Si algo bueno tiene que acabe el verano es que el otoño nos trae uno de los festivales de artes escénicas más importantes de Europa. Temporada Alta, Festival de Otoño de Cataluña Girona / Salt, llega a las 24 ediciones y presenta la programación más amplia de su historia: 110 espectáculos, 181 funciones y 45 estrenos (29 de absolutas, once en el Estado y cinco a Cataluña).
Temporada Alta continúa apostando por un equilibrio entre las grandes producciones internacionales y los autores catalanes y la joven dramaturgia. Un cartel configurado por una variedad de propuestas dirigidas a un público amplio y diverso: teatro, danza, música, circo, espectáculos familiares, cine, etc. se podrán ver a lo largo de los más de dos meses de festival.
De entre las propuestas internacionales que se podrán ver, destacan el regreso de Peter Brook con The Valley of Atonishment, el lituano Oskaras Korsunovas que presentará La última cinta de Krapp; el sudafricano William Kentridge y la Handspring Puppet Company que llevarán al festival Ubu y La comisión de la verdad, dieciocho años después de su estreno; Declan Donnellan y su compañía Cheek By Jowl con el texto shakespeariano Medida por medida; el alemán Thomas Ostermeier con la adaptación de una de las películas más conocidas de Fassbinder El matrimonio de María Braun; o el belga Fabrice Murgia que presentará Notre peur de n'être, en el marco de Conexión Flandes.
En esta edición, el festival cuenta con 66 propuestas de autoría catalana. La joven creación se hace muy presente este año en la programación con los nuevos espectáculos de El Conde de Torrefiel, Lali Ayguadé, Albert Prat, Juan Pablo Miranda, Llàtzer García, Aleix Aguilà, Les Antonietes, Albert Arribas o Animal Religion.
¿Por qué esta apuesta para agrandar el festival?
Para nosotros el tamaño no es importante sino el porqué. Hacemos más grande el festival porque el objetivo primordial es intentar que los espectáculos lleguen a cuanta más gente mejor, no hablo de vender más entradas -que si se puede sí, claro-, sino llegar a gente que no ha entrado nunca en un teatro.
¿Con la incorporación de nuevas sedes?
Girona y Salt deben continuar siendo las sedes del festival, pero tenemos que extenderlo por la geografía para que llegue a más gente.
Uno de los elementos distintivos del Temporada Alta es su capacidad de coproducir espectáculos, no sólo a nivel nacional sino también con teatros de fuera...
Trabajamos cada vez más, este año especialmente, con otros centros europeos y no sólo europeos. Cada vez lo hacemos más. Aquí pero viene mi queja a las instituciones, no se puede trabajar con otros socios, gente de Europa básicamente y de América, que trabajan a tres y cuatro años vista, sin prever cuáles serán nuestros recursos para el próximo año. No es que queramos más dinero, es que pedimos tenerlos en los tempos que trabajan los teatros europeos. Plantearnos como país qué papel queremos que haga el festival. Es eso, establecer vínculos con el mundo, que podamos trabajar codo a codo con ingleses, holandeses y alemanes.
¿Qué momento atraviesa el mundo de la cultura?
Está menospreciada y despreciada por todos los partidos. Desde la derecha que la ven como algo que les va en contra y, desde la izquierda, porque la interpretan como un lujo. La cultura debe entenderse como uno de los bienes básicos de una sociedad, equiparable a la sanidad o la educación. Una sociedad sólo está articulada y funciona si mucha gente puede acceder a la cultura.
¿Qué mensaje lanzarías a los futuros gobernantes en caso de que Cataluña se convierta en independiente?
En el mundo de la cultura, un futuro peor es de muy mal ver; quiero creer y creo que si se consigue hacer un país nuevo sólo lo podrá articular la cultura. Pido a los futuros gestores que piensen la cultura de otro modo, debe ser un eje primordial e ir ligado a la educación, de nada servirá hacer una fotocopia de lo que ya tenemos, ahora es la oportunidad de cambiar las cosas. Cataluña tiene una estructura potente de teatros, auditorios y bibliotecas y, por tanto, no es necesario crear estructuras potentes sino dotarlas de contenidos potentes.
¿La cultura puede cohesionar un país?
La cultura enriquece, hace pasar buenos momentos y aporta actividad económica. La cultura es lo único que puede cohesionar un país. Los catalanes tenemos en común la cultura. Esto quiere decir desde la cocina hasta el teatro, desde la filosofía hasta el pop-rock. Lo único que tenemos en común, los primeros inmigrantes, y los últimos, ricos y pobres, es la cultura. Si vamos tejiendo hilos, si somos cada vez más los que tenemos este hecho en común, contribuiremos a construir una sociedad mucho más cohesionada.
Sobre este blog
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