El titulo de este artículo no es muy novedoso, de hecho viene, como tantas cosas buenas y olvidadas, del punto álgido de nuestra generación, el Mayo del 68. Viene sin embargo a cuento al hablar de la “Jornada de Participació en la Salut” que debería haber tenido lugar el pasado 7 de marzo y que gracias a la presión popular fueron postergadas sin fecha a la vista.
No deja de ser coherente que después de recortar y privatizar, de forma cubierta o encubierta como en el caso del Clínic, el gobierno de CiU haya recurrido ahora a la “participación ciudadana”. Recordemos que las terceras vías de Blair y Clinton usaron a menudo la “participación ciudadana” como un sustituto de los servicios que previamente eran función del estado (centros de atención primaria, médicos).
Dada la tradición cristiano demócrata de CiU en la cual Pujol parecía hacer psicoterapia de masas cuando las cosas no iban bien, no sería de extrañar que acabásemos con más participación de centros religiosos y privados en la sanidad, redefinidos ahora como representantes de la manida “sociedad civil” cuya “participación en la salud” se ensalza. Por desgracia ERC, sin ánimo de ofender a mi querido Joan Tardà, también usa a menudo este carácter religioso al abordar problemas sociales, y si no me creen, vean las frases del otrora brillante Oriol Junqueras con los bomberos: resignación Católica, todos sufrimos, etc. Vaya, ¡como si en Cataluña no hubiesen clases sociales!
¿Qué cabe esperar pues de este énfasis en la participación sanitaria? Pues para que haya participación real de la ciudadanía se necesita que haya democracia participativa, que los usuarios tengan control sobre los presupuestos sanitarios (como en el caso de Barrio Adentro, en Venezuela, sí señor, Venezuela) o que al menos puedan deliberar su distribución en las áreas que más lo necesiten (como en Porto Alegre, Brasil).
¿Es pues razonable esperar que CiU, un adalid de la privatización y de los recortes (recordemos como el malogrado Pujol junior alardeaba de tales hazañas) vaya a dar un giro hacia la democracia participativa? Claro que no. Boi Ruiz empezó su mandato con un tono libertario, en términos norteamericanos, en salud que cada palo aguante su vela, incluso negando responsabilidad estatal. Esta sinceridad tan loable le trajo una vorágine de críticas de la izquierda, centro e incluso de los social cristianos de CiU. Había que encontrar algo más hábil, por eso el giro hacia el humanismo, la cooperación público-privada y ahora la participación.
Lo de la participación es simplemente una cortina de humo a menudo usada por el centro y derecha a ambos lados del atlántico (Blair, Cameron, Clinton) para hacer tragar el jarabe amargo del desmantelamiento del llamado estado del bienestar.
La poca seriedad de la Jornada se manifestaba además en la selección de los ponentes, que excepto la Confederación de Asociaciones de Vecinos de Catalunya (CONFAVC) con una amplia trayectoria de participación y reivindicación social, no tenían ni si quiera una trayectoria profesional ligada a la salud pública. Es posible que pensaran en Joan Benach cuando pusieron a Ernest Benach, pero no lo creo. Claro, hubiera sido necesario ver en detalle qué es lo que hubieran propuesto para poder juzgar con conocimiento de causa. Me gustaría equivocarme pero la experiencia me dice que hay pocas razones para ser optimistas.
Carles Muntaner es Catedrático de Salud Pública (Salud Global), Enfermería y Psiquiatría en la Universidad de Toronto, Canadá, y miembro destacado del Grup de Recerca en Desigualtats en Salut (GREDS-EMCONET) de la Universitat Pompeu Fabra