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El imputado Germà Gordó abandona JxSí pero se aferra a su escaño en el Parlament como diputado no adscrito

El exconseller de Justicia, Germà Gordó, ahora imputado

Arturo Puente

El hasta ahora diputado de Junts pel Sí, Germà Gordó, ha anunciado este martes que deja de formar parte del grupo mayoritario en el Parlament catalán, tras su imputación en la trama del 3% por el Tribunal Superior de Justicia conocida el pasado viernes. Pese al abandono del grupo y las peticiones públicas de varios de sus excompañeros en Convergència, Gordó no tiene intención de abandonar el acta de diputado que le mantiene aforado.

La situación del diputado dentro de JxSí era insostenible desde el pasado viernes, cuando tras conocerse su imputación se produjo un enfrentamiento abierto entre los sectores de su partido por su continuidad. Después de que el sector renovador, con la actual dirección a la cabeza, se opusieran a la vieja guardia y reclamaran en público la salida de Gordó, diversos actores de la coalición de JxSí, entre ellos ERC como partido, presionaron en el mismo sentido.

Perdidos los apoyos de la mayoría de voces independentistas, el otrora poderoso exconseller de Justicia tenía solo dos opciones: la dimisión de todos sus cargos o la salida del grupo manteniendo el escaño. Tras mantener reuniones con la corriente que controla en el PDECat, la llamada Nova Convergència, Gordó ha optado por la segunda. El imputado ya había anunciado el viernes, en un comunicado conjunto con el PDECat, que dejaba la presidencia de la comisión de Justicia en el Parlament.

En el plano judicial, Gordó se asegura así no perder el aforamiento que mantendrá su pieza judicial en el TSJC, en vez de ser instruida por el juez del Vendrell que lleva el caso del 3%. Pero, en el político, la decisión del exconseller pronostica un enfrentamiento abierto con el PDECat en los próximos meses.

A Gordó se le investigan delitos de tráfico de influencias, prevaricación y malversación de fondos públicos. En el caso que se investiga en el juzgado del Vendrell, al menos dos testigos han señalado al exconseller como la persona que controlaba las mordidas pagadas por la obra pública adjudicada en las instituciones controladas por Convergència.

La trayectoria del ahora diputado no adscrito ha discurrido durante la última década a la sombra de la de Artur Mas. Desde que Mas pasase a controlar el partido en la oposición y hasta su vuelta a la Generalitat, entre 2003 y 2010, Gordó ejerció como gerente del partido y, como tal, máximo responsable de sus finanzas. En el primer Ejecutivo de Mas fue nombrado secretario del Govern, figura de confianza de la presidencia y, desde 2012 hasta 2015, fue conseller de Justicia. Gordó es católico practicante, tiene tres hijos y está casado con la jueza Roser Bach, vocal en el Consejo General del Poder Judicial.

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