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“Juventud, no gracias” podría ser el eslogan perfecto para cualquier gobierno que haya pasado en los últimos años por nuestra región y a los hechos me remito. Son más de 30.000 los jóvenes que han tenido que marcharse de nuestra región, ya sea a otros puntos del país o al extranjero. Por su parte, a los que se han quedado en Castilla-La Mancha no les depara un futuro muy estable y satisfactorio. En este momento, un 48% de los jóvenes menores de 25 años se encuentran en paro, alrededor de 34.000 personas, y los que tienen un empleo se encuentran con unas condiciones laborales muy precarias.
El pasado 20 de septiembre la consejera de Economía, Trabajo y Empleo de Castilla-La Mancha, Patricia Franco, anunciaba el 'Plan Retorno Joven' destinado a los jóvenes que se encuentren fuera de nuestra región. Esta iniciativa otorgará ayudas para la contratación, el empleo emprendedor y para los gastos en desplazamiento a todas las personas menores de 30 años. Si sólo nos quedamos con la propuesta podríamos decir que es bastante positiva, pero hay que analizar lo que de verdad refleja este anuncio.
En primer lugar, tenemos que decir que este Plan para el Retorno de los Jóvenes no se encuentra dotado económicamente en los Presupuestos de Castilla-La Mancha para el ejercicio de 2017, por lo que podemos decir que de momento es sólo palabrería. Por otro lado, este plan expone una serie de ayudas a las empresas para la contratación de jóvenes en sus plantillas, pero no ofrece seguridad alguna de permanecer en dicho trabajo de forma permanente. También aparece un apartado que se denomina 'Pasaporte de Vuelta' con el que se pretende dotar de 3.000 euros a cada joven que regrese a nuestra región, en cuestión de gastos de desplazamiento, pero no hay garantía para que estas personas encuentren trabajo si realmente deciden volver.
Viendo la propuesta que realiza el Gobierno de Castilla-La Mancha me suscitan algunas dudas. Me parece que simplemente es un gesto que realizan a todos esos jóvenes que, con el inicio de la crisis en 2008, abandonaron la región. La apuesta de Emiliano García-Page es la de normalizar los empleos precarios pues ni hemos mejorado el tejido industrial de la región, ni hemos cambiado el modelo productivo que les obligó a emigrar.
Si la situación de Castilla-La Mancha es la misma a niveles empresariales, con unos niveles de precariedad aún mayores y con contratos laborales cada vez más cortos, ¿qué impedirá a un joven abandonar de nuevo la región?
En definitiva, es un programa moralmente necesario, citando las palabras de Emiliano García-Page, pero que necesita estar financiado en unos presupuestos y en lo que corresponde al año 2017 no aparece cuantificado. Además, sin un cambio en el modelo productivo seguiremos con una región ganadora en alto porcentaje de paro juvenil, con tasas de temporalidad altas, contratos precarios y pocas esperanzas de tener una vida estable.