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Los acusados de vejar por Whatsapp a una independentista alegan que estaban “de cachondeo”

Momento del juicio

Oriol Solé Altimira

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“Arriba España hija puta”. El nombre del grupo de Whatsapp no llamaba a engaño. Allí incluyeron sin su permiso a Marta Torrecillas, la votante del referéndum del 1-O de 2017 a la que un agente de la Policía Nacional provocó una capsulitis en los dedos. Su denuncia pública en televisión tras la votación provocó que Torrecillas tuviera que sufrir miles de mensajes y llamadas en las que se la ridiculizaba y amenazaba por su ideología y por ser mujer. Cuatro hombres han sido juzgados este lunes como responsables de los mismos. La Fiscalía les pide casi dos años de cárcel.

“Fue un shock, me sentí agredida. Tenía miedo de ir por la calle, me tensionó mucho y tuve insomnio”, ha declarado Torrecillas en el juicio. El mosso d'esquadra que analizó el teléfono de Torrecillas ha constatado que el aparato estaba “colapsado” cuando la mujer denunció los mensajes el 4 de octubre de 2017: había más de 7.800 mensajes y 300 llamadas. “El móvil no paraba de sonar”, ha dicho el agente.

Los acusados han optado por no revelar cómo consiguieron el número de Torrecillas y han asegurado que desconocían quién era la mujer antes de incluirla en el grupo e insultarla, pese a la relevancia pública que había conseguido la joven tras salir en los medios de comunicación como herida del 1-O.

Sin embargo los mensajes les delatan. En ellos los acusados se burlan de forma específica de las heridas en los dedos que sufrió Torecillas al 1-O, y mencionan además la tienda en la que trabajaba. Tras preguntar si “la zorra” ya estaba “dentro” del grupo, empieza un alud de mensajes humillantes y discriminatorios que escribieron dos de los acusados. Uno ha alegado que tan solo incluyó a Torrecillas en el chat pero que no escribió ningún mensaje y que se quiso “desvincular” de las vejaciones expulsando a varios miembros del grupo.

Más complicado lo tenían los dos acusados que, entre otros mensajes vejatorios, escribieron “mira tú DNI, cerda”, “no te tocan ni con un palo, cerda”, “te vamos a quemar el local”, “¿Cómo tienes los deditos? Y las tetitas”, “anda que no te las tocan ni con un palo, perra”, “eres mas fea ke (sic) la independencia”, “usaron condón viva la Guardia Civil viva España siempre serás española”, “tatúatelo mira el DNI cerda”, “cómo disfrutabas cuando te partían las manos” “tenemos que concretar de ir a su local”.

Su explicación sobre los mensajes no ha sido negarlos, sino restarles relevancia. “A ver, los mensajes se pueden entender que son desagradables pero no hacia una persona en concreto, al final es un numero de teléfono en un chat bastante de bromas y tal”, ha aseverado uno de los acusados, que al final de su declaración ha pedido disculpas a Torrecillas. Ha sido el único de los cuatro que lo ha hecho.

“Los mensajes no eran referidos a ella”, ha mantenido el segundo de los acusados por los insultos más graves, pese a las preguntas de la fiscal sobre el hecho de que escribieron las lesiones que sufrió Torrecillas y el nombre de su local. “Era cachondeo, nada más, pensaba que ella era una compañera nuestra de trabajo”, ha proseguido el acusado, que ha mantenido que conoció a quién insultaba cuando descubrió que lo investigaban los Mossos. “Me lo dijo un amigo que los Mossos nos investigaban y digo 'no puedo ser', entonces me di cuenta y digo 'bua'”.

El último acusado del caso es un hombre, controlador aéreo jubilado, que no tiene relación con el grupo de Whatsapp pero que desde un móvil a su nombre se envió un SMS denigrante contra Torrecillas. “Te gustaría tener las tetas tan duras como tu cara, y los pezones tan tiesos como tus dedos escayolados, todo para ver si aparece un poli que te meta mano”, rezaba el mensaje. El acusado, pese a que antes del juicio había llegado a un pacto con la Fiscalía para reconocer los hechos y aceptar una pena de multa, se ha desdicho y ha alegado que el móvil era de su madre, que vivía en un geriátrico, apuntando así que alguien de la residencia es el autor del SMS.

Tras las declaraciones de acusados y testigos, la fiscal ha pedido para cada uno los tres acusados del chat una condena de un año y nueve meses de cárcel y pagar una multa de 3.000 euros al considerarlos autores de un delito contra los derechos fundamentales con el agravante de motivación ideológica. Al cuarto acusado, el hombre del SMS, le ha solicitado una multa de 900 euros por un delito leve de amenazas.

Por su lado, el abogado Xavier Monge, que representa a Torrecillas, ha elevado la petición de pena hasta los dos años y nueve meses de cárcel para cada uno de los cuatro acusados, al considerarlos autores de los delitos de odio y amenazas, a los que le añade dos agravantes: por discriminación ideológica y por razón de género de la víctima. El juicio ha quedado visto para sentencia.

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