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Historia por arrobas

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El National Maritime Museum Cornwall está en Falmouth, Cornualles, tierra novelesca de contrabandistas, riscos y farallones. Este museo se enclava en un pequeño puerto pesquero y tiene su origen en la historia marinera de la localidad. Al igual que este, hay desperdigados por la costa de Reino Unido una buena colección, sobre todo en Cornualles y Escocia. 

Convertir la pequeña tradición local en un atractivo turístico es el objetivo, pero sobre todo revela una querencia por el pasado. En Cornualles, hasta tienen un taller de reconstrucción de los viejos botes de madera para la pesca y la recuperación de oficios en vías de extinción…

Cualquier iglesia de las proximidades ya estaba en pie cuando a Thomas Jefferson le quedaban varios cientos de años para redactar la Declaración de Independencia de Estados Unidos, país al que le encantaría adquirir cualquier cosa que tenga cientos de años a sus espaldas para darle lustre y esplendor.

En Cantabria también hay iglesias y construcciones civiles tan antiguas que pudieran montarse otros tantos pequeños museos con ellas. Por historia, que no falte. Historia por arrobas. Pero primero hay que recuperar esas 'cosas' antes de que terminen por venirse abajo de manera irreversible.

Da igual el signo político del gobierno que esté al frente de Cantabria que el patrimonio que lleva cientos de años esperando sigue a la espera, como si estuviera a la cola de la Dependencia.

Aunque algunos pasos se han dado, como la reciente expropiación del Lazareto de Abaño, con vistas a su recuperación, la tarea es aún ardua y toda acción parece más una gota de agua en un mar de tareas necesarias que no parece tener fin. 

Hispania Nostra, que elabora la 'lista roja' (nada que ver con socialcomunisno sanchista bolivariano pese al nombre) de patrimonio en riesgo de desaparición tiene localizados 67 bienes en peligro. Por el contrario, la 'lista verde' (nada que ver con ecosocialismo, etcétera, etcétera) de bienes recuperados es tan magra como una rodaja de salchichón de la posguerra vista al trasluz: solo tres bienes.

Así que hay tarea por delante, por detrás y por los flancos porque el tiempo gotea y, aunque centenarios, a algunos se les acaba.

No todo es deterioro, a veces es falta de sensibilidad. La reciente inclusión de la Torre de Alvarado en la 'lista roja' es un ejemplo de ello. Aún en pie, se ha visto, sin moverse del sitio, incluida en una urbanización de chalets en Heras, lo que a su carácter recio de arquitectura militar de la frontera se le añade ahora el ‘kitsch’ de florero de plástico en que se ha metamorfoseado, signo de los nuevos tiempos.

Al final, el patrimonio sí que va a tener algo en común con el fútbol: todo se reduce en el fondo al presupuesto que se maneje. Según el presupuesto, se puede aspirar estar a la cabeza de la tabla, en la zona cómoda intermareal o luchando eternamente por la supervivencia.

Más allá de las declaraciones, de las promesas, de los atenuantes, está el dato del presupuesto dedicado a patrimonio y su grado de ejecución, que no es menos importante. Será en el próximo borrador de presupuestos de Cantabria en donde se comprobará si Cantabria apuesta definitivamente por salir del descenso y dejar de preocuparse de que, puesto al trasluz, al patrimonio se le sigan viendo los adosados.