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El Diari de la Cultura forma parte de un proyecto de periodismo independiente y crítico comprometido con las expresions más avanzadas del teatro, la música, la literatura y el cine. Si quieres participar ponte en contacto con nosotros en  fundacio@catalunyaplural.cat.

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¡Salvemos las gambas cebra!

El reparto de Eufòrics, una de las obras de teatro del Festival Grec'14

Toni Polo

En medio de la sala Muntaner, con público a dos bandas, no hay prácticamente nada: una silla y dos percheros. El resto, lo visualizamos, teniendo en cuent que todo es “ecosostenible”. Estamos en la oficina de una ONG que lucha para salvar del exterminio las gambas cebra del delta del Gurb. Todo muy loable, muy solidario, muy ecológico, muy importante. Pero, como suele suceder, nada es lo que parece. Pep Pla y Marc Angelet han escrito una obra divertida, ágil y corrosiva que nos plantea hasta qué punto somos buenas personas.

Los cuatro actores de la obra, que se despliegan en más personajes con la complicidad del público (“ahora llega el gerente, ahora se cruza con una abuelita en el metro...”) nos cuentan cómo una ONG creada para salvar este crustáceo, que se ha gastado la subvención de tres años en el primer año, que haría lo que fuera para salir en la tele (“la Champions de las ONG!”, dicen), se plantea hasta qué punto vale la pena seguir con el negocio (¡perdón! con la organización ...).

La historia mezcla conceptos que nunca pueden ir juntos: “Bienvenidos al negocio de la solidaridad!” ¿Negocio y solidaridad? ¿De la mano? ¿Esto cómo se come??? Muy fácil, con un montón de perífrasis eufemísticas, como “articular la verdad”, que es “decir una mentira”... Y nos implica con escenas que nos son muy comunes y que reflejan nuestro real espíritu solidario. Es el caso de la abuela que entra en el metro con un bastón y todos los que ocupan los asientos aplican la regla no escrita: no mirarla a los ojos, porque es sabido que el primero que la mire debe cederle su asiento. ¿Dónde está la solidaridad? ¿Hasta dónde llegará la anciana para obtener un asiento?

Con rapidez y agilidad el escenario cambia constantemente (sólo hay visualizarlo como nos piden). A veces se convierte en el mismo acuario, donde las dos gambas, en una divertida coreografía, sufren un proceso metamórfico que las hará (¿quizás? ¿definitivamente?) reproducirse. O se convierte en una aula donde un montón de niños de cuatro años que “aparecen” entre el público, bombardean a la monitora con preguntas sonrojantes que, de tan sinceras, acaban amargándola. Tal vez los niños son los únicos que, sin conocer el significado de las palabras, no conciben unir la solidaridad y el negocio...

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