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Un grupo de 63 sanitarios españoles, “atrapados” en Ecuador por la crisis del coronavirus COVID-19

Grupos de sanitarios españoles de voluntariado en Ecuador.

Laro García

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Un grupo de 63 sanitarios de distintas partes de España se encuentran “aislados” y “atrapados” en Ecuador como consecuencia del avance de la crisis desatada por el coronavirus COVID-19 en todo el mundo, que ha provocado la cancelación del voluntariado que estaban realizando en el país sudamericano desde el pasado 24 de febrero y que ahora está dificultando su regreso a casa por el cierre de fronteras y la escasez de vuelos disponibles en estos momentos.

“Estamos preocupados y muy frustrados por no poder ayudar, porque ahora mismo seríamos esenciales en nuestro país, que necesita más personal sanitario para luchar contra la pandemia, pero no encontramos la forma de volver”, explica desde Quito Marina Collazo, una enfermera cántabra de 29 años que se encuentra dentro del grupo de voluntarios que viajó hace unas semanas dentro de una expedición que tenía como objetivo dar apoyo y prestar consulta en las zonas más pobres de Ecuador.

Este viaje solidario, organizado por la ONGD Asociación Internacional de Sanitarios en España (AISE), se ha visto truncado por la propagación del coronavirus, que comienza a azotar también al otro lado del Atlántico. Si bien los casos todavía no son tan numerosos como en Europa, las medidas que se han impuesto son muy restrictivas y llegan igualmente al confinamiento o a la prohibición del libre tránsito de personas. “Su sistema sanitario es muy débil y temen su alcance”, reconoce la enfermera cántabra.

Antes de que se impusiera la prohibición de moverse y se cortaran definitivamente las carreteras, y a la vista del avance de la enfermedad en España, todos los sanitarios españoles que formaban parte de este proyecto de voluntariado se agruparon en Quito, la capital del país, con la intención de cambiar sus vuelos -la vuelta estaba prevista para el 31 de marzo- y regresar a sus puestos de trabajo en España, ya que muchos de ellos se encuentran de permiso o vacaciones.

“Está siendo una odisea, es prácticamente imposible cambiar los billetes. Solo Iberia viaja hasta Madrid y se están anulando vuelos de un día para otro”, reconoce Marina Collazo, que viajó a Ecuador junto a su compañera Paula Cobo, también cántabra y atrapada como ella en un hostal de Quito donde todos los afectados se han reunido para buscar una solución en común.

Según cuentan, mantienen un contacto “directo” y “diario” con los consulados españoles en Quito y Guayaquil, así como con la Embajada de España en Ecuador, donde les han reconocido que “no hay medios en estos momentos para poder repatriarnos si fuera necesario”. “Nuestra única esperanza ahora es que no se cancelen más vuelos y podamos viajar el viernes y el sábado como tenemos previsto”, insisten, con el deseo último de ponerse manos a la obra en España tan pronto como sea posible.

Sin embargo, observan con “preocupación” las cancelaciones de los vuelos entre Ecuador y España, así como la imposibilidad de realizar escalas en otros países –los ciudadanos españoles tienen vetada su entrada en numerosos estados por ser precisamente uno de los focos de la pandemia–, por lo que han iniciado incluso una campaña a través de las redes sociales para llamar la atención sobre su caso.

AISE, la organización no gubernamental de cooperación internacional para el desarrollo (ONGD) que impulsó el viaje, acumula más de una década de experiencia y tiene la misión de “favorecer la promoción de la salud y la atención integral de las poblaciones más vulnerables” y “conseguir que la salud sea un derecho al alcance de todas las personas”.

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