Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Sánchez busca romper la unidad del PP para reformar la financiación autonómica
La Fiscalía pide la declaración del marido de la número tres de Ayuso y otro testigo
Opinión - Así se desmonta un bulo de Vox en directo. Por Raquel Ejerique

Un tribunal condena a seis años de cárcel a un hombre que abusó de una amiga borracha: el agresor negó la violación porque ella “no opuso resistencia”

Campaña 'No es no'

Alba Camazón

0

La Justicia condena a seis años de cárcel a un joven que abusó sexualmente de una 'amiga' aprovechándose de que iba borracha. La Audiencia Provincial de Ávila ha condenado a seis años de cárcel y otros siete años de libertad vigilada a un joven de 22 años que abusó de una 'amiga' de 20 años en una casa rural durante un fin de semana de verano de 2019.

La víctima sufre un trastorno de estrés postraumático con sintomatología ansioso depresiva como consecuencia de el abuso sexual, puesto que ella recordaba parcialmente lo que había sucedido, como “estar tumbada en la cama, inmóvil, sin poderse mover y con [ el condenado] encima de ella chupándole la cara”.

Según la sentencia de la Audiencia Provincial, el grupo de amigos estuvo por la noche bebiendo alcohol. El condenado tiró a la víctima a la piscina que había en el jardín de la casa rural, por lo que ella tuvo que quitarse la ropa, se quedó en ropa interior y se tapó con una toalla. El grupo entró en la casa y continuaron bebiendo hasta que la víctima empezó a sentirse mal por el alcohol. Según los testigos, la víctima “se encontraba mal, no articulaba palabra, no se enteraba de lo que la decían, se le caía la cabeza y permanecía sentada en una silla con los ojos cerrados”. Dos amigos la subieron a su habitación en brazos porque “no podía caminar ella sola”. Los dos amigos le pusieron una camiseta del pijama y le acostaron en la cama, tapándola con una sábana.

Poco después, el joven ya condenado subió a la planta de arriba “de manera totalmente sigilosa sin decir absolutamente nada a nadie” -según él, para ir al baño- y se metió en la habitación de la víctima. La acompañó a vomitar al cuarto de baño y después se metió en la cama con ella. “Aprovechándose de que se encontraba privada de sentido a causa del alcohol ingerido, le desabrochó el sujetador y le bajó el tanga, realizando diversos tocamientos sobre el pecho y zonas erógenas del cuerpo de la víctima y dándole besos en la boca para finalmente proceder a introducirle el pene en la vagina, sin que conste que llegara a eyacular, todo ello realizado por con el evidente propósito de satisfacer sus deseos libidinosos y mientras permanecía totalmente ajena a los hechos al hallarse privada de sentido”, prueba la sentencia.

Tras su “desaparición silenciosa y sigilosa” del salón de la casa de turismo rural, encontraron al condenado en el dormitorio de la víctima y en su misma cama, “tumbado de lado y sin moverse, como si estuviesen los dos, o al menos él, dormidos, aunque más bien parece que trataba de simular que estaba dormido al ser sorprendido por los mencionados tres amigos”. Tiempo después, el condenado se levantó y abandonó la habitación, regresando al salón con los otros miembros del grupo que aún permanecían allí.

Al día siguiente, ella sintió “perplejidad, susto, angustia o ansiedad” sin poder explicarse a sí misma el motivo. Al ver que en la cama de al lado en su habitación dormía un amigo y no el condenado sintió “más tranquilidad”. Al ir al baño, notó dolor y molestias en la zona vaginal y aumentó su angustia. Justo después contó a dos amigas los hechos que recordaba y les mostró su preocupación. Según sus amigas, la víctima estaba “asustada y con la cara pálida”. La víctima se lo contó también a su compañero de habitación y al resto de sus amigos a lo largo de la tarde.

Cuando los amigos le preguntaron si la había violado: “Sí pero no”

La víctima se acercó a Arévalo con un amigo con la intención de comprar una pastilla del día después, pero al final no lo hizo porque no sabía lo que había ocurrido con exactitud. De vuelta a la casa rural, le contaron al condenado que habían ido a Arévalo a comprar la pastilla y que se la había tomado. El condenado le respondió que “no se preocupara” porque “solo habían sido tres o cuatro minutos”. En ese momento, ella termina de confirmar “que él había mantenido relaciones sexuales con ella con penetración vaginal sin que ella hubiese prestado su consentimiento y sin su conocimiento”.

Cuando los amigos de preguntaron al condenado si había violado a la víctima, su respuesta fue “sí pero no” porque “no había opuesto resistencia”. “Tal contestación es la propia de alguien que ha realizado una penetración vaginal con su pene cuando tal penetración ha durado sólo tres o cuatro minutos pero sin llegar a eyacular dentro de ella”, concluye el tribunal de la Audiencia de Ávila. “En consecuencia deduce este tribunal, como deduciría cualquier ser humano, quiere decir que ante tan corta duración de la penetración y sin eyaculación no puede quedarse embarazada”.

“La víctima goza de la máxima credibilidad”

En todo el procedimiento judicial, la víctima “goza de la máxima credibilidad” por la “concreción absoluta” de los hechos que recordaba. Los tres jueces ensalzan la “seguridad y tranquilidad” de su declaración, detallando “de modo preciso, concreto y claro” todos los hechos que recordaba, con un relato “coherente y detallado”. “Su testimonio carece de contradicciones y concuerda con el testimonio del resto de los testigos y ocupantes de la casa de turismo rural”, destaca la sentencia, en la que se reconoce la posibilidad de que haya “una pequeña contradicción” por unos dolores que tuvo al día siguiente del abuso, pero que sería “una contradicción muy menor y que carece de cualquier importancia a los efectos de valoración de su testimonio.

La víctima relató “absolutamente todos los hechos tanto los que la puedan beneficiar como los que la puedan perjudicar” y cuando no recuerda algo, así lo ha dicho. “En ningún momento ante tal falta de recuerdos trata de idear o inventar lo que realmente ocurrió”, indican los jueces.

Por otro lado, la Audiencia sí observa “contradicciones graves” en el joven condenado, que en un principio reconoció expresamente que sí vio cómo subían a la víctima en brazos a su dormitorio y en el juicio ha indicado que no “se dio cuenta”.

“Se aprovechó de la confianza o amistad”

Para los tres jueces de la Audiencia, el joven condenado “se aprovechó de la confianza o amistad” que mantenía con la víctima, que “no podía prever que, cuando se encontraba con un grupo de amigos de vacaciones en una casa de turismo rural, uno de los miembros del grupo se iba a aprovechar de su situación de inconsciencia por la ingestión de bebidas alcohólicas para abusar sexualmente de ella”. La sala considera “de mayor gravedad” este abuso “realizado contra una persona que es amiga y en la cual confía la víctima”.

“Nadie podía creer que, cuando deciden irse todo el grupo de amigos a una casa de turismo rural a pasar juntos un fin de semana, uno de los miembros del grupo iba a abusar sexualmente de otra persona también miembro del grupo. Al estar dentro de un grupo de amigos y realizar este tipo de acciones, su actuación es más grave porque se aprovecha de la amistad de todos y de la mayor confianza de la víctima al estar más segura dentro del grupo de sus amigos”, sentencian los jueces de la Audiencia de Ávila.

“Tal comportamiento es más grave y de ahí que se imponga la pena de seis años de prisión y además de ella la pena de siete años de libertad vigilada”, indican. El delito de abuso sexual tiene un castigo de entre cuatro y diez años de cárcel, en función de las características del caso.

Etiquetas
stats