza a edificar negocios turísticos y piscinas en terreno rústico, teleféricos en la punta de las montañas y hasta un vertedero de amianto que aunque todavía no tiene permiso nuestra autoridad en Fomento ya anuncia que se lo va a dar.

El PRC está avalando el discurso del miedo, la voracidad urbanística, el desprecio al medio ambiente y, por supuesto, a los servicios públicos. Se acaban de privatizar las mamografías, otra anécdota más de un largo catálogo que siempre se justifica en que no hay personal. No hay médicos ni radiólogos, pero que curioso que si disponen de ellos las entidades beneficiarias de la privatización. Qué decir de la campaña de desprestigio contra la escuela pública.

Todo eso es lo que está pasando por alto el PRC firmando acuerdos que hacen posibles esas políticas del miedo, que naturalizan la especulación urbanística y la defensa únicamente de los propietarios no de los inquilinos que son los verdaderas y únicas víctimas de esta situación.

Los anteriores acuerdos de presupuestos de alguna manera contribuyen a blanquear las políticas del miedo. Hace falta que alguien levante la voz por la dignidad humana.  

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