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ANÁLISIS

Madí, Vendrell y Soler, los estrategas en la sombra de la sala de máquinas del independentismo

De izquierda a derecha: Oriol Soler, David Madí y Xavier Vendrell

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Es imposible que cualquier periodista que acumule unos cuantos trienios dedicado a la información política en Catalunya no haya conocido a Xavier Vendrell y David Madí. Desde polos ideológicos antepuestos, Vendrell, en la izquierda, y Madí, en la derecha (aunque él se define como liberal), ambos son nombres sin los que es difícil entender el ecosistema político catalán. Vendrell (Sant Joan Despí, 1966) es ahora un empresario pero antes fue un joven militante de Terra Lliure, una organización terrorista nacida en la transición y que abogaba por un independentismo basado en el marxismo. Él fue de los que la encauzó por la vía pacífica y convenció a muchos de sus integrantes de que no había que seguir los pasos del secesionismo vasco. Si en Catalunya no hubo una ETA es porque él y otros pelearon para que su lucha no incluyese más asesinatos ni bombas. No todos lo veían así aunque como algunos confiesan tiempo después, el atentado de Hipercor acabó de abrir los ojos a más de uno.  

Vendrell, como otros de sus compañeros, ingresó a principios de los 90 en ERC. Nunca fue su líder pero en las dos décadas que desempeñó tanto cargos orgánicos como institucionales mandó y mandó mucho. Seis años después de entrar ya se convirtió en el secretario de organización y finanzas. Poco después, en 1999 fue elegido diputado en el Parlament y ocupó un escaño hasta el año 2010. En una de las decisiones más complicadas para ERC, tuvo claro que los republicanos debían romper con la hegemonía pujolista y apostar por la configuración de un tripartito de izquierdas. Lo consiguió y se convirtió en conseller de Governació tras la remodelación del Ejecutivo de Pasqual Maragall. Estuvo un año y su elección vino precedida de la polémica que provocó su decisión de enviar cartas a los militantes de ERC que trabajaban en la Generalitat pidiendo una cuota para el partido, bajo la amenaza de perder su empleo.

Ya fuera del Govern empezó su trayectoria empresarial, vinculada al sector biomédico y funda una consultoría con sede en Barcelona y Bogotá. Sin cargos políticos, Vendrell nunca ha dejado la política. Respetado por la militancia de ERC y por sus dirigentes, se acabó recurriendo a él para que ayudase en la logística del referéndum. Nunca lo ha reconocido en público. Tampoco lo niega. Junto a otros exdirigentes políticos diseñan el Estado Mayor, el órgano paragubernamental que acabó fijando buena parte de la estrategia que permitió que el 1-O hubiese papeletas y urnas. Es en ese sanedrín donde estaba también David Madí, otro nombre fundamental para comprender la historia más reciente de Catalunya.

Vendrell y Madí son estilos casi antagónicos. El primero es más rudo en las formas y menos dado a exhibir gustos caros. El segundo procede de una de las familias de la burguesía catalana. Su abuelo fue empresario, mecenas y fabricante del conocido masaje facial Floïd. Madí (Barcelona, 1971) estudió en el Liceo Francés y en la universidad se integró en el FNEC, el sindicato nacionalista estudiantil. Con 22 años ya militaba en Convergència y con solo 25 fue nombrado como jefe de gabinete de Artur Mas cuando este era conseller de Economía.

Mas y Madí se convirtieron en un tándem y tras pasar por la dirección de la Oficina del Portavoz del Govern, Madí fue designado secretario de Comunicación del último Ejecutivo de Jordi Pujol. Era una época en la que dos políticos, Madi, y el socialista José Zaragoza, hoy diputado en el Congreso y entonces al frente de la maquinaria del PSC, acumulaban un poder y una capacidad de influencia que asustaba. A ambos les gustaban las encuestas pero en el caso del convergente se acabaron convirtiendo en un problema hasta el punto que provocaron su destitución.

Acusado de manipular unos sondeos y aunque él siempre lo ha negado, la polémica le acabó costando el cargo. Era el año 2003, se refugió en el partido y allí asumió la estrategia de comunicación. El llamado ‘pinyol’ de Mas, un núcleo reducido de dirigentes en los que estaban también Francesc Homs y Oriol Pujol asumieron el poder. Él se convirtió en el jefe de las sucesivas campañas del entonces líder de CDC y tras lo que el propio Mas definió como la travesía del desierto, logró alcanzar la presidencia. Su amigo y estratega dio por concluida su labor y se pasó al sector privado.

Madí, al igual que Vendrell, siguió teniendo una gran agenda e influencia. Eso le sirvió para impulsar diversas empresas, dedicarse también a la consultoría y a asesorar a grandes compañías, entre ellas, Deloitte. Estuvo también a sueldo de Telefónica y fue nombrado presidente del consejo asesor de Endesa en Catalunya hasta que en el 2017, en pleno auge del procés, la empresa optó por que no siguiese en el cargo. Diez años antes había publicado el libro ‘A democràcia freda’, en cuya portada aparece caracterizado el general George Patton y en sus páginas se confesaba “un vicioso de la política”. Ese vicio fue el que le llevó también a implicarse en los preparativos del referéndum. Cómo Vendrell, no lo reconoce públicamente pero tampoco lo niega. 

Oriol Soler (Ripollet, 1969) es presidente del grupo editorial SOM y a menudo se le ha señalado como el cerebro comunicativo del 1-O. Ha reconocido públicamente que ejerció “tareas de creación de relato” y su nombre saltó a muchas portadas por la imagen de la reunión que mantuvo con Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres. Él explicó que una de sus empresas tiene sede en la capital inglesa y aprovechó la visita para verse con Assange. No esconde su proximidad a los partidos independentistas, en especial a ERC, pero nunca ha ocupado cargos orgánicos ni en ninguna institución. 

Pese a dedicarse a la comunicación, Soler es poco dado a conceder entrevistas y prefiere moverse en la tramoya. Se define como una persona de izquierdas y es de los que defiende que el independentismo tiene que ampliar su base y ganar apoyos antes de volver a plantear nuevos envites. Como Madí y Vendrell acumula mucha información y más influencia que muchos políticos en activo. Los tres han sido detenidos este miércoles a primera hora en una operación policial que ha causado sorpresa y no solo en los círculos independentistas.

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