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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Encuentros y desencuentros

Marcos Díez

Un desencuentro es eso que se produce cuando dos personas tienen puntos de vista diferentes de una misma cosa, cuando las dos piensan que lo que ellos proponen es razonable y lo que propone el otro no. La mente humana es así. Pensamos desde nosotros, percibimos desde nosotros, sentimos desde nosotros. Lo que piensan, perciben y sienten los otros es algo que solo podemos imaginar o recrear desde nosotros. La imposibilidad real de salir del yo nos puede llevar a actuar como si todo girase a nuestro alrededor. Hay que hacer grandes esfuerzos para salir de una visión egocéntrica y pensar que lo que los otros piensan y sienten puede ser tan razonable como lo que pensamos y sentimos nosotros, aunque no estemos de acuerdo. Verdades absolutas hay pocas. Es como la belleza, que no está en las cosas sino en los ojos del que mira. Con la verdad pasa algo parecido. Y con lo que es importante y con lo que no. Charles Simic escribió: “He dedicado mi vida a hacer una pequeña verdad hecha de una infinidad de errores”.

Dialogar es intentar entender y hacerse entender. Es intentar comprender lo que nos parece ilógico, es negociar alternativas, es ceder (cuando se puede) y mantenerse firme (cuando no). Es buscar acuerdos en los desacuerdos. Es no ningunear al que propone una cosa distinta y pensar que además de nuestras necesidades están las necesidades de los demás. Las necesidades de unos y otros son, por desgracia, muchas veces incompatibles. Es entonces cuando surge el conflicto. ¿Qué hacer en casos así? Puede ceder uno, puede ceder otro, pueden ceder un poco cada uno de los dos. No queda otra que hablar y tratar de salvaguardar aquello que es esencial para cada una de las partes (para ello habrá que saber primero qué es realmente esencial para cada uno y qué es prescindible en una negociación).

¿Y qué pasa cuando no hay acuerdo posible? Bueno, pues cuando ese acuerdo no es posible no queda otra cosa que el desacuerdo pero sin perder nunca la perspectiva de que la postura del otro puede ser, desde su subjetividad, tan valiosa y verdadera como nuestra postura nos lo parece a nosotros desde la nuestra. Las grandes amistades y los grandes amores se construyen sobre esa capacidad para que dos personas estén en desacuerdo sin que los afectos se resientan porque sobre el desacuerdo se impone el aprecio al otro, que es algo que nada tiene que ver con dar la razón al otro solo por complacerle y evitar su enfado o su disgusto. Se puede estar en desacuerdo con alguien y apreciar a ese alguien. El problema es cuando se desprecian las ideas o las emociones o los sentimientos con los que se está en desacuerdo. Entre no compartir las ideas de alguien y despreciarlas hay un gran abismo. Porque el desprecio lo que refleja no es un desacuerdo sino la ausencia de un mínimo afecto o consideración hacia el otro y hacia lo que el otro piensa, siente o necesita. Una vez que alguien se instala en el territorio del desprecio algo en apariencia tan sencillo como dialogar se convierte en una tarea muy difícil.

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