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“La oposición se comporta de forma irresponsable y acusadora con Colau”

La presidenta de la Federación de Associaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Ana Menéndez / SANDRA LÁZARO

Jordi Molina

Barcelona —

Ana Menéndez (Oviedo, 1963) llega a primera hora de la mañana a su cita con Catalunya Plural. Nos reunimos con ella en la plaza del Sortidor del Poble-sec, junto al pequeño barrio de la Satalia -en la falda de Montjuïc- donde los últimos años se ha convertido en la voz más comprometida con el patrimonio ecológico y memorístico de la zona. Preocupada por la salud medioambiental de Barcelona –“Europa nos pondrá una multa que recordaremos durante mucho tiempo”– y crítica con el turismo –“se ha demostrado que es depredador”– nos concede su primera entrevista desde que fue nombrada, este verano, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). Esta pianista de profesión y activista de toda la vida da el salto a la máxima entidad representativa del movimiento vecinal barcelonés sustituyendo a su amigo Lluís Rabell. Entre sus principales retos, mantener la beligerancia con el Ayuntamiento, a pesar de la llegada al consistorio de una colega del activismo social, como Ada Colau.

Del pequeño barrio de la Satalia, donde viven poco más de 400 familias, a la presidencia de la principal organización vecinal de toda Barcelona. ¿Cómo lleva el reto?

Ha sido un algo inesperado. La verdad es que no teníamos prevista la marcha de Lluís Rabell. De hecho, Lluís ha sido el mejor presidente que algunos hemos conocido. Y así se lo dijimos, reunidos en Junta, para que no se fuera. Pero afortunadamente para Catalunya se decidió en otro sentido. Aún así, estatutariamente hemos hecho el cambio de una manera muy dulce. Si hasta ahora era la vicepresidenta primera pues he asumido la presidencia. Pero con la condición de que fuera una presidencia muy colegiada. Muy compartida.

Usted es pianista y lo compaginará con la FAVB.

Por mi situación profesional no puedo dedicarme 24 horas a la FAVB, que era lo que hacía Lluís. Tengo clases en todo momento y sigo estudiando. Pero haremos lo posible. A veces hay gente que olvida que todo el personal que trabaja en la FAVB lo hace de manera voluntaria.

Antes de sumergirnos en Barcelona, ¿Cómo ha visto a su compañero Rabell al frente de Catalunya Sí Que es pot?

Lluís es un gran animal político y todavía no se ha visto toda su valía. Ha sido una campaña muy accidentada y acondicionada. La verdad es que no les ha ido tal y como muchos esperábamos.

¿Es usted una de las varias personas decepcionadas con la apuesta de Catalunya Sí que se Pot?

En cierta forma, sí. Hubo muchas equivocaciones. Errores que, por otra parte, ellos mismos han reconocido. Ante todo, la tardanza en encontrar el candidato, y después de que Podemos tuviera un peso tan grande. Pienso que no se ha conseguido atraer al votante que se buscaba, porque el mensaje era un poco ambiguo. No lograron encontrar un espacio más allá de la polarización de la campaña.

Usted proviene del movimiento vecinal de raíz tradicional, pero ha colaborado con colectivos asamblearios emergentes. ¿Cómo se deben relacionar estos dos mundos?

Debe haber mucha más confianza. Todos estamos interesados en el bien público, con metodologías diferentes, pero todos pretendemos lo mismo: abordar las desigualdades y mejorar la ciudad. Ahora bien, la desconfianza de los movimientos emergentes con el tejido vecinal más tradicional está justificada, no todas las asociaciones de vecinos han demostrado gozar de buena salud. Hay que reconocer, sin embargo, que muchas otras sí se han renovado.

¿El tejido vecinal y asociativo, para que sea crítico y libre, puede ser subvencionado?

No al cien por cien. Por mi experiencia en la Satalia le puedo decir que la cuota, a pesar de ser muy simbólica, fideliza. Me parece bien que se subvencionen programas, pero también es importante que la entidad no dependa sólo de la subvención.

¿Existe el riesgo de que ahora que gobierna una activista como Ada Colau, la FAVB pierda el espíritu crítico que tanto la ha caracterizado?

Es una dificultad. No negamos que nos la sentimos ideológicamente más cercana que Xavier Trias, por ejemplo. Pero si el movimiento vecinal tiene alguna virtud es que su ADN es conciliador de ideologías. No todas las asociaciones de vecinos son de izquierdas. Los hay de derechas y nos hemos tenido que entender, como hay que entenderse con todos. La FAVB sabrá estar en su lugar. En este tiempo he aprendido que con la administración se debe ser muy combativo, pero sobre todo hay que ser colaborativo. No se puede ser sólo crítico, aunque yo soy de las que piensa que desde la crítica es remueven más las conciencias.

Han pasado cuatro meses desde que Ada Colau es alcaldesa. ¿Qué valoración hace?

Creo que estamos un poco acelerados con las valoraciones. En parte, porque estamos condicionados por la presión que hace la oposición. Pienso que, en algunos momentos, la oposición se comporta de forma irresponsable y acusadora con Colau.  Trias tuvo un año de margen y no cien días para llegar a hacerse con las tareas de gobierno. Tardó casi dos años para aprobar un PAM –Plan de Actuación Municipal– o un PIM –Plan de Inversión Municipal–. Y eso que eran 14 concejales y todos ellos llevaban muchos años en el Ayuntamiento.

La oposición le reprocha a Colau falta de diálogo, además de propuestas de cara la galería...

De momento, se han tomado medidas más simbólicas que resolutivas. Por ejemplo, en el plan de medidas contra la pobreza hay un montón de inputs bien intencionados, ahora falta acompañarlos de presupuesto y de medidas concretas. Pero 100 días sirven de bien poco en cuanto a acciones de gobierno, es normal. Se está creando una cierta sensación de parálisis que no es cierta, porque cuando miras las órdenes del día de los plenos se ve, claramente, que se está trabajando, y a buen ritmo.

Su barrio, el Poble Sec, está cambiando de forma muy rápida. ¿Cómo valora el riesgo de turistificación -y gentrificación- de algunos barrios tradicionalmente populares?

Es un fenómeno que veo con preocupación. Un ejemplo lo vemos en la calles como Blai, en el corazón del Poble-sec, que debían ser para el uso ciudadano y han acabado siendo una pasarela de bares, la mayoría de ellos, low cost. La problemática ha sido intensiva y no se han adoptado decisiones hasta hace cuatro días. Y se siguen dando licencias, incomprensiblemente. Tenemos un rival fuerte, como es el sector privado. Al que le hemos permitido durante demasiados años que se hiciera fuerte. ¿Cómo cierras ahora todos estos bares?

Responsabiliza la reforma del Paralelo, cuestionada desde barrios colindantes a la avenida, como el Poble-sec, Sant Antoni o el Raval?del Paralelo

Creo que la reforma del Paralelo es muy reciente como para haber provocado este aluvión de turistas. En cambio, la intensidad del crecimiento de los cruceros y del Puerto de Barcelona tiene mucho que ver. También la proximidad del centro, donde la presión turística era muy fuerte y se acabó extendiendo.

¿El turismo es un riesgo o una riqueza?

Está demostrado en todo el mundo que el turismo puede ser depredador. Las grandes cadenas imponen sus franquicias, y el comercio de proximidad se debe proteger con otras medidas, como un plan trabajado desde el territorio, sin falsas expectativas. La avalancha de turistas no es casual. Ha habido políticas y decisiones que han facilitado esta situación.

¿Cómo está la salud de la montaña de Montjuïc, uno de los principales pulmones verdes de la ciudad y que usted tanto defendió?

Conseguimos una modificación del PGM -Pla General Metropolità–, aprobada a finales de 2013, que detuvo la tendencia de la montaña a acoger todo tipo de equipamientos. Pero no se ha alcanzado el 100%. Hay zonas susceptibles de que jueguen con ellas en el plan urbanístico. Pero dicho esto, es verdad que el resto queda protegido, mucho más que Collserola, por ejemplo. Y ahora lo que hace falta es que se ejecuten planes de recuperación del verde, porque muchas zonas calificadas están ahora ocupadas por asfalto. La zona del Morrot, por ejemplo, se ha degradado desde el punto de vista ambiental, a pesar de los valores naturales que tiene, y se debe recuperar.

Hasta hace unos meses el teniente de alcalde convergente, Antoni Vives, tenía planes para esta zona de la montaña, donde se llegó a hablar de proyectar un barrio de lujo, el Blau@ictinea...el Blau@ictinea

Vives, Con su adiós definitivo del Ayuntamiento, se ha llevado sus planes. Esperamos. Lo que es una incógnita es la Ronda de Dalt, porque está claro que algo hay que hacer. Ya nació mal, desde el primer día que está atascada. Su reformulación debe ir acompañada de un plan de movilidad con visión metropolitana, serio y potente. Es necesario un cambio de modelo de la movilidad general, con una reducción drástica del vehículo privado. Barcelona tiene un problema grave de salud medioambiental y Europa nos pondrá una multa que la recordaremos durante mucho tiempo.

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