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GUADALAJARA

“Por estar con los más desfavorecidos”: así echó el PP a una concejala para poner a un candidato con tuits machistas

Aure Hormaechea

Alicia Avilés Pozo

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“Fue una puñalada, una traición”. Es la frase que más repite Aure Hormaechea, que durante ocho años fue portavoz del PP en el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares, para referirse a cómo la echó este partido. O lo que es lo mismo, cómo uno de sus mandatarios le comunicó, seis meses antes de las elecciones municipales del 28 de mayo y “con muy poco estilo”, que ya no sería candidata y que firmaban su cese. Entre los motivos, estar “siempre al lado de los más desfavorecidos” y colocar de candidato a la Alcaldía a Manuel Corral, actual concejal que protagonizó una sonada polémica por sus tuits machistas.

Licenciada en Psicopedagogía, diplomada en Educación Social, agente de Igualdad, escritora, reportera gráfica de la Agencia EFE y de medios locales, y trabajadora con mujeres víctimas de violencia de género. Es solo una pincelada de la trayectoria profesional de Hormaechea, de 67 años. También fue afiliada del PP durante 25 años, hasta que se dio de baja tras su “traumática experiencia”.

Esta exconcejala se hizo cargo de la gestora de este partido en Azuqueca cuando se encontraba dividido y “con muchos problemas”. Tras ello, pasó a ser candidata a la Alcaldía de esta localidad en 2015 y en 2019, donde fue elegida como edil. Estuvo ocho años como portavoz del Grupo Municipal Popular, en la oposición.

Nunca vislumbró que le fueran a dar “la patada” y “menos de esa forma”, pero está convencida de que “estar el lado de los colectivos más desfavorecidos” le pasó factura. Durante su trabajo como concejala siempre manifestó su apoyo y asesoramiento a personas en situación de exclusión, vulnerabilidad o marginación por motivos culturales, religiosos o afectivo-sexuales. “Es lo que defiende nuestra Constitución”, explica a elDiarioclm.es.

He apoyado a todos los colectivos marginados y vulnerables que me lo han pedido, les gustase o no les gustase a los demás

La mayor distancia que marcó con su partido fue en el caso de la ocupación de viviendas. “Yo no estoy a favor, no deja de ser una ilegalidad, pero no se puede meter en el mismo saco a una madre con niños que ocupa un local y a las mafias que trafican con drogas o personas. No es que lo apoye, pero siempre he querido que a estas personas en situación vulnerable se las tuviera en cuenta como prioridad en los servicios sociales. También he apoyado al colectivo trans y a todos los que me lo han pedido, les gustase o no les gustase a los demás”.

Por todo ello, junto con el trabajo voluntario que llevó a cabo en los Centros de la Mujer de Alovera y Molina de Aragón (“cuando no había ni un duro”), sabe que se hablaba de ella en el partido con “cierta ironía” mencionándola como “la social”. Sabía que todo eso no gustaba. “Me pusieron la etiqueta de ser de izquierdas, que no lo soy. Pero fue sobre todo esa tendencia a estar al lado de los más desfavorecidos lo que me ha perjudicado, por estar con ellos”.

Al final todo desembocó en su cese. Seis meses antes de las elecciones, el portavoz del PP en Castilla-La Mancha, Antonio Serrano (muy próximo al líder regional, Paco Núñez) la citó en la terraza de un bar y le dijo “con muy poco estilo” que Manuel Corral, futuro cabeza de lista municipal, iba a ser el nuevo portavoz del partido en el Ayuntamiento.

“No lo entendí. Yo ya había anunciado que me jubilaba y le respondí que lo correcto era que yo dejara de ser portavoz cuando terminara la legislatura. Me respondió que no, que me ponían en la calle y que Corral sería portavoz”. Concretamente, cuenta que Serrano le dijo “quédate si quieres y así te entretienes”, lo que indignó a la entonces concejala, no solo por ser un “un comentario machista” sino por denigrar su “vocación de servicio público”.

Cuando acudió a su despacho ese mismo día, su auxiliar administrativa le comunicó que los ceses de ambas ya estaban firmados. “La traición fue espectacular porque no me dijeron nada. Me dolió por mí pero sobre todo por mi compañera”. Al día siguiente se dio de baja del partido tras 25 años de militancia y se pasó a los concejales no adscritos del Ayuntamiento porque “tenía un compromiso con la gente que me había votado”.

“Esos meses fueron tremendos. Veía allí en los plenos a quienes me habían dado la patada, con quienes había trabajado tantos años y les daba igual. Tuve más apoyo del PSOE y de Izquierda Unida que de mi propio partido. Después, fui a la Tesorería de la Seguridad Social y me jubilé, pero no podía creerme del todo lo que había pasado”.

A Aure Hormaechea le cuesta también comprender que nadie hiciera nada cuando ya era público que ella quería jubilarse. “¿Por qué echarme seis meses antes para colocar a alguien que además yo no quería para ser portavoz, por sus comportamientos muy poco éticos?”, se pregunta. Se refiere con ello a la polémica que Manuel Corral, ahora su sustituto, provocó cuando publicó una serie de tuits denigrando a la secretaria de Estado de Igualdad por su físico, entre otras controvertidas declaraciones.

“Esto duele porque esos comportamientos perpetúan la falta de ética política, que se basa en la honestidad y la solidaridad. Quizás de ahí venga esta crisis de valores y esa fama tan terrible de los políticos. No se puede ir dejando a la gente así en el camino, porque no soy la única, ha habido muchas más”, subraya.

Con Vox, “ni a la esquina de la calle”

“Desde entonces, ha recibido el apoyo de muchas personas ”pero casi ninguna del partido“. En el Comité Provincial del PP de Guadalajara posterior a su reunión con Antonio Serrano, tomó la palabra para contar lo que le había pasado y cómo se le había comunicado su cese. ”Solo tres personas hablaron a mi favor, que no quiero nombrar para no perjudicarlas porque han seguido en contacto conmigo. Aunque de alguna manera también las han apuñalado“.

Muy crítica con los pactos PP-Vox (“yo no hubiera ido con ellos ni a la esquina de la calle”), también desvela que sus quejas llegaron al líder castellanomanchego de los populares, Paco Núñez, quien le respondió: “Yo no estoy a los pequeños detalles”. “Un pequeño detalle era, para él, que a mí me cesaban y que a mi compañera, que no estaba en edad de jubilarse como yo, la dejaban en la calle”, lamenta.  

Siente el mismo pesar por todas las personas con las que trabajó en el Ayuntamiento y que le dieron la espalda. “Esa actitud no la entiendo en personas a las que he ayudado, con las que he compartido eventos familiares. Yo no sé si tienen miedo a perder su puesto, su dinerillo, pero esa manera de aferrarse a la política no es honesta”.

Hormaechea convocó una rueda de prensa cuando dejó su puesto. En el PP le dijeron que eso era un error. “Para nada. Me fui con la cabeza muy alta. A mí no se me ha denunciado nunca, no he estado detenida, no me han puesto ni una multa. Y lo dije: que no sabía si todo el mundo podía decir lo mismo. Hay cosas que no puedo decir pero que se saben, y con personas que acaban de diputados”.

“Yo tengo mi carrera y mi formación pero hay gente que no y se agarra a la política como modo de vida, los meten sus amigos, y por eso matan. Hay muy poca vergüenza en general. Yo a lo mejor seré de la vieja escuela, pero no apuñalaría jamás a alguien que me ha tendido la mano”. No ha vuelto a tener en contacto de ningún tipo con las personas que le dieron la espalda.

Aure Hormaechea ha querido hacer público lo que le pasó pero también quiere pasar página. Tras publicar “Pueyo y el Soldado Francés”, en breve saldrá a la luz “La historia que no viajó” una biografía de Josefa Mar y Borbón, una pedagoga del siglo XIX.

Muy emocionada, la exconcejala dice no arrepentirse de su paso por la política. “He podido ayudar a muchas personas. Y hay mucha gente que sigue apoyándome. Solo quiero agradecer ese apoyo a todos los que vinieron a darme un abrazo, a mi familia y a todos los medios a los que no os han callado la boca”, concluye. 

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