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Datos

El independentismo se hunde en los barrios de clase alta pero crece en las zonas pobres de Barcelona

Mapa de Barcelona según el ganador de cada sección censal en las municipales del 26M

Arturo Puente / Raúl Sánchez

El Bon Pastor es un barrio situado al borde del término municipal de Barcelona, en la margen izquierda del río Besòs, zona antiguamente industrial pero ahora muy visitada por estar emplazado allí el centro comercial de La Maquinista. El vecindario es, además, el que menos nivel de renta familiar registró de todo el distrito de Sant Andreu, hasta un 35% por debajo de la media de la ciudad. El Bon Pastor es, además, uno de los barrios en los que el independentismo más subió en las últimas municipales, con 6,7 puntos más respecto a 2015.

Hace cuatro años en el Bon Pastor la suma de los votos a CiU, ERC y la CUP rozó el 21%. En las elecciones del pasado domingo, JxCat quedó casi en la mitad, cayendo del 9 al 5%. La subida de ERC amortiguó toda esa pérdida y dejó la suma del independentismo por encima del 27,5%. Un porcentaje muy bajo si se compara con la media barcelonesa, que situó el independentismo en el 39,5%, pero que representa el doble del voto que sumó CiU y ERC en 2011.



Lo que ha ocurrido en el Bon Pastor con el voto independentista no es una excepción. Ya se percibió el 1 de octubre de 2017, cuando la inesperada movilización del cinturón barcelonés impulsó la participación en el referéndum prohibido. La tendencia se confirmó en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre del mismo año, cuando se registró un despertar del llamado 'voto Rufián' hacia el independentismo en los barrios. Ahora el fenómeno ha vuelto a sacudir Barcelona en las elecciones municipales. El voto independentista está hundiéndose en los barrios ricos, tradicionalmente favorables a CiU, pero está irrumpiendo en las zonas de rentas más bajas gracias al cambio de hegemonía en favor de ERC.



Esto no significa que los barrios más pobres hayan votado independentista, ni mucho menos. En ninguna de estas zonas el independentismo pasa del 30%. Pero el crecimiento que experimentan las opciones secesionistas entre las clases populares están amortiguando el hundimiento que el separatismo sufre, precisamente, en los barrios de las rentas más altas. Las zonas residenciales de la tradicional burguesía catalana han abandonado el nacionalismo que en su día representó el exalcalde Xavier Trias según la formación se adentraba en el secesionismo. 



Los datos son elocuentes. De los 73 barrios que forman Barcelona, los primeros 24 donde más creció el voto independentista están por debajo de la renta media de la ciudad. El récord lo ostenta el Baró del Viver, otra de las zonas más deprimidas del distrito de Sant Andreu, donde la renta media familiar está situada por debajo de los 15.000 euros brutos anuales. Allí el independentismo sube en conjunto 8,7 puntos. Le siguen barrios populares como la Barceloneta (+8 puntos), la zona portuaria de la Marina del Prat Vermell (+8) o los barrios que levantó la migración del final del franquismo en Nou Barris, como la Trinitat Nova (+6,6) o Canyelles (+5,4).

Las élites dan la espalda al independentismo

En los barrios donde la renta duplica la media de la ciudad, los índices independentistas se han hundido en cuatro años. En la segunda zona más exclusiva del distrito de Sarrià-Sant Gervasi, el barrio de las Tres Torres, el apoyo a los partidos que proponen la separación de Catalunya ha caído 15 puntos, quedando en un discreto 36%. Parecido ha pasado en Pedralbes, lugar de residencia de las grandes fortunas de la ciudad, donde el independentismo cae más de 13 puntos.

La razón es fácil de adivinar. En el barrio más rico de la capital el 40% de apoyo que cosechó Trias en 2015 se ha reducido ahora a un ajustado 17% para la fórmula abiertamente independentista de Junts Per Catalunya. La subida de ERC, del 4,5 al 13%, no ha podido salvar un batacazo insólito en tan poco tiempo. De hecho en esta zona, la candidatura de Ciudadanos que encabezó Manuel Valls consiguió doblar a la lista de Elsa Artadi. Tampoco al PSC le fue mal en el barrio del gran empresariado, pues obtuvo allí una crecida de 10 puntos. 

En el gráfico anterior pueden observarse las pronunciadas bajadas de apoyos en los barrios de rentas altas, en los que históricamente Convergència había tenido sus mejores graneros electorales. La candidatura capitaneada por Artadi (JxCat) bajó en todos los barrios, pero los puntos de la izquierda inferior derecha del gráfico, que corresponden a las zonas de rentas que duplican la media de Barcelona, describen una verdadera estampida de votantes de clases alta que rechazan de plano la vía secesionista.

El PSC se recupera en todos los barrios

Si los independentistas pudieron compensar la bajada en unos barrios con el crecimiento en otras, fueron los socialistas quienes mejor irrumpieron de forma transversal en todas las zonas, con crecimientos de entre 7 y 15 puntos tanto en las más ricas como en las más humildes. El PSC firmó su récord de aumento, de hecho, en el barrio de Ciutat Meridiana (+15 puntos), el vecindario que tiene la renta más baja de toda Barcelona.

Tal y como ocurrió en la mayoría de ciudades del cinturón rojo del área metropolitana, el PSC fue capaz de recuperar en estas municipales su dominio en los barrios trabajadores del norte y este de Barcelona, que en buena parte había perdido en las últimas citas electorales a partir de 2011. El resurgimiento del PSOE de Pedro Sánchez y los buenos resultados del PSC en las generales catapultaron la candidatura de Jaume Collboni en el ayuntamiento de la capital. En el conjunto del distrito de Nou Barris, el único que ganaron, el voto socialista creció casi 12 puntos en conjunto.

Pero también en los barrios de rentas muy altas el apoyo al PSC creció. En Pedralbes, las Tres Torres, Sarrià, Sant Gervasi-Galvany o la Bonanova, todas ellas zonas altas que duplican la renta media, los socialistas se auparon por encima de los 8 puntos respecto a los resultados de las municipales en 2015. Por contra, las zonas en las que el PSC creció por debajo de la media son los vecindarios de rentas medias o medias-altas, donde el independentismo es fuerte y los 'comuns' mantuvieron bien sus resultados. Son lugares como Gràcia, la Salut, la Clota o la Barceloneta.

Los 'comuns' se estrellan en sus barrios talismán

Si ERC y PSC crecen en los barrios de rentas más bajas, aquellos que le dieron a Colau la inesperada victoria de 2015, la opción de Barcelona en Comú solo puede registrar bajadas en estas zonas. Aprisionados por dos formaciones en auge, los 'comuns' bajan en sus zonas talismán. La “hija del Guinardó”, tal como denominan a la alcaldesa en su formación, pierde su barrio por la mínima ante una ERC que consigue comerse a la antigua CiU. El PSC también hace un importante agujero en la zona, con una subida de 7 puntos.

La pérdida de votos de los 'comuns' guarda una correlación muy alta con las rentas más bajas, que son la zonas que mejor se le dan al PSC pero, también, aquellas en las que ERC está consiguiendo hacerse un hueco. En los barrios más pobres de Nou Barris como Ciutat Meridiana, Vallbona, Torre Baró firman pérdidas por encima de los 15 puntos. En el Baró del Viver y el Bon Pastor, nuevos vecindarios talismán para el independentismo, los de Colau se dejan 14 y 13 puntos respectivamente. 

Si bien las bajadas más pronunciadas se encuentran en los barrios entre el 40 y el 80 de renta, Colau tampoco resiste en las zonas medias. El Clot, La Sagrera o La Vall d'Hebrón son barrios que se sitúan en torno a los ingresos medios de la ciudad en los que Colau cae hasta cinco y seis puntos. Son sobre todo en estas zonas donde ERC consigue hacer más daño a la candidatura de la alcaldesa, ganando por primera vez en barrios como el Coll, Horta o el Camp de l'Arpa.

En cambio, a partir de los barrios con rentas que se sitúan por encima del 110% de la media, Colau consigue mantener la mayoría de los votos obtenidos en 2015. En todo el distrito del Eixample se deja poco más de un punto, también en el barrio de Les Corts, o en zonas como Vallcarca y el Putxet. En los barrios de rentas muy altas, donde los votos a BComú son mucho más bajos que la media, la formación se mantiene igual que en 2015.

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