“Al terminar la carrera de Derecho sabía que no sería abogado, así que fuí a Madrid al examen para entrar en la carrera diplomática, pero ví que perdería la juventud y que no serviría para nada”. Así recordaba, hace solo un mes, Lluís Permanyer sus inicios en el periodismo. El Ministerio de Asuntos Exteriores perdió a un potencial funcionario, pero Barcelona y el periodismo ganaron a uno de sus grandes embajadores. Cronista por excelencia de la capital catalana, Permanyer ha fallecido de un infarto a los 86 años, tal y como ha informado La Vanguardia, el diario en el que ha trabajado durante más de medio siglo. Su último artículo se ha publicado este jueves.
Además de al diario del grupo Godó, el nombre de Permanyer quedará íntimamente relacionado con Barcelona. Con porte elegante, era habitual verle pasear por la Dreta del Eixample, el barrio que lo vio nacer y en el que vivió y del que constató su evolución desde que fuera escaparate de la burguesía tradicional barcelonesa a través de las fachadas de los edificios a nuevo territorio de expats y expulsión de los vecinos de toda la vida.
Permanyer, gran conversador y conocedor de grandes secretos de las bambalinas locales, lo sabía todo de Barcelona. Además de su pasión por la lectura, su curiosidad y su capacidad para hacer las preguntas adecuadas, antes de dedicarse a la crónica municipal conformó una base de datos con miles de fichas tras leer 3.000 libros sobre Barcelona.
Licenciado en Derecho, se dedicó bien pronto al periodismo. Empezó a trabajar en revistas como Destino, donde popularizó el 'Cuestionario Proust' (las mismas preguntas a personajes del mundo de la cultura como Dalí), que le permitía no ponerse “nervioso” ante los entrevistados y escribir textos cortos, además de conocer a buena parte de las celebridades del siglo XX. Amante de la lectura y del arte, conoció y trabó amistad con pintores como Miró.
Una de sus últimas apariciones públicas fue la conversación que mantuvo con el arquitecto y colaborador de elDiario.es Albert Nogueras organizada por el colectivo Arquinfad. En la charla, Permanyer repasó la actualidad municipal barcelonesa, además de recordar anécdotas como su decisiva intervención para que Chillida instalara una de sus esculturas en el parque de la Creueta del Coll con motivo de las Olimpiadas.
Escribió decenas de libros, entre los que destacan 'Sagnier y los modernistas', 'El Passeig de Gràcia. 200 anys d'un espai burgès', 'L'Eixample desaparegut', 'Barcelona nocturna' o 'Vides privades de la Barcelona burgesa'.
También publicó libros sobre arte y grandes figuras culturales, como 'Dalí parlat' o 'Miró: història d'una passió', 'Sagarra, vist pels seus íntims', 'Tàpies i la nova cultura', 'Clavé, escultor', 'Miró. Noranta anys', 'Brossa x Brossa', 'Memòries a partir del relat oral del poeta, Josep Puig i Cadafalch', 'Els Rubió, una nissaga d’intel·lectuals', 'Miró. La vida d’una passió' o 'Antoni Clavé fa memòria'.
Permanyer recibió varios galardones, como el Nacional de Periodismo Cultural del ministerio de Cultura, el Luca de Tena (1969), el Ciutat de Barcelona de periodismo (1987), o el Nacional de Periodisme de Catalunya (2008). Con su muerte, Barcelona, una ciudad que se va desvaneciendo a diario, pierde a su cronista.