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Cientos de empleados no han cobrado aún por su trabajo en los festivales de verano: “Nadie nos da explicaciones”

Imagen del festival Mad Cool en Madrid.

Pol Pareja

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Dah Mohammed, 31 años, vecino de Alicante, explica que le da vergüenza salir a la calle. “Ando con la cara colorá”, asegura. “Le pedí dinero a familiares y amigos y les prometí que en septiembre se lo devolvería”, dice. De momento, no ha podido cumplir con su palabra. 

El plan de Mohammed parecía no tener fisuras. Pidió dinero prestado para poder pagarse el transporte y la manutención que requería pasarse un verano trabajando en media docena de festivales repartidos por España: Benidorm, Barcelona, Santander, Marbella, Nigrán (Vigo) y Málaga. Al cobrar, devolvería lo prestado y tendría algo de ahorros para encarar el invierno. El problema es que a día de hoy, a punto de comenzar el otoño, apenas ha percibido nada por el trabajo de todo el verano.

“De los seis festivales, solo he cobrado el de Benidorm”, prosigue este empleado. “Para el de Barcelona tenía que cobrar 430 euros y solo me han pagado 297 sin que nadie me ofrezca una explicación”, dice. Calcula que se le adeudan más de 2.000 euros.

Mohammed es uno de los centenares de empleados de festivales que fueron subcontratados por la empresa madrileña ABC Personal, que ha hecho de intermediaria en todo tipo de certámenes este verano: desde las distintas ediciones del Reggaeton Beach Festival, pasando por el Mad Cool en Madrid y Málaga y otros conciertos puntuales en otras ciudades del país.

La mayoría de los trabajadores contratados por esta empresa, que trabajaron a todo trapo de madrugada por solo siete euros la hora, sigue esperando su dinero. Según los recuentos que ofrecen los afectados, teniendo en cuenta el número de miembros en los grupos de Whatsapp de trabajadores que no han cobrado, los empleados perjudicados son alrededor de un millar.

El caso, avanzado en agosto por El Periódico de España, no ha hecho sino empeorar a medida que pasan las semanas. Cada vez son más los trabajadores indignados por los incumplimientos de una empresa que tampoco responde a las llamadas y correos de sus empleados. 

“Lo peor de todo es no tener con quién hablar”, apunta Gabriel Falcón, otro empleado que estuvo en la barra de la edición en Barcelona del Reggaeton Beach Fest. La empresa se comprometió por escrito a abonarles su salario “aproximadamente” la semana del 24 de agosto. El pasado viernes todavía no había cobrado. 

“Les amenazamos con ir a la Justicia y a los medios y el lunes por fin nos pagaron”, apunta Falcón. “El problema es que todos hemos cobrado menos de lo que nos toca y no nos responden las llamadas ni los correos”, asegura. Carlota, que prefiere no dar su apellido, sostiene que ha llamado hasta 100 veces al número que le facilitaron.  “Nunca ha respondido nadie”, asegura. Este periódico también ha intentado reiteradamente ponerse en contacto con la compañía y no ha obtenido respuesta. 

Dormir en el suelo y viajes en Bla Bla Car

Algunos de los empleados que a día de hoy siguen esperando su dinero se han pasado todo el verano trabajando en condiciones paupérrimas. Es el caso de Mohammed, que ha recorrido el país en coches compartidos de Bla Bla Car con otros empleados. La mayoría de las noches dormía en el suelo de un cámping que les ofrecían los festivales en los que trabajaba.  

“En cada lugar, analizábamos la situación y encontrábamos la manera para que nos saliera el máximo de rentable”, señala Mohammed. “Por temas de higiene, en algún momento reservamos una habitación de hotel entre todos para poder ducharnos y dormíamos en el suelo”, dice.

José, otro de los afectados que también se ha desplazado por distintas ciudades, argumenta que compartir coche y dormir en el suelo era la única manera de que les saliera rentable trabajar en los festivales cobrando tan poco. “Es verdad que ya lo sabíamos desde el principio, pero es una vergüenza que no nos pagaran ni el desplazamiento ni el alojamiento”, se lamenta. “Sobre todo ahora, que vemos que ellos no han cumplido con los plazos de pago”, dice.

Este joven de 27 años precisa que en algunos festivales llegó a cobrar 11 euros la hora porque le pusieron en el control de accesos, pero en otros se tuvo que conformar con los siete euros que pagaban por estar cada hora en la barra, aproximadamente el coste que tiene una cerveza y media en estos recintos.

“Las condiciones han sido muy malas como por ahora estar en esta situación”, afirma Falcón, que trabajó en la barra del Barcelona Reggaeton Beach Fest. Explica que, por ejemplo, una de las barras habilitadas para el certamen no se acabó abriendo por falta de personal. “Me pasé todo el fin de semana aguantando insultos de los clientes por culpa del colapso que había y con una sobrecarga de trabajo inasumible”, dice.

Otros empleados consultados también critican la comida que se les dio. “Nos prometieron que este tema estaría cubierto y al final nos dieron un bocadillo y una botella de agua”, señala un empleado del Reggaeton Beach Fest de Santander que prefiere no dar su nombre. “La sensación de abuso entre todos era generalizada, encima nos hicieron ir el día antes a hacer una formación que tampoco nos pagaron”, apunta.

Mientras intenta encontrar la manera de pagar todas las deudas que ha contraído, Mohammed no tiene claro si volvería a repetir otro verano saltando de festival en festival. “Ahora mismo te diré que nunca más trabajaré de esta manera”, explica por teléfono. “Pero la necesidad es la que llama y hay que pagar las facturas”, dice.

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