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Los vientos que agitan los molinos en Castilla-La Mancha, del solano al moriscote

Del latín ventus procede la palabra viento. Es la corriente de aire que se produce en la atmósfera por causas naturales, es decir, un fenómeno meteorológico originado en los movimientos de rotación y traslación de la Tierra. Esa es su definición más técnica, porque el viento, de la brisa al huracán, puede ser también un recurso poético, el protagonista de una canción, un estímulo para el ánimo o el desánimo, o el elemento cinematográfico más importante de una película o un cuadro.

En Castilla-La Mancha, el viento ha marcado su seña identidad desde hace siglos, antes de ser la región que hoy es: los antiguos molinos de viento. Aquellos apostados sobre las colinas de algunos pueblos que han marcado el paisaje, sobre todo, de la Mancha. Los que aún funcionan convierten, a través de sus aspas, la energía eólica en energía rotacional para moler grano. 

Y ese mismo viento también es el que mueve los modernos aerogeneradores del siglo XXI, las grandes estructuras modernas que funcionan convirtiéndolo, mediante hélices, en energía mecánica, que a su vez producen energía eléctrica.

En esta comunidad autónoma los vientos dominantes son los de interior: del nordeste y del oeste. Pero también llegan vientos terrales (los que se dirigen hacia el mar), llega el cierzo (viento frío del norte), llega el levante (viento del este) y llega el poniente (viento del oeste).

Hasta aquí se dan las clasificaciones más generalistas y conocidas. Básicamente son las que definen, prevén y anuncian los meteorólogos, y que pueden adquirir más o menos fuerza. Pero hay otros vientos que han recibido su denominación única a través de la sabiduría popular castellanomanchega, por sus características más concretas. Según Meteored, muchos de ellos son arcaísmos que siguen utilizándose en muchos pueblos. Se conocen como los 12 vientos de Castilla-La Mancha.

Los solanos: de los fijos a los hondos

Por ejemplo, hay tres vientos “solanos”. El “solano alto” es bien conocido en Toledo: viene del sur o del sureste y es cálido, seco y puede ser intenso, sofocante y muy desagradable. Hispanopedia concreta que este viento puede experimentar el “Efecto Foehn” al cruzar montañas, lo que aumenta su temperatura y sequedad.

El “solano fijo” es una variación del anterior, por tener una dirección más constante y una intensidad que, aunque variable, no suele ser tan intensa como la de otros vientos fuertes. Y el “solano hondo” también es cálido y sofocante, viene del este y por eso veces se le nombra como “levante calma”. Su origen se relaciona con la dirección del sol al amanecer. 

De la calma a la tempestad transcurre el “viento barrenero”, que procede del noreste y que, en algunos casos, también se conoce como “matacabras”. Puede ser bastante fuerte, especialmente durante la temporada de otoño e invierno. El nombre “matacabras” es probablemente una referencia a la capacidad de estos vientos para generar fuertes corrientes y, por tanto, complicar la vida de los animales en la llanura manchega. 

El “viento del mediodía” es de componente sur, de carácter cálido pero no con tanta intensidad como los solanos. De hecho, puede ser húmedo y venir acompañado de lluvias. A veces, se confunde con los denominados “sirocos”.

Por otra parte, los “ábregos” proceden del suroeste, son templados, relativamente húmedos y portadores de lluvias. Son vientos propios de la península ibérica, pero sobre todo se dan en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. Tienen su origen en la palabra “africus” (viento africano).

Como los solanos, también tienen sus propias categorías. El viento ábrego hondo, el fijo y el alto. Todos ellos tienen gran capacidad para influir en las condiciones meteorológicas de forma rápida.

Seguidamente, encontramos el “viento toledano” que tampoco es un término meteorológico oficial. El término más cercano podría ser viento del oeste (poniente) que se refiere al viento que sopla desde el oeste hacia el este. En Toledo, ubicado en el centro de España, la influencia de este tipo de viento puede variar según la temporada y la situación meteorológica.

Moriscote y cierzo, vientos “importados”

Más típico de la comarca de La Mancha es nombrar como “moriscote” al viento que sopla procedente del norte.

Y por último, el “cierzo” es un viento frío, seco y fuerte que sopla del noroeste (viene del Ebro) y que se puede sentir en toda la región; en la zona occidental de Toledo y Ciudad Real; en la oriental de Guadalajara y Cuenca y en el sur de Albacete.

Puede producir un descenso de la temperatura, especialmente durante el invierno, y también puede ser una causa de erosión y de dificultades para las actividades agrícolas en algunas zonas. 

Estos son los doce vientos a los que se refieren muchas crónicas populares y los más conocidos por molineros y agricultores de Castilla-La Mancha. Una sabiduría secular que todavía no se ha perdido y que, además, puede ayudar a conocer mejor los efectos de la meteorología en la vida diaria.