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Existen momentos en la vida de los partidos políticos que por su transcendencia marcan el devenir histórico de los mismos. Muchos de nosotros pensamos que este es el caso por el que transita Podemos actualmente, que en pocos, poquísimos meses se está enfrentado a enormes retos; formar parte del Gobierno de la nación, entrar dentro de muchos gobiernos regionales, pero además, llevar a cabo procesos internos de elección y renovación de cargos a nivel estatal y en muchas comunidades autónomas como es el caso de Castilla-La Mancha.
Todos estos desafíos se están sucediendo en paralelo con la peor crisis sanitaria y económica de los últimos cien años, la COVID-19.
Muchas veces no sentimos ni el aire por la tremenda velocidad de nuestro tiempo pero tras sentarnos ante dos tazas humeantes de café, cada uno en su casa, hemos hablado y nos hemos escuchado. De esas escuchas, este artículo.
Entendemos que dentro de Podemos nos enfrentamos a tres retos cruciales de diferente magnitud en nuestra región.
El primero de ellos, es la renovación de los órganos de Podemos de Castilla-La Mancha, la situación del partido en nuestro territorio, y cuál sería la dinámica por donde debemos caminar para avanzar.
Como no podía ser de otra manera, para empezar nos vemos obligados a echar una mirada al pasado, entre la memoria y la nostalgia. Recordando cómo nació Podemos en la región y, en especial, la ilusión que despertó en toda la población, llegando incluso a tener representación en la Junta de Comunidades, a pesar de la ley electoral imperante de la época de Cospedal, tremendamente restrictiva, si bien, todo nos pareció poco. Hoy seguimos repasando que pasó, para aprender de los errores y dar un paso firme hacia el futuro.
Debemos reconocer que cometimos equivocaciones que se centraron fundamentalmente en la ejecución de determinadas políticas, con el agravante de que ni supimos explicarlas, ni comunicarlas. Es obligado entender que la ausencia en la actualidad de diputamos regionales, no se debe, tanto, a la existencia de dos corrientes dentro del partido, como sucede en otros territorios, sino a la opacidad que se impuso desde el Consejo de Coordinación hacia afuera. Por lo tanto, cuestiones internas que produjeron que el partido se encogiera y se estrechara, en lugar de crecer amparado por la acción de Gobierno.
La paradoja, sin embargo a la que nos enfrentamos, es, pensar que hace un año había representación de Podemos en la Junta de Comunidades y en el Gobierno de Castilla La Mancha, y ahora esa representación está en el Gobierno de España. Es decir, nos han penalizado los errores más que en otros territorios.
Ante esta situación, estimamos que lo que no ha servido en la etapa anterior, es evidente que no vale. Por ello, nos cuesta creer que aquellas personas que saltaron del barco cuando se hundía, puedan ser ahora sus posibles salvavidas.
En estos procesos que devienen después de fracasos electorales, siempre se pone encima de la mesa el debate de la unidad, más allá incluso de la percepción de la salud democrática de unas primarias. Debate que posiblemente sea más necesario que nunca para salir de este impasse extraparlamentario, pero que en realidad no debe de servir para tapar carencias sino para cerrar o eliminar cualquier brecha o grieta que pudiera surgir después de un proceso de elecciones internas.
Esa unidad, creemos, debe fundamentarse desde el sosiego de la razón, desde el encuentro neutral, desde un debate interno sin tensiones, desde la conformación de ideas que nos ayuden a avanzar, pero nunca desde un secuestro por adopción, desde un relato manipulado, ni mucho menos de la patrimonialización del concepto. Nadie tiene la pertenencia, ni la propiedad de la misma, porque la unidad no es de quien la grita más alto, ni la reclama, casi siempre, por sus intereses personales sino de aquellos que la construyen, es decir, de los militantes, aquellos que estos años han dejado de escuchar a las élites del partido por su obsesión de poder.
Como conclusión de este punto entendemos que tienen que imponerse nuevas dinámicas y, sobre todo, desechar aquello que se ha demostrado inservible. La participación, sin ir más lejos, es algo imprescindible, pero tal y como se planteó no ha servido, habrá que hacerlo de otra manera.
En segundo lugar, como conseguimos frente a la sociedad castellanomanchega volver a ser un referente, no solo con la mirada puesta en la vuelta a espacios de decisión regionales, sino también como volver a ganar la confianza de la sociedad civil y de los grupos activistas, aún sabiendo que, en esta legislatura somos un partido extraparlamentario.
Sin duda, para esta nueva andadura necesitamos que de este proceso electoral salga un Podemos que se sujete anclado en un feminismo real, y para ello es imprescindible que la próxima coordinadora autonómica sea una mujer, porque es transcendental pasar de las palabras a los hechos. El futuro es hoy, no puede esperar.
Junto con ese feminismo real, será imprescindible que dentro del conjunto de la organización, haya voces de la Castilla vaciada, personas que vivan y sepan que es el vacío verdadero y cuáles son sus autenticas necesidades. Basta ya de hablar de problemas sin contar con sus protagonistas. La apuesta debe ser mujeres rurales que vacían sus vidas a diario entre el huerto y el hogar.
La siguiente piedra angular debe ser el municipalismo. No existirá un Podemos en Castilla-La Mancha sino entendemos que nuestra labor debe de volcarse en los municipios, buscando soluciones concretas para la vida de nuestros vecinos. Hay que respetar lo cercano, como impulso para alcanzar otros objetivos como es la Junta de Comunidades. En esta nueva etapa, debemos de proteger, formar y ayudar a cada uno de nuestros representantes en los ayuntamientos, de su labor dependerá no solo el bienestar de sus representados sino también la visibilidad de nuestro partido. Solo recuperaremos la confianza de los votantes podemitas desde el entorno municipal.
Todo lo anterior es básico, pero, sin duda, lo fundamental, el mayor reto, será construir partido, sin bases no hay proyecto viable. Sin compañeros entregados, que se mezclen con la sociedad civil y aúnen planes de ejecución para transformar la sociedad no existe herramienta útil, solo una maquinaría oxidada para enfrentarse a procesos electorales.
Ese anclaje con la sociedad castellanomanchega tiene que llegar de la consolidación y creación de nuevos círculos, o de activar todos aquellos que han perdido a sus miembros por la inanición de los dirigentes anteriores, que se olvidaron de empatizar con todas aquellas personas que anteponían su vida personal y se volcaban en la actividad en el circulo. Hay que volver a ver la cara de nuestras compañeras y compañeros para que sientan de cerca el orgullo de pertenecer a Podemos.
Es primordial que se encienda esa mecha que prenda la unión de los círculos con la sociedad civil, sea cual sea su estrategia o sus necesidades concretas en cada lugar, pues estamos en una tierra muy amplia y variada, donde cada población tiene su propia idiosincrasia.
Si somos capaces de crecer, de aumentar espacios, nuestra participación en las decisiones que están por llegar, será fundamental e insoslayable, estando las instituciones obligadas a sentarnos en las mesas de negociación o de reconstrucción. Hoy no estamos en ninguna de ellas.
Y, por último, en tercer lugar, qué mundo nos vamos a encontrar cuando se aleje esta pandemia. Habrá que elegir, entre la globalización o planetización, entre lo general y lo particular, entre lo colectivo o lo individual, entre lo público y lo privado, entre el común o lo particular.
Sin duda, hemos visto como la COVID-19 ha reducido espacios, llegando hasta el confinamiento. Nos hemos dado cuenta de la necesidad de fortalecer lo local, lo próximo, lo que alimenta nuestra cotidianidad, reduciéndose en muchos casos a lo más básico. También hemos observado y aprendido como nuestra raza agrede al medio ambiente constantemente. Saldremos de esta crisis con la firme convención de implementar medidas que ayuden al sostenimiento de nuestro entorno ambiental más inmediato.
En ese sentido, entendemos que se debe optar por adentrarnos en la economía circular, de lo próximo, de lo cercano, que protege y cuide el medio ambiente como uno de sus objetivos principales, pero también esa economía que no esté marcada por el crecimiento del PIB y el aumento constante, casi perpetuo del consumo.
Es el momento de apostar por esta nueva economía, ya que se ha demostrado que las redes de cercanía son las que nos salvan, se ha demostrado que el tejido funciona y sirve y que nuestras necesidades básicas no dependen tanto de lo lejano. Es el momento perfecto para llevar a cabo muchas de estas medidas.
Por lo tanto, se deben de buscar tejidos de producción próximos, a través de cooperativas o iniciativas sociales que sean capaces de abastecer necesidades sin que estemos sujetos a la dictadura de grandes emporios de comunicación de larga distancia. Industrias locales que generen empleo, producciones conformes con el medio ambiente, y basadas en el beneficio social del bienestar y no en la especulación, donde la dignidad de la persona esté por encima de cualquier otra consideración.
Otra cuestión que hemos aprendido, es la necesidad de cambiar el sistema de cuidados. Hemos observado el sufrimiento en soledad de todos y cada uno de nuestros mayores, la apuesta a futuro debe ser completamente distinta, fomentando la creación de unidades de convivencia junto con el cuidado domiciliario, donde prime el bienestar vital de la persona, no tanto el beneficio económico, rompiendo con el sistema residencial que se ha demostrado obsoleto.
Dentro de ese sistema de cuidados se debe salir de ésta con la Sanidad pública reforzada, que mire al futuro de las personas y su salud, y no a la ganancia indiscriminada de las privatizaciones.
No debemos de olvidarnos de fomentar una educación pública, estable y tecnológicamente adecuada para afrontar estos y otros retos que se nos va a ir presentando, sin olvidaros de aportar los recursos necesarios para la investigación que ayuden a nuestros jóvenes a progresar sin tener que emigrar a otros países.
Ahora queda trabajar y seguir avanzando para transformar nuestra región.
Nuestra mayor ilusión sería que todo Podemos Castilla-La Mancha se sentara con nosotros para tomar el próximo café.
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