¿Qué piensan los sindicalistas escoceses del referéndum en que podrán votar si están a favor o en contra de lograr la independencia? Durante más de una hora el secretario general de la Scotland Trades Union Congres (STUC), Grahame Smith, lo explicó a sus colegas de CCOO de Catalunya. Una charla llena de matices y cautelas, sin embargo, que en síntesis se puede resumir con un giro a la gallega: !depende!, o más concretamente, la respuesta es el proceso iniciado por el sindicato escocés, llamado “Escocia Justa” que incluye los requisitos mínimos que debería tener el país tanto en una situación como en la otra.
Escocia, ella sí, votará sobre su futuro el 18 de septiembre, el mismo día - lo resaltó Grahame - que capitulaba el castillo de Cardona (Barcelona), último bastión de la resistencia catalana, en 1714. Por lo tanto, el país de las tierras altas está inmerso en una fuerte controversia, que Grahame llama debate constitucional. Como en el referéndum sólo se puede votar si o no a la independencia, las posiciones se polarizan, pero sin crispación, asegura el sindicalista. En medio de todo ello está su organización, la STUC, con 34 sindicatos vinculados, 630.000 personas afiliadas, un tercio de ellas votantes laboristas, en un país con 5,2 millones de habitantes y 2,4 millones de personas en edad de trabajar. Una organización independiente desde 1897, pero que tiene un vínculo de hermandad con las Trade Unions del Reino Unido.
Debate polarizado
Constata Grahame que los últimos meses el debate se ha centrado en el sí o el no, sin muchos matices y “se da una gran dificultad para conocer las propuestas concretas que hay detrás de cada una de las posiciones”. El sindicalista aclaró que desde que se produjo la Devolution, la recuperación de la autonomía política de Escocia, su organización ha mantenido un diálogo social fluido con los sucesivos gobiernos escoceses de coalición que se han producido. La novedad es que desde que gobierna con mayoría el Partido Nacionalista Escocés (SNP), que él caracteriza como de centro izquierda, han notado una mejor recepción a sus propuestas.
El gobierno del Partido Nacionalista Escocés (SNP) lidera el frente del Si, que tiene como lema : Yes Socotland. En una primera interpretación, Grahame considera que tal vez los independentistas se han dado cuenta de que sin el apoyo sindical no puede lograr su objetivo de soberanía total. Por tanto, muchas propuestas y peticiones sindicales se han incluido en el libro blanco de Escocia, que sintetiza el compromiso de futuras políticas que los nacionalistas dicen que adoptarían en caso de ganar.
Entre la Devolution mejorada y el silencio
Por el lado del No, las cosas son más complicadas, reconoce Grahame. La propuesta tiene como lema : Better Together, mejor juntos. Y se sustenta en una extraña coalición: el partido laborista, el liberal -progresista y los conservadores. Una agrupación heterogénea difícilmente puede tener un programa conjunto y eso hace difícil juzgar su alternativa, más cuando Grahame constata que sea cual sea su orientación, “la credibilidad de los políticos es muy baja entre la población”. Afirma, sin embargo, que mientras los laboristas escoceses han asegurado que tras el triunfo del No habría una Devolution mejorada, es decir , una mejora de la autonomía que ya tiene Escocia, los conservadores, que gobiernan en Londres, no hablan de ello.
Hay algunas cosas del proceso Escocés que suenan familiares a los oídos catalanes : “La campaña del no, es el proyecto del miedo” afirma Grahame, mientras explica que la propaganda de los unionistas se centra en explicar las desgracias que para Escocia supondría la independencia, sin hacer hincapié en lo bueno podría tener mantenerse en Gran Bretaña.
Al STUC le hubiera gustado más que el referéndum para la independencia de Escocia tuviera una tercera opción, además del sí y el no. Una opción que su secretario general califica como Devolution mejorada, que traducido a nuestro lenguaje político sería más autonomía. Pero , el acuerdo entre los gobiernos británico y escocés obvió esta tercera vía. Precisamente, en la conferencia Grahame mencionó encuestas realizadas al inicio del proceso que indicaban que la Devolution mejorada tenía un 31% de los apoyos, el sí a la independencia un 30% y el no un 29 %.
Una nueva unión monetaria supodría más austeridad
En medio de esta situación los sindicalistas se debaten en un mar de incertidumbres. Por un lado, no se fían del frente del no, porque temen que si gana, puede implicar pérdida de parte de la autonomía que tiene Escocia y una aplicación mucho más dura de la política de austeridad y de liberalismo desenfrenado que ven que hay en Inglaterra y Gales.
Pero si gana el si también hay dudas. Una, y no es menor, la suscitaron los independentistas al asegurar que mantendrían la unión monetaria con el resto del Reino Unido. Los sindicalistas temen que eso, la unión monetaria, al hacerse sobre bases nuevas, y ya cuentan con que los escoceses tendrían menos peso en este acuerdo, implicaría, a pesar de la independencia formal, fuertes recortes para mantener el valor de la moneda, lo que atacaría las bases del estado de bienestar escocés. Sea como fuere, Grahame cree que la independencia supondría, de entrada, que su país saliera de la Unión Europea y que después de un proceso lento volviera a entrar, después de negociar la incorporación. En este caso los sindicatos reclamarían que su país defendiera en el nuevo marco una política económica que garantizara el crecimiento y los servicios públicos. Europa precisamente es la esperanza de la minoría laborista que opta por sí. Estos querrían aprovechar la independencia para aplicar soluciones como desnuclearitzar el país o abandonar la libra y crear moneda propia, porque no se fían tampoco del euro en vista de las medidas de austeridad que la crisis ha comportado en lugares como España o Portugal, afirmó el sindicalista.
Constata también Grahame que en el resto del Reino Unido ha aparecido últimamente el mensaje que Escocia es una comunidad subvencionada, extremo que desmiente. Indica que si se cuentan los ingresos del petróleo del mar del Norte, Escocia es una aportadora neta a las arcas británicas. Y quizás, por este motivo el sistema de reparto de los recursos públicos, dirigido desde Londres les otorga un plus, del 115% sobre la media del Estado. Esto, afirma el sindicalista, sería una especie de compensación implícita a la aportación del petróleo. Precisamente, si gana el no, hay miedo a una reconsideración en negativo del reparto actual de los fondos en el territorio, otro elemento a sopesar. Los sindicatos querrían, en caso de triunfo del no, que Escocia gestionara directamente el 50% del impuesto de la renta, una petición que en Cataluña hace tiempo que se hace.
Los sindicalistas de Escocia no quieren que el debate sobre la independencia los divida. Por ello han convocado su congreso anual unas semanas antes de la campaña electoral. En ese congreso se quieren fijar las condiciones sociales que han de regir su país tanto si mantiene el actual statu quo como si se declara independiente. Pero hay sindicatos componentes la confederación que no han esperado al congreso para definirse. Dos de los 34 por el no y uno por sí. Corporativamente, si no cambian las cosas, la STUC no recomendará el voto hacia una u otra posición, porque entiende que sus afiliados tienen visiones plurales al respecto.
¿Y qué piensan los laboristas no escoceses del proceso de debate? Graham asegura que hasta hace poco había una posición respetuosa. Pero “en una visita que hice hace poco a Westminister hablé con parlamentarios laboristas y los noté muy crispados y críticos con la posición del sindicato”, afirmó a preguntas de Catalunyaplural.cat.
Y sobre la situación catalana el escocés lo tuvo más fácil. Dio total apoyo al derecho a decidir que propugna CCOO de Cataluña, sindicato , que aún no ha pasado esta pantalla del videojuego, porqué la votación sigue sin estar autorizada por Madrid.