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Mañueco logra la investidura a cambio de incorporar a la extrema derecha al Gobierno de Castilla y León

Alfonso Fernández Mañueco recibe los aplausos de los miembros de su grupo parlamentario tras su discurso de investidura.

Laura Cornejo / Alba Camazón

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Alfonso Fernández Mañueco es ya presidente de Castilla y León gracias al acuerdo sin precedentes que introducirá a la extrema derecha en un gobierno autonómico por primera vez desde la restauración de la democracia. Tal y como estaba previsto, los únicos votos favorables de su partido, el PP –31 escaños–, y su socio de gobierno, Vox –13 escaños–, han permitido a Mañueco lograr una mayoría con la que revalidar un Gobierno que él mismo había interrumpido dos años y medio después de iniciar su primer mandato tras romper su pacto con Ciudadanos. El resto de grupos parlamentarios, PSOE, Mixto –Ciudadanos, Unidas Podemos y Por Ávila– y UPL-Soria Ya, han votado en contra, en un debate de investidura que arrancó a las 12.00 horas y ha concluido pasadas las 21.30.

Para hacer posible su investidura, Mañueco ha tenido que incorporar a su discurso ante las Cortes de Castilla y León buena parte de los ejes programáticos de Vox, que ocupará la vicepresidencia y las carteras de Agricultura, Industria y Empleo y Cultura de su Gobierno. Así, el candidato del PP ha asumido el concepto de violencia intrafamiliar, la idea de “inmigración ordenada” y ha rehusado hablar de Memoria Histórica para defender una nueva Ley de Concordia impuesta por la extrema derecha que “evita la utilización de la historia para dividir”.

Mañueco, que ha defendido que el acuerdo con Vox “mejora la calidad democrática” pese a haberse trazado en una negociación secreta y tras haber afirmado que no pactaría la entrada de la extrema derecha en su Gobierno, ha garantizado a su nuevo socio la tramitación urgente de las leyes de Concordia y de Violencia Intrafamiliar. Sobre la primera, el presidente castellano y leonés ha asegurado que tratará la historia “como elemento de reconciliación y evitando su utilización para dividir a los españoles”. La norma sustituirá al actual decreto autonómico de Memoria Histórica, que tenía como base la reparación de los represaliados del franquismo, y asume así por completo el planteamiento de la extrema derecha sobre la materia.

Si la tramitación de la Ley de Concordia empezará antes del 30 de junio, otra de las exigencias de Vox, la Ley de Violencia Intrafamiliar, echará a andar el 31 de julio. Pese a insistir en que su Gobierno va a “mantener la Ley de Lucha contra la Violencia de Género” –algo que Vox rechaza– y no dará “ni un solo paso atrás en los derechos reconocidos”, Mañueco ha defendido la Ley de Violencia Intrafamiliar como una oportunidad de reconocer “a todas las víctimas”, un planteamiento habitual de la extrema derecha.

“Existen situaciones que han de abordarse generando nuevas prestaciones, como la violencia de los hijos contra los padres o contra las personas con discapacidad en el entorno familiar. No creo que nadie pueda estar en contra de esto”, ha argumentado. Sin embargo, el candidato ha terminado por igualar la violencia machista con otros tipos de violencia en el ámbito doméstico: “Mejorar la detección y la prevención, ampliar y reforzar la protección a las víctimas y garantizar la mejor atención inmediata e integral es un compromiso irrenunciable”.

Bajo la atenta mirada desde la tribuna de invitados de Santiago Abascal –el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha evitado acudir a la votación que ha sellado el primer acuerdo de su partido con la extrema derecha–, Mañueco también ha hecho suyo el concepto de “inmigración ordenada” de Vox. Pese a no tener competencias en materia de extranjería, el presidente de Castilla y León ha defendido la inmigración como herramienta frente a la despoblación, pero siempre bajo unas condiciones determinadas: “Siempre de una forma legal, ordenada, con clara vocación de incorporarse al mercado laboral y que busquen la plena integración a través del respeto a las leyes, valores y libertades europeos de la sociedad que las integra”.

El futuro vicepresidente autonómico, Juan García-Gallardo, ha intervenido en lo que parecía más un discurso de toma de posesión que un discurso para investir presidente a Mañueco, en el que ha agradecido, uno a uno, su trabajo y disposición a los tres futuros consejeros de Vox. De hecho, ha advertido que los objetivos políticos de Vox “no quedan colmados” con el pacto de gobierno. “Vox es el partido de la ley y el orden, y desde el pleno respeto al Estatuto de Autonomía, sepa que nuestros objetivos son, cuando tengamos la mayoría parlamentaria, devolver las competencias de Sanidad, Educación y Justicia al Gobierno central”, ha adelantado. 

También ha arremetido contra la oposición justificando las futuras leyes de Concordia y Violencia Intrafamiliar. De esta última, ha dicho que iguala los bombardeos de Gernika y Cabra y que permite “que cada uno interprete la historia como quiera”, y que en el caso de la segunda protege a “todas las víctimas”.

El resto de las Cortes, en contra

Por la tarde, la oposición en bloque ha rechazado este acuerdo entre PP y Vox. El portavoz del Grupo Socialista, Luis Tudanca, ha pedido a Mañueco que sea 'él mismo' y traicione a Vox. “A ver si va a resultar que va a empezar a tener palabra ahora cumpliendo los acuerdo con la extrema derecha”, ha ironizado el líder socialista. Luis Tudanca ha reclamado que “incumpla” también con Vox como ha hecho con su pacto de gobierno con Ciudadanos, con el Diálogo Social, con los funcionarios o con el Pacto de Reconstrucción.

El secretario general del PSOE autonómico ha interpelado directamente a Mañueco: “Lo terrible es que, usted, que ha incumplido todos los acuerdos a los que ha llegado con todo el mundo, quizá empiece a cumplir su palabra con el pacto más infame que haya firmado nunca”. Además, Luis Tudanca ha aludido al futuro consejero de Vox que dirigirá Cultura, Gonzalo Santonja, quien “fue a mítines de Herri Batasuna en los años del plomo”. “Imagínense qué estarían diciendo en este país y ustedes y la extrema derecha si alguien que iba a mítines de Herri Batasuna en los años del plomo fuera nombrado consejero de esta Comunidad”, ha reclamado.

Una de las intervenciones más duras ha sido la del exvicepresidente y ahora único procurador de Ciudadanos, Francisco Igea, que ha acusado a Mañueco de ser un “mentiroso patológico y un ser deshonesto” al que no “merecen ni sus compañeros de partido, ni los ciudadanos de Castilla y león ni su familia”. No ha sido la única referencia de Igea a la familia de Mañueco: “No me molesta su deshonestidad porque la conocí, la conozco mejor igual que alguno de su familia así que no me ha sorprendido la maniobra que ha hecho, porque está a su nivel”.

También desde el Grupo Mixto, el procurador de Unidas Podemos, Pablo Fernández, ha augurado que Mañueco pasará “a los anales, pero de la infamia” tras decidir introducir a la ultraderecha en el Gobierno de Castilla y León en su único objetivo de “mantenerse en la poltrona”, para lo que se ha “bajado los pantalones de la forma más indigna”.

El portavoz de UPL Luis Mariano Santos ha recordado que él “nunca” ha sido “ni de cordones sanitarios ni de líneas rojas”, pero, ha insistido, no puede estar cerca de lo que defiende Vox. “Hay cosas que se plantean aquí sobre derechos sociales adquiridos durante mucho tiempo que es que ni me planteo hablarlo, lo siento, señor Gallardo, es que ni me planteo hablarlo”.

En la misma línea se ha pronunciado el portavoz de Soria ¡Ya!, que ha rechazado apoyar esta investidura, pues considera que hay “demasiadas dudas, incertidumbres, inconcreciones y derechos adquiridos en peligro”.

El único procurador de Por Ávila, Pedro Pascual, ha anunciado que cualquier partido podrá contar con él siempre que lo que se acuerde sean beneficios para la provincia de Ávila y ha recordado que la mayoría de las decisiones que se han tomado hasta ahora han sido por “disciplina de partido”.

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