Aunque la vista siempre se detiene en los grandes molinos y el imponente castillo que se erigen en el Cerro Calderico de Consuegra, esta localidad toledana atesora uno de los vestigios romanos más importantes de la historia: La 'Presa de Consaburum', catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC).
Se trata de una estructura artificial que construyeron los romanos entre los siglos I y IV d.C. para retener o almacenar agua en un curso fluvial. Es la presa romana más larga de Occidente, y una de las más grandes de Europa y Norte de África, según el departamento de Cultura del Gobierno de Castilla-La Mancha.
Es conocida localmente como 'Puente de Urda' y se conservan sus restos. La presa, ubicada junto al río Amarguillo, tiene una longitud de aproximadamente 650 metros y una altura máxima de 4,8 metros.
El Amarguillo es afluente del Cigüela, gregario a su vez del Guadiana y recoge las aguas procedentes de las sierras de la Calderina y del Reventón, formaciones orográficas situadas en las estribaciones orientales de los Montes de Toledo.
La villa de Consuegra fue antiguamente la capital del Gran Priorato de la Mancha, dependiente de la Orden Militar de San Juan. Se ubica al sureste de la provincia de Toledo, en la Mancha toledana, y en su subsuelo se encuentran los restos arqueológicos de la ciudad romana de Consaburum.
Las primeras prospecciones
El estudio e identificación de la presa romana se produjo en los años 70 del siglo XX por F. Giles Pacheco, discípulo del doctor Martín Almagro, que realizó varias prospecciones en la zona, aunque la construcción era conocida desde mucho antes debido al estado relativamente bueno en el que se encontraba.
La cronología de esta presa romana se sitúa entre los siglos I-IV d.C. Su longitud de pantalla es la mayor de las hoy conservadas en el mundo romano y su área de cuenca sería de una enorme capacidad, en torno a los 66 kilómetros cuadrados.
Posee un portillo abierto pequeño de menos de 40 metros y se conservan los contrafuertes durante 86 metros. El elemento más significativo es el trazado del dique central (pantalla), dispuesto en dirección noroeste-sureste, entre un meandro formado por el río y el camino de Urda.
Sobre su función los investigadores determinaron en su momento que sería doble. En primer lugar, pudo servir para suministrar aguas para uso doméstico de la ciudad, especialmente en épocas de estiajes. Pero también tendría un uso fundamentalmente agrícola y ganadero, como así lo atestiguan las cercanas villas de la cuenca del río Amarguillo y de sus arroyos como el de La Magdalena.
Ya en 1992, cuando esta estructura rumana fue catalogada como BIC, el documento publicado en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), establecía que su conservación había sido “relativamente buena”, aparte del “deterioro inevitable de la coronación del muro y el hundimiento de tres contrafuertes”, probablemente por riadas.
En la década de los 90 del siglo pasado, el Gobierno castellanomanchego ya alertaba de que esa situación comenzaba a empeorar rápidamente debido a las labores de tractores en la zona aguas abajo de la presa, rebajando la altura del espaldón de tierra que contrarrestaba el empuje del agua.
El Ejecutivo detallaba que como el espacio de lo que fue embalse y la zona aguas abajo, hasta Consuegra es una excelente tierra de labor, con numerosos pozos que elevan las aguas subálveas del Amarguillo, el cultivo es casi permanente y lo que no se había destruido con labores manuales durante siglos empezaba entonces a peligrar con la maquinaria moderna.
Añadía asimismo que la escasez de presas romanas conservadas (prácticamente, las cinco únicas de importancia están en España, no quedando ni una sola identificada en toda Italia) contribuiría igualmente al desconocimiento de la finalidad para la que sirvió la de Consuegra.
Extensión del área de protección
Por eso extendió su área de protección por su extremo noreste hasta un punto localizado a 100 metros del tramo conservado, cortando el camino actual de Urda a Consuegra; y por el extremo noroeste se prolongó desde el tramo conservado hasta un punto situado a unos 120 metros en línea recta. En ambos laterales de la presa, el área de protección se delimitó por una línea paralela a la de la presa situada a 40 metros de la misma.
Ya en el siglo XXI, ha sido el Ayuntamiento de Consuegra el encargado de impulsar diferentes trabajos de rehabilitación de la estructura, centradas en consolidar parte del muro, la señalética del monumento o adecuación de caminos.
Esta presa también ha sido objetivo de polémica este año debido a su origen y utilidad. El pasado mes de enero, el Ayuntamiento de Consuegra emitió un comunicado público en respuesta a Isaac Moreno, presentador del programa de Televisión Española 'Ingeniería romana'.
En este espacio, Moreno definió como “muro” esta estructura. “Para romanas, son muy extrañas”, apuntó en un vídeo en el que pedía más investigaciones antes de lanzar “a los cuatro vientos” que sea la presa más larga de la Hispania romana. “Es un muro que nunca fue bueno y se cayó. Un muro que no es perfectamente horizontal no puede ser una presa nunca”, apunta.
El Ayuntamiento replicó defendiendo su función como presa romana basándose en la opinión de los coordinadores de los últimos trabajos arqueológicos en esas obras hidráulicas, Rafael Caballero y Diego Rodríguez.
De hecho, Moreno propuso que la fecha de construcción de los restos mencionados se remontan al siglo XV. Pero el Ayuntamiento subraya que el análisis de materiales continúa y considera que el origen es anterior. Además, apuntaba que los materiales que han aparecido en las distintas excavaciones son romanos o de épocas anteriores, y los yacimientos que se encuentran cerca también son romanos.
A su vez, según Caballero y Rodríguez, parece factible que la presa se proyectó para retener el empuje del agua. “Existe un espaldón de tierra, obviado en el vídeo, que sirve de resistencia al empuje del agua, una cimentación que no parece que se hiciera solo para sujetar el canal y unos muros de mampostería que están asentados sobre unas sólidas fábricas de opus caementicium (hormigón romano). De este modo, y teniendo en cuenta lo investigado con seriedad hasta el momento, desde este ayuntamiento seguiremos albergando la certeza de que las estructuras hidráulicas referidas son de época tardorromana”, defendió el Consistorio.
Por todo ello, el Ayuntamiento apelaba a efectuar investigaciones fundamentadas en la documentación existente. “Estamos encantados con el interés que genera nuestro patrimonio, por lo que esperamos que, desde el rigor, se sigan generando trabajos que aporten luz a nuestro pasado”, apostilló.