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La Fiscalía pide absolver a un mosso pese a mantener que aporreó a un manifestante en la cabeza

El mosso acusado, antes de empezar el juicio

Oriol Solé Altimira

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¿Un agente puede aporrear la cabeza de un manifestante y salir exculpado? Eso pretende la Fiscalía de Barcelona, que pide absolver a un antidisturbios de los Mossos d'Esquadra pese a que en su escrito de acusación reconoce que el uniformado golpeó en la cabeza, una zona que no contemplan los protocolos policiales, a un hombre que protestaba contra la visita del rey Felipe VI a la ciudad en 2018.

Ante la sección 5ª de la Audiencia de Barcelona ha arrancado este lunes el juicio contra un agente de los Mossos d'Esquadra. Los hechos se remontan a la primera visita de Felipe VI a la capital catalana tras el otoño soberanista de 2017. Ocurrió en febrero del año siguiente, con motivo de la cena de gala del Mobile World Congress, celebrada en el Palau de la Música. Centenares de independentistas se concentraron para protestar contra el monarca y se vivieron algunos altercados.

La Fiscalía y la acusación particular de la víctima, que representa el centro Irídia, realizan un mismo relato de hechos, pero una calificación jurídica opuesta. Ambas acusaciones mantienen que el agente dio un golpe en la cabeza de un manifestante que no había lanzado ningún objeto a la línea policial. Lo que para la víctima supone un delito de lesiones que debe castigarse con cinco años de prisión e inhabilitación, para el Ministerio Público debe terminar en absolución ya que el agente actuaba bajo órdenes de un superior “en cumplimiento de un deber”, lo que se conoce como una causa eximente de responsabilidad penal.

No ha sido la única sorpresa de la sesión. El mosso acusado no ha aprovechado la versión exculpatoria de la Fiscalía y ha negado que aporreara la cabeza del manifestante. Según su versión, sí propinó golpes con la porra a los manifestantes, pero siempre por debajo de la cintura, como marcan los protocolos, y en respuesta al lanzamiento de objetos que sufrieron los agentes y al intento de los manifestantes de superar la línea policial.

“De pacífica la manifestación no tenía nada, nos tiraban vallas, latas de cerveza y pilas y nos daban empujones, patadas y puñetazos. Si nos superaban las autoridades quedaban desprotegidas”, ha alegado el agente en referencia a la cena que se celebraba en el Palau de la Música con el rey, políticos y empresarios. El auditorio está a unos 500 metros del cruce de calles donde sucedieron los hechos.

La fiscal ha incidido en preguntar a todos los testigos y al acusado sobre los objetos que lanzaban supuestamente los manifestantes, su elemento clave para justificar la actuación del policía. Las respuestas que ha recibido este lunes no han ido en esta línea, si bien quedan por comparecer los compañeros del acusado, propuestos por su defensa.

Dos periodistas que cubrían la protesta han remarcado que en el momento de la agresión no había lanzamientos, sino que tan solo había manifestantes que llegaron de pronto a la zona y “empujaban” a la veintena de personas, entre ellas la víctima, que habían permanecido todo el rato frente a las vallas en el cruce entre la calle Ortigosa y Trafalgar. La tensión, han precisado, empezó después de la agresión. En el mismo sentido se ha expresado el denunciante: “No vi lanzamientos de objetos y vallas, la gente hacía presión por detrás”.

Según su versión, cuando estaba frente a la valla y no podía moverse por la presión de los otros manifestantes, el mosso, sin previo aviso, le golpeó con la porra en la cabeza. “El impacto fue muy importante y me dejó conmocionado”, ha explicado. Para sanar la herida, de cinco centímetros, precisó de siete grapas y curas.

Un periodista que cubría la manifestación ha avalado que la agresión se perpetró como ha relatado la víctima. “Me llamó la atención por la manera en cómo se produjo porque como periodista sé que los golpes con la defensa tienen que ser de cintura para abajo”, ha relatado Vicent Amela. Y su colega David Bou, el segundo informador que vio la agresión que ha testificado, también ha explicado la misma versión que la víctima. “El agente lo golpeó desde detrás de la valla sin mediar palabra”, ha afirmado. Ambos han señalado al acusado como el agente que propinó el porrazo.

La médico forense que examinó a la víctima ha ratificado que la herida que tenía en la cabeza, que precisó de varias grapas para cerrarse, es “compatible” con el impacto de una porra policial. Según ha detallado la doctora, en la cabeza no hay grasa entre hueso y piel, lo que provoca que “la piel ceda con cualquier impacto”. Y ha dado un detalle importante: para que la herida se hubiera producido por el impacto de los objetos que lanzaban los manifestantes, como insinúa la defensa, la víctima tendría que haberse girado por completo, pues la lesión se produjo en la zona delantera de la cabeza.

El juicio se retomará en las próximas semanas con los testigos de las defensas y los informes finales de las partes, en los que la Fiscalía deberá confirmar si pide la absolución del mosso o rectifica y pide que sea condenado.

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