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El plan sísmico de Euskadi es de 2007, se retocó en 2021, insiste en el riesgo “bajo” y divide el territorio en siete zonas

Centro de Emergencias del Gobierno vasco

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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El “plan especial de emergencias ante el riesgo sísmico de la comunidad autónoma del País Vasco” más actual es de 2021. No consta que se haya activado en ninguno de sus niveles de emergencia ante el que ha sido, con epicentro en Iruña de Oca, el fenómeno de mayor magnitud de entre los conocidos en Álava, Bizkaia o Gipuzkoa desde que hay registros estadísticos, con un nivel 4 en la escala de Richter. “No ha habido necesidad de activarlo porque ha sido de baja intensidad”, señalan desde el Departamento de Seguridad.

¿Qué dice ese plan especial? “El País Vasco se puede considerar como una zona de actividad sísmica baja. A lo largo de la historia, los fenómenos sísmicos descritos en su territorio no indican terremotos de especial intensidad. Por otra parte, los diferentes estudios realizados sobre la probabilidad de ocurrencia de fenómenos sísmicos de intensidad igual o superior a VII (escala EMS), para un periodo de 500 años no muestran zonas susceptibles de ocurrencia”, se lee en el encabezamiento.

El Departamento de Seguridad, entonces dirigido por Josu Erkoreka, copió en 2021 el texto de 2007 del equipo de Javier Balza, en el que se explicaba que el plan se adoptaba no por incremento de los riesgos sino por cambios aplicados por el Instituto Geográfico Nacional, que tiene una ventanilla especializada en Sismología. “El último mapa de peligrosidad sísmica publicado por el Instituto Geográfico Nacional requiere que el Gobierno vasco realice un plan de protección civil ante riesgo sísmico. Hasta la fecha no se ha requerido un plan de este tipo porque todo el País Vasco se ubicaba fuera de la línea de intensidad VI marcada por el Instituto Geográfico Nacional como límite de las zonas que necesitan un plan de protección civil ante riesgo sísmico. El cambio en la ubicación de la línea no se debe a que el peligro de terremoto en el País Vasco haya aumentado en los últimos años, sino a los nuevos parámetros utilizados por el Instituto Geográfico Nacional para trazar esta línea. Estos nuevos parámetros indican que los sectores más orientales de Araba y Gipuzkoa pueden estar expuestos a movimientos de intensidad superior a VI”, se expone en el documento de 2007 y tal cual en el de 2021.

“Con fecha de marzo de 2021 se modifica el plan para mejorar la atención a las personas con discapacidad y a otros colectivos en situación de especial vulnerabilidad ante emergencias, en respuesta a la modificación de las directrices básicas de planificación de protección civil y planes estatales de protección civil”. Ése fue el ajuste en el documento, según figura en la web oficial de Seguridad.

El informe hace una división “sismotectónica” de la comunidad autónoma en siete áreas. El terremoto de este lunes se ha producido entre las zonas tercera y cuarta. Esa zona 3 es la denominada “anticlinorio de Bilbao-Plataforma Alavesa”. “En esta zona, los sismos registrados se localizan en la banda tectónica asociada a la falla de Bilbao y en su borde meridional, en el contacto con el domino del sinclinal de Miranda-Treviño. El sismo de mayor magnitud registrado localizado en esta zona (3,8), corresponde al sismo ocurrido en los alrededores de Salvatierra en 1965”, se puede leer en el documento. Ese antecedente es, precisamente, el de mayor gravedad conocido hasta el fenómeno actual en Iruña de Oca, aunque esta vez al oeste de Vitoria y no al este.

Zonas tectónicas de Euskadi

“Se llegaron a registrar siete eventos situados al sureste de Gasteiz con magnitudes de entre 2 y 2.5 y a profundidades de entre 2 y 14 km. Estos movimientos fueron asociados con la línea de diapiros alaveses. Este alineamiento, paralelo a las estructuras principales de la cuenca vasco-cantábrica, es la expresión superficial de una falla profunda cubierta bajo sedimentos cretácicos y terciarios y definida en diversos perfiles sísmicos comerciales (García-Mondejar, 1996; Cámara, 1997; Gómez et al., 2002). Estos terremotos podrían estar asociados a movimientos en profundidad de la falla o con el ascenso y empuje de los diapiros (Ruiz et al., 2006)”, cita el documento oficial.

Esta zona limita precisamente en la zona del epicentro del actual seísmo con el conocido como “sinclinal de Miranda-Treviño”, mucho de cuyo territorio está jurídicamente bajo dependencia administrativa de la provincia de Burgos pero que geográficamente es el corazón de Álava. “En la zona del sinclinal Miranda-Treviño los sismos se localizan, como se ha mencionado en el apartado anterior, en su borde septentrional. Son sismos de magnitudes constantes entre 2 y 3. Dentro de esta zona es significativo, tomando en consideración su intensidad, el terremoto que tuvo lugar en 1916 y cuyo epicentro se localizó en los alrededores de la población de Villabezana. Este movimiento sísmico alcanzó una intensidad de VI”, se puede leer. Villabezana está a las afueras de Miranda de Ebro, en Burgos, pero es Álava y está a 26 kilómetros por carretera de Iruña de Oca pero muchos menos en línea recta.

¿Y el resto de zonas? La zona 1 es el “arco vasco”, el norte de la comunidad autónoma y “presenta una notable complejidad tectónica, con profusión de fallas y pliegues de todas las escalas”. “Pero su actividad sísmica es muy escasa”, se incide. Esta demarcación abarca Bilbao, antigua zona volcánica, y llega hasta Leintz-Gatzaga, en la muga entre Gipuzkoa y Álava, y Aralar, pegado a una zona de alta actividad sísmica, Navarra. El terremoto más fuerte allí, de 3,2. “Estos terremotos están asociados a la estructura conocida como cabalgamiento de Aralar. Los materiales afectados corresponden a secuencias esencialmente carbonatadas del jurásico y del cretácico inferior y ocupan un sector de aproximadamente 10 kilómetros de ancho y 30 kilómetros de largo que hacia el este culmina en el accidente conocido como falla de Hendaia. El aumento de la intensidad sísmica hacia el oeste es consecuencia, más que de un aumento en la cantidad de terremotos, en su proximidad a regiones sísmicamente más activas (norte de Navarra e Iparralde). Los terremotos localizados en estas regiones afectan de manera secundaria a las regiones más orientales del País Vasco y generan el aumento de la intensidad sísmica en esta región”, se incide.

La zona 2 es el “macizo de cinco villas”. “Estructuralmente esta zona estaría incluida dentro del dominio del arco vasco, pero sus características geológicas, única zona de la comunidad autónoma en la que se describen depósitos paleozoicos y materiales plutónicos (granito de Peñas de Aia), y sísmicas sugieren analizarlo individualmente. En esta zona no se han registrado movimientos sísmicos. Pero en su límite meridional donde se ubica la falla de Leiza, y en su límite occidental, donde aparece un accidente profundo conocido como falla de Hendaia, se ha detectado una relativamente notable actividad sísmica. La falla de Leiza corresponde a la prolongación occidental de la falla norpirenaica”, se expone. ¿Antecedentes? Para la elaboración del plan “se registraron 54 movimientos sísmicos, su mayor parte en la provincia de Navarra, de intensidades entre 0,5 y 3,0 en relación con este accidente”.

La quinta zona es el sur, la Rioja Alavesa. Se denomina “sierra de Cantabria”. “Esta zona, aunque corresponde a un sector muy tectonizado, en el que abundan pliegues a menudo muy apretados y superficies cabalgantes, es una zona sísmicamente muy estable. Únicamente se ha registrado un terremoto de intensidad IV, localizado en Santa Cruz de Campezo”, se informa. La sexta zona es la “cuenca del Ebro”. “En esta zona no se ha localizado ningún sismo dentro del territorio de la comunidad autónoma del País Vasco. En sus proximidades aparece un único sismo, al este de Briones [en La Rioja pero pegado a Labastida, en Álava] sin que existan datos de su intensidad o su magnitud”, informa el plan.

Situaciones de emergencia sísmica

La séptima y última zona es el “golfo de Bizkaia”. “A pesar de ser una zona sísmicamente estable en la que son pocos los terremotos registrados y siempre de baja intensidad, ocasionalmente el movimiento de las fallas normales, que generan el progresivo adelgazamiento de la corteza continental, puede generar terremotos que pueden ser sentidos por la población civil”. Hace veinte años, el 24 de noviembre del 2005 “tuvo lugar un terremoto de magnitud 3,1 en la escala de Richter, 20 kilómetros al norte del cabo de Matxitxako, que fue sentido por habitantes de la población de Bermeo y poblaciones adyacentes”. “Es el único evento de esta magnitud localizado en el golfo de Bizkaia desde que existe registro instrumental”, se subraya.

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